Nueva York es una ciudad que destaca, entre tantísimos motivos, por sus icónicos rascacielos, sello distintivo de su paisaje. Sin embargo, este podría cambiar dentro de unos años dado que un nuevo estudio reveló que la zona se hunde de forma acelerada precisamente a causa de sus pesados edificios, un total de 1.084.954. Si bien la baja anual es mínima, en el futuro podría representar un gran problema, porque vuelve a la Gran Manzana más vulnerable a los desastres naturales.
El estudio fue liderado por Tom Parsons, del Servicio Geológico de los Estados Unidos y otros expertos, quienes advirtieron que, a medidaque se construyan más edificaciones de gran altura en entornos costeros, fluviales o por lagos, más grave será la situación: “La combinación de la densificación de la construcción y el aumento del nivel del mar implican un aumento del peligro de inundación”, describe el documento en sus conclusiones.
Al parecer, la metrópoli se hunde a un ritmo de uno o dos milímetros por año: “El aumento proyectado del nivel del mar representa una clara amenaza para las ciudades costeras, con un incremento esperado de 20 a 60 centímetros para 2050 en todo el mundo”. En el caso de Nueva York, este es tres o cuatro veces más que en el resto del planeta.
En términos generales, eso significa que en el futuro la ciudad podría ser impactada por huracanes de alta intensidad más frecuentes (porque el mar estará más cerca). A su vez, hay zonas que están más en riesgo que otras por diferentes factores, como el material con el que están fabricados sus rascacielos, el nivel del mar y la estructura de drenaje. Según el estudio, son Lower Manhattan, Brooklyn y Queens. “La combinación de hundimiento tectónico y antropogénico, el aumento del nivel del mar y el incremento de la intensidad de los huracanes implican un problema acelerado a lo largo de las áreas costeras y ribereñas. La exposición repetida de los cimientos de los edificios al agua salada podría corroer el acero de refuerzo y debilitar químicamente el concreto, lo que provoca el debilitamiento estructural”.
Daños viejos, un problema en Nueva York
De acuerdo con los especialistas, si la llegada de huracanes más fuertes ya era gran probabilidad después de Sandy, en 2012, en la actualidad esto es un hecho, porque al hundimiento se le sumaría que “el 90% de las 67.400 estructuras en las áreas ampliadas de riesgo de inundación posteriores al huracán no se han construido para estándares de llanuras aluviales”. En consecuencia, Nueva York ocupa el tercer lugar en el mundo en términos de futuros activos expuestos a inundaciones costeras.
Por otro lado, el aumento de la población también podría ser un factor importante: “Es probable que el aumento de la urbanización exacerbe el hundimiento por la extracción de aguas subterráneas y/o la densidad de la construcción, lo cual, combinado con el aumento acelerado del nivel del mar, implica un peligro de inundación creciente en las ciudades costeras”. Tanto Parsons como su equipo de expertos instaron a tomar medidas rápidas y a tener en cuenta estrategias de mitigación contra las inundaciones en las urbes costeras, no solo en Nueva York, sino en todo el mundo.
Fuente: La Nación