Martín Caparrós propuso «ñamericano», un nombre que escapa a su imposición bajo «sangre» y «cruces», y que refunda la dificultad de nombrar nuestra lengua -a veces español, otras castellano-.
El cronista, único invitado argentino, participó de la segunda jornada del Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebra en Cádiz en la actividad «El español, lengua común. Mestizaje e interculturalidad en la comunidad hispanohablante», moderada por la escritora y académica Carme Riera y con la participación de Juan Villoro, Alonso Cueto y Ángel López García.
A propósito del título de la mesa, Caparrós, el primero en iniciar su presentación, se preguntó con cierta ironía «¿Una lengua común?» y planteó: «Me interesa preguntar si la lengua común, la que nos comunica, la que crea esta comunidad que aquí nos junta es realmente el español».
Se refirió entonces a la palabra «español» y señaló que hay que «hay nombres que no nombran del todo porque pueden nombrar cosas tan distintas que terminan por no nombrar nada. Nombres que son materia de debates, debates sin materia, nombres que son malentendidos». Para Caparrós, «la palabra español suele ser uno de ellos».
Y sostuvo que «quizá llegó la hora de buscarle un nombre para esa lengua que no sea la de un imperio que la impuso a sangre y cruces, un nombre común si se puede pero que no sea el nombre de uno o de otro». Ese podría ser, según el autor, «ñamericano», dado que «la ñ es estandarte de nuestro idioma, modifica la noción de americano para volverla nuestra». En su propuesta, la palabra no viene atada a su reino, como el caso del castellano o del español.
«Ñamericano es sólo una opción, seguro que puede haber mejores. No pretendo que la encontremos ahora, lo que sí me gustaría es que nos pongamos de acuerdo sobre la necesidad de buscarla y así, algún día, sabremos qué idioma hablamos, cómo se llama nuestra lengua» dijo.
Al término «ñamericano» Caparrós lo viene usando hace tiempo; incluso en 2021 publicó un volumen de crónicas al que llamó «Ñamérica», una palabra que inventó a partir de tomar ese «estandarte» que es la ñ. «Pensé que poner esa letra en el nombre les daba algo de esa identidad», explicó a Télam en una entrevista a propósito de la publicación de ese volumen de crónicas.
Por otro lado, se refirió a los funcionarios que se «jactan» del crecimiento del castellano en Estados Unidos y señaló: «Yo si fuera ellos, lo callaría, intentaría disimularlo. La inmensa mayoría de esos millones son inmigrantes e hijos de inmigrantes, personas que se fueron al Norte porque sus países no eran capaces de sostenerlos, se escaparon de la violencia o la pobreza de sus lugares naturales. El crecimiento del castellano en Estados Unidos es una medida del fracaso latinoamericano».