Conques (en occitano, Concas) es una antigua comuna francesa situada en el departamento de Aveyron en los Pirineos Medios, en la region Occitana y que desde el 1er de enero de 2016 es delegada de la nueva comuna de Conques-en-Rouergue.
Durante todo el Medioevo, Conques fue un importante santuario donde eran veneradas las reliquias del craneo de Sainte Foy. Es célebre gracias a su iglesia abacial cuya arquitectura y las esculturas del portal son notables, y especialmentela estatua de oro de Sainte Foy.
Desde el siglo XX fue declarada «etapa mayor» en el camino de Santiago de Compostela (Via Podiensis) porque está ubicada en el último Libro del Codex Calixtinus casi desconocido hasta su edición en latin en 1882. La mayor parte de los peregrinos tenian por costumbre, entre los siglos XI y XIII, de pasar por el pueblo de Conques, en donde Carlomagno, en otro tiempo, había fundado un monasterio benedictino.
Esos peregrinos hacían una prueba de generosidad y, a partir de mediados del siglo XI, decidieron edificar una iglesia basada en el modelo de las iglesias de Toulouse y de Compostela. Los trabajos se terminaron hacia el 1200. El edificio fue en gran parte destruido por los hugonotes en 1561 y su restauracion fue reanudada en el siglo XIX por los esfuerzos del escritor Prosper Mérimée.
A pesar que el sitio de Conques fue arruinado durante las guerras de Religión, escapó a las grandes devastaciones.
Es así que el tesoro de la iglesia que reúne una de las mas bellas colecciones de la orfebrería francesa que va entre los siglos IX y XVI fue conservado.
La obra mas destacada de la abacial es la estatua de Sainte Foy, que murió, martir a los 12 años. La estatua fue seguramente realizada en los talleres de Conques en el siglo X. Está tallada en madera, recubierta de oro, perlas, piedras preciosas y esmaltada. La joven santa, sentada en un trono, los pies apoyando sobre un banco, tiende sus manos a los fieles.
En el pecho se disimula un relicario. Desde el siglo X es de uso común en el sur de Francia de conservar las reliquias en las estatuas. La escultura, sin embargo, no se parece a la chica que, afirman, salia del monasterio a caballo junto a algunos monjes que tocaban música. De la estatua se desprende una impresión de superioridad divina.
El tímpano occidental de la iglesia, de estilo románico auvernés, es igualmente excepcional. Representa el juicio final: Abraham conduce a los elegidos hacia los cielos de Jerusalén, con ángeles agitando banderillas en las cuales están escritas las virtudes cristianas; cerca de Jesus y de María tomaron su lugar algunos abades y los fundadores de la iglesia, desde Carlomagno hasta el más simple peregrino.
Ese tímpano fue esculpido en la primera mitad del siglo XII y deja aparecer todavía algunos colores muy antiguos.