El año entrante se cumplen 130 años del primer campeonato oficial de fútbol celebrado en el país y el Museo Histórico Nacional (Defensa 1600,CABA) aprovecha la ocasión para reunir objetos de un valor incalculable que cuentan la historia de este deporte que convoca multitudes desde sus inicios amateurs hasta hoy.
La exposición se encuadra dentro del proyecto de la institución de trabajar «temas más contemporáneos que combinen con la riqueza del museo del siglo XIX colonial» y que, a su vez, «atraigan nuevos públicos», según cuenta el historiador y director del museo, Gabriel Di Meglio.
Para poner en marcha la iniciativa, se convocó a Daniel Sazbón, historiador de fútbol y a Ayelén Pujol, historiadora del fútbol femenino, quienes -junto a un gran equipo curatorial que recolectó los objetos que pertenecen a clubes, periodistas, jugadores y coleccionistas- armaron pieza por pieza «Pasión de multitudes».
El itinerario empieza con el surgimiento del fútbol criollo en el país, el 20 de junio de 1867, cuando la pelota rodó en el barrio porteño de Palermo, donde actualmente se encuentra el Planetario. El objeto de esta época que se destaca es una camiseta usada en 1901 por los jugadores del club Alumni, un equipo de la Ciudad de Buenos Aires que participó de las ligas desde los comienzos de esta práctica.
La muestra recorre década por década a partir de las camisetas de los diferentes equipos del país. Algunas, las más antiguas, se ubican en vitrinas y las más recientes en un nivel más alto. En este punto, el público puede apreciar las remeras que corresponden a la Máquina de River, el Racing de José, los Matadores de San Lorenzo, el Independiente multicampeón de América, Estudiantes con Zubeldía como técnico, el Ferro de Griguol, el Newell’s de Bielsa y el Boca de Bianchi, entre muchos otros equipos.
«Fue muy difícil elegir cuáles sí y cuáles no porque hay millones de equipos en Argentina», cuenta Di Meglio sobre el proceso de selección. En el centro de esta sala, reluce la Copa Campeonato que desde 1980 ya no se le otorga físicamente a los clubes pero se entrega simbólicamente a través de la colocación de una insignia de chapa. Este sector también incluye los botines de Roberto Cherro y de Bernabé Ferreyra.
El fútbol femenino también pisa fuerte en esta muestra. Las imágenes que aparecen son las del primer partido en 1913 que se jugó en la ciudad de Rosario. Luego, en 1991 se realizó el primer Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División A pero no fue hasta el 2019 que se concretó su profesionalización.
Las camisetas de Betty García, una pionera del fútbol femenino que participó de la Copa Mundial Femenina de Fútbol de 1971, se exponen en dos vitrinas. Una pertenece a la que García vistió en el Mundial México 71 y otra en Racing Club en 1978.
En uno de los pasillos, una vitrina resguarda algunos objetos que pertenecieron a los técnicos más emblemáticos de la historia del deporte como la videocasetera de Carlos Salvador Bilardo, una corbata de Marcelo Gallardo, y otra del entrenador más ganador de la Primera División de Argentina, Carlos Bianchi.
Una vez que el público abandona esta sala, ingresa en otra pintada del mismo azul que la camiseta de la Selección Argentina del ’78 decorada con estrellas, planetas, naves espaciales pequeñas y lunas. Se trata del espacio dedicado al «barrilete cósmico», Diego Armando Maradona. A un lado, se despliegan las camisetas que usó el ídolo popular: la roja de Argentinos Juniors del ’76, la de Boca Juniors del ’81, la correspondiente a Newell’s Old Boys de Rosario y la de Boca del ’95, junto a las que vistió en la Selección Argentina.
En la otra pared de la sala, un mural del artista plástico Santiago Spigariol (más conocido como San Spiga), quien desarrolla su obra gráfica en formato de pósters y arte urbano en distintos soportes como cárceles, barrios y centros educativos, deja a los visitantes boquiabiertos. La obra enseña imágenes del futbolista besando la camiseta, del famoso video en el que él expresa su sueño de «jugar el Mundial» y otras de adulto en la cancha, con las piernas fibrosas que lo caracterizaban y su habilidad para controlar la pelota.
El artista también participó de la sala dirigida a la Selección Argentina donde plasmó la icónica imagen de Maradona con el brazo extendido y la pelota en la mano muy cerca de un póster de Lionel Messi festejando un gol, en alusión al traspaso de la número diez.
«Pasión de multitudes» sorprende por incluir hasta el hito futbolero más reciente: Argentina coronándose campeona de la Copa del Mundo el 18 de diciembre en Qatar. Entre las imágenes de las jugadas más distintivas, aparece la espectacular atajada de Emiliano Martínez, «el Dibu», que evitó que Francia anotara el cuarto gol en la final.
También, se destacan las camisetas de Messi en el Mundial del 2014 y otra de Lautaro Martínez en la Copa América 2021 que dialogan con el vestuario de sus predecesores como Cesáreo Onzari, quien anotó un gol olímpico en 1924, la camiseta de Mario Alberto Kempes del Mundial 1978; el buzo de la selección que usó el «Pato» Ubaldo Fillol y las camisetas del «Tata» José Luis Brown y Héctor Enrique cuando se consagraron campeones mundiales en 1986.
El vestuario está acompañado por pelotas de tiento de 1890 y otras de diversas épocas: la que rodó en el Monumental en el ’78 y la del Estadio Azteca en el Mundial del ´86.
El espacio que recorre la historia de la Selección Argentina desemboca en un pedestal donde se ubica la Copa Mundial del ’86, el trofeo de 6 kilogramos más anhelado por los futbolistas profesionales, acompañado por medallas. Detrás de este tesoro, están los posters de tres campeones argentinos: Daniel Passarella, Maradona y Messi.
«La historia del fútbol argentino es inabarcable», reflexiona el director del Museo Histórico Nacional pero la institución se acerca a abarcarlo todo cuando ofrece una sala en el subsuelo para que espectadores y espectadoras indaguen en las articulaciones del deporte con la política, la prensa y la cultura popular.
«El día que fue el golpe del ’76, todo se prohibió salvo la transmisión de un partido en el que jugaba Argentina con Polonia», relata Di Meglio mientras señala un vaso que regaló la selección polaca a la selección argentina. Otro recuerdo que actualiza la muestra a través de imágenes en blanco y negro y camisetas es la tarde en que los hinchas de Chicago fueron presos por cantar la marcha peronista. Al ser liberados, en un partido contra Atlanta en Villa Crespo, repitieron la entonación. Cuando de regreso al barrio pasaron por una comisaría, la barra cantó «Arroz con leche, me quiero casar, con una señorita de San Nicolás» frente a la rígida mirada de los policías.
Un puesto de diarios color verde con la expresión «Con el diario del lunes» exhibe las revistas y periódicos que inmortalizan distintos momentos de los clubes del país. También hay trípodes, radios y cámaras antiguas que se ubican en el salón como mediadores entre los eventos deportivos y los apasionados del fútbol. Además, se recuperan algunas frases espontáneas de los relatores: «¿Lo digo o no lo digo…? Ma sí, lo digo: ¡Partido liquidado!» o «¿Eso es penal o estoy crazy Macaya?».
La lista de reliquias que están presentes en «Pasión de multitudes» es exhaustiva y se supera a sí misma a medida que avanza el recorrido. La muestra realiza un homenaje a los hinchas a través de la colocación del primer bombo que usó la hinchada del Club Atlético de Belgrano para alentar a su equipo y también de pilusos, prodes, figuritas, banderines y carnets de socios vitalicios.
Al finalizar el itinerario, el público se encuentra con elementos de los estadios: está el sillón donde Maradona se sentó cuando era director técnico en Gimnasia, el imponente reloj tablero del Monumental, que fue restaurado exclusivamente para la ocasión, y las butacas del palco del Mundial ’78 y cierra una experiencia que demuestra que el futbol es mucho más que un deporte.
Fuente: Leila Torres, Télam.