Sabrosa y de alto valor nutricional. La quinoa es una semilla ancestral que proviene de la región andina y que en la última década, frente a la creciente demanda de alimentos saludables, se popularizó y forma parte de la alimentación cotidiana de otras regiones del planeta. Fue uno de los alimentos básicos de los antiguos Incas que la llamaban “la madre de los granos”. Hoy es idolatrada por sus fans debido a sus propiedades excepcionales.
Los argentinos no se quedan atrás en esta tendencia de la nutrición consciente y están cada vez más pendientes de su cuidado personal, físico y mental. Precisamente en los alimentos encontraron una vía para mantenerse saludables y prevenir enfermedades. No es casualidad que se inclinen por volver a alimentarse como lo hacían sus bisabuelos a base de productos naturales, fuente de innumerables nutrientes.
“Todo lo que venga de la tierra, es decir, que no contenga conservantes ni sea industrializado, aportará mayor cantidad de beneficios. En la antigüedad se comía lo que se cosechaba y al no contener aditivos ni existir procesos que alterasen el alimento, se protegía la salud”, dice Marcos Apud, Wellness Coach.
En este sentido la quinoa no es la excepción. Un producto que suma cada vez más adeptos y que de a poco se fue ganando un lugar en la cocina local e internacional debido a sus múltiples beneficios para la salud. Estela Mazzei, licenciada en Nutrición (M.P. 6371), destaca las ventajas de que es libre de gluten, ideal para los celíacos y apto para diabéticos ya que tiene un índice glucémico bajo.
A su vez, la recomienda a los deportistas: “Aporta energía proveniente de los macronutrientes, que hace que mejoren su rendimiento y resistencia y al ser fuente de proteínas, mantiene saludables los músculos”, enfatiza la nutricionista.
En paralelo, detalla que al ser rica en fibra, colabora con el correcto funcionamiento del sistema digestivo y ayuda a procesar de manera eficaz los alimentos. Por otro lado, protege el sistema cardiovascular porque “reduce el nivel de colesterol malo (LDL) en sangre”.
Entre sus mayores virtudes figura la reparación de tejidos: “La quinoa tiene los nueve aminoácidos esenciales, es decir, aquellos que el cuerpo no puede producir por su cuenta y que se encargan de formar y restaurar las estructuras celulares de los músculos, la piel, las hormonas y las enzimas para que el metabolismo funcione de manera correcta”, señala la especialista.
En esta línea Silvina Tasat, licenciada en Nutrición y vocal titular de la Asociación Argentina de Nutrición (M.N. 1495), comenta que es una buena opción “para los que llevan una dieta vegetariana o vegana porque pueden incorporar las proteínas completas como si fuera una carne”.
Además, se trata de un producto noble para cocinar: se puede combinar en platos fríos, calientes, utilizar como acompañamiento e incluso como ingrediente de recetas dulces.
Los fieles seguidores de un estilo de vida saludable no tardaron en incorporarla a sus planes de alimentación diaria y una de ellas, la reconocida actriz de cine Gwyneth Paltrow, la recomienda en su libro The Clean Plate: Eat, Reset, Heal (El Plato limpio: comer, resetear y sanar), donde comparte con el público algunos de sus hábitos y tips de cocina. Allí cuenta y da el paso a paso de preparaciones donde incluye a la quinoa. Uno de los ejemplos es una ensalada que la combina con un mix de verduras cocidas y pollo saltado.
Volver al origen
La quinoa es un pseudocereal de grano entero. Según Mazzei, esta característica se debe a que “tiene propiedades similares a las de los cereales -trigo, avena, cebada, centeno y arroz- pero en realidad proviene de una planta distinta”.
Hoy se la considera como un “superalimento”, clave para la seguridad alimentaria por su valor nutricional. “Es rica en macronutrientes, entendidos como la fuente principal de energía entre los que se destacan los hidratos de carbono compuestos por fibras que regulan el funcionamiento digestivo, proteínas que le dan estructura a los músculos y grasas poliinsaturadas Omega 3 que colaboran con el buen funcionamiento del metabolismo”, señala Mazzei.
Asimismo contiene minerales tales como el calcio, que provee estructura ósea y dentaria, hierro, que colabora en el transporte de oxígeno y fortalece el sistema inmune, magnesio, que regula el sistema nervioso y los niveles de azúcar en sangre, fósforo, que interviene en las contracciones musculares y las señalizaciones nerviosas, potasio, clave para la función cardíaca y zinc, que forma parte de la reparación celular.
Posee también vitaminas del grupo B, fundamentales para una mayor energía.
Por otra parte, a la hora de cocinarla es necesario tener en cuenta ciertas precauciones: “Hay que lavarla con abundante agua, sobre un colador fino porque tiene una sustancia que se llama saponina que produce la planta como una protección natural para no ser atacada por insectos”, detalla Tasat, y sugiere repetir el lavado aproximadamente siete veces o “hasta que deja de salir una espuma blanca”. Por el contrario, si no se lava “los nutrientes no se absorberán”, destaca Mazzei.
Con respecto a las cantidades, las especialistas consultadas detallan que no hay una porción estipulada ya que depende del requerimiento energético de cada persona y de su estilo de vida.
En retrospectiva
La quinoa proviene de una planta andina llamada “Chenopodium”, nativa de la zona del lago Titicaca que se extiende a lo largo de la frontera cordillerana entre Perú y Bolivia.
Hallazgos arqueológicos estiman que data aproximadamente del año 3.000 y 5.000 antes de Cristo y se calcula que su cultivo llegó a Chile y a la Argentina hace unos 2000 años, particularmente a las provincias del noroeste, Jujuy y Salta donde es un sello en su gastronomía.
Con la llegada de los españoles al territorio sudamericano, los colonizadores se apropiaron de este grano y rápidamente lo distribuyeron fuera de él introduciéndolo en Europa y Asia.
En la actualidad este alimento es furor porque “la gente empezó a tomar consciencia de los efectos nocivos que producen los ultraprocesados”, comenta Mazzei y remata: “en este fervor de aprender a alimentarse de manera nutritiva en pos de cuidar la salud y prevenir enfermedades crónicas, las semillas son las aliadas perfectas”.
Su relevancia es tal que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró a 2013 como el “Año Internacional de la Quinoa” con la intención de difundir sus cualidades y fomentar cada vez más su consumo.
Fuente: Melanie Shulman, La Nación