Pasó hace apenas unos meses. El frío de agosto fue la contracara de la temperatura que subía en las ticketeras digitales dedicadas a la venta de entradas para espectáculos musicales. Sacando cuentas nos dimos cuenta de que se agotaban los tickets para los conciertos en cualquier espacio porteño y para lo que restaba del año había programado al menos un show por día en salas de más de tres mil personas y en estadios para cincuenta mil. Sacando cuentas llamamos a especialistas para poder analizar juntos el hecho de que 2022 fuera el gran año de la música en vivo.
Nos pasamos (los periodistas) medio año analizando este fenómeno mientras los artistas no dejaban de agregar funciones para los shows que tenían agendados. Repetían conciertos los que se movían en el indie, repetía Duki, la estrella del trap argento, que llegó a programar cuatro shows en Vélez, envalentonado por esa tendencia imparable que fue la demanda de entradas para conciertos. Por supuesto que la cucarda se la quedó Coldplay por las diez funciones que dio en la cancha de River, batiendo sus propios récords y superando a todas las estrellas de la música que habían pasado antes por el estadio mundialista. Además, hubo una reunión cumbre (al menos para el público argentino) que fue la de la banda británica con los exSoda Stereo Charly Alberti y Zeta Bossio, dentro de esa gran saga de conciertos porteños.
¿Qué nos dijeron los especialistas? Hablamos con analistas, productores, gerenciadores y mánagers. Si bien se podía pensar que la inflación hizo que no tuviera sentido llegar a fin de mes con dinero en los bolsillos, la gran demanda de tickets también se vio en otros países librados de procesos inflacionarios; por lo tanto, convenía buscar por otro lado que no fuera la realidad económica.
“Venimos de dos años de restricciones, creo que son varias las claves y muchas son consecuencia de la pandemia. Al momento de tomar la decisión de comprar una entrada para un recital se sumó una circunstancia que antes no estaba sobre la mesa: la probabilidad de que ese encuentro no fuera posible, lo que revalorizó cada cita presencial entre artistas y público. A eso se suman las ganas de recuperar el tiempo perdido. Hay una necesidad de reencontrarse, de salir, de disfrutar de lo que nos gusta, de no posponer y una sensación de que tenemos que vivir y disfrutar hoy porque no sabemos qué puede pasar mañana”, explicó Fernando Lang, director comercial del Movistar Arena.
El especialista en consumo Guillermo Oliveto describió el comienzo de la pandemia como un punto de viralidad, no de nueva normalidad. Sobre eso se construyó una hipótesis: “El ser humano desea lo que escasea. Aparecen tres deseos básicos: bienestar, individualidad y lo gregario. Nos importa tener una identidad propia y pasarla bien. Nos volvíamos otra especie o recuperábamos esto. Y creo que, en lo estructural, está sucediendo eso. Luego aparece lo particular de la coyuntura económica. La pandemia fue algo humano, trasversal, global y sincrónico. La salida es similar en todos lados. Porque trasciende culturas e idiomas. Ahora, a lo que ves lo llamaría pulsión de vida, así como José Eduardo Abadi llamó al encierro pulsión de muerte. Lo que se ve en los recitales es pulsión de vida. Reconectar con lo que nos hacía sentir bien”, nos explicó.
Mientras tanto, en las plataformas digitales de música las reproducciones se contaron por millones. Fueron un show aparte. El regreso de Paulo Londra –luego de estar fuera de la liga de los exitosos por problemas contractuales– fue realmente con gloria. Por otro lado, en 2022 se profundizó una tendencia que comenzó el último año: la expansión de cantantes argentinos en el exterior. La avanzada de la música urbana, que había logrado algunos hitos (Nicki Nicole cantó en el late night de Jimmy Fallon a principios de 2021), logró profundizar esa expansión con nuevas colaboraciones y sobre, todo, giras por los Estados Unidos o España.
Si hubiera que ponerle nombre propio a esta tendencia, el de Bizarrap es el que mejor le queda. Fue el artista argentino que llegó al tope del ranking semanal global de Spotify y allí se mantuvo durante un par de meses, gracias al tema “QUEVEDO || BZRP Music Sessions #52, que grabó con el trapero español dentro de su serie de sesiones. Esta plataforma, con sus números, mostró que Bad Bunny, Emilia y María Becerra fueron los más elegidos por el público argentino. Además, es justo decir que Bad Bunny se ha impuesto en todo el mundo gracias a los temas de su último disco, Un verano sin ti, y que la norteamericana Taylor Swift hizo colapsar Spotify ubicando las canciones de su último disco, Midnights, en los diez primeros puestos del top ten de Spotify y de Billboard. El Biza también tuvo sus récords y eso le sirvió de base para salir de gira por España y hacer apariciones rutilantes en los Estados Unidos.
Más allá del la evaluación artística que cada lector pueda hacer, es saludable el recambio de nombres. Que aparezcan nuevas voces con algo para decir. Porque si bien es cierto que hay artistas que siguen saludables y vigentes (este año Caetano Veloso y Gilberto Gil cumplieron 80 años) hay algunos como Joan Manuel Serrat, José Luis Perales y el grupo Kiss que decidieron bajarse definitivamente de los escenarios y otros que partieron en 2022. Rockeros fundacionales (Jerry Lee Lewis) y finiseculares (Taylor Hawkins), tangueros de ley (Atilio Stampone), referentes de la trova cubana (Pablo Milanés), una diosa del Brasil (Gal Costa) y una diva del disco y la pantalla grande (Olivia Newton-John). Una figura del rock argento de los 80 (Marciano Cantero) y un histórico del flamenco (Manolo Sanlúcar). También partieron el ex baterista de Yes, Alan White; la cantante María José Cantilo, el pianista clásico Miguel Angel Estrella, el cantante grunge Mark Lanegan, la cantante brasileña Elsa Soares y el baterista Martín Carrizo.
Por eso es necesaria la renovación. Y para esto siempre hay que estar atentos a lo que vendrá. Lo ideal sería, gracias a esa atención, no quedarnos en la tendencia y los números fabulosos que nos muestran las plataformas de música sino sacar nuestras propias conclusiones. Mientras tanto, la música seguirá sonando gracias a altavoces de distintas generaciones. Las “rosalías” seguirán publicando discos tan interesantes como Motomani (de este 2022) y los Wos serán Gardel de Oro; los veteranos como Fito Páez seguirán llenando estadios, componiendo nueva música y evocando viejos discos, y los Drexler podrán ser -como pasó también este año con el gran Jorge, con todo su bagaje, su talento e inspiración- grandes ganadores en premios populares, como el Latin Grammy.
Fuente: Mauro Apicella, La Nación