Que la TV abierta atraviesa una crisis no es novedad; que el encendido cae año tras año, tampoco. Que los presupuestos se achicaron a la par de la pauta comercial, ni hablar. Todo esto se viene repitiendo como un mantra a la hora de analizar las grillas, hacer los balances y encontrar algunas respuestas a los magros resultados en materia de rating. Pero lo que sí es una novedad y un gran alivio este año –claro, para algunos programadores– son los resultados en materia de audiencia del reality Gran Hermano, un fenómeno imbatible que logró dar vuelta la tendencia a la baja del encendido, así como el interés que generan los partidos del Mundial de fútbol de Qatar. Aunque, de todas maneras, las señales de alarma están encendidas, porque la pantalla chica necesita aggiornarse y pensar nuevas propuestas para llegar a un segmento de televidentes que le son cada vez más esquivos: los jóvenes.
La pantalla chica tiene fuertes competidores por la atención del público (no solo las plataformas de streaming sino también las redes sociales) y sigue aferrada a sus caballitos de batalla clásicos, en vez de abrir un poco el juego y pensar en formatos originales para atraer a las nuevas audiencias. Por ahora pareciera que no hay margen para probar y errar, pero de cara al futuro tampoco tiene tiempo de seguir haciéndose la desentendida de esta situación.
Telefe está terminando el año con números para alzar las copas: en noviembre se impuso -por gran diferencia con respecto a su principal competidor, eltrece- en todas las franjas horarias: con sus mañanas consiguió el 40,02% del share; con su propuesta de la primera tarde, obtuvo el 40,54%; con su segunda tarde hizo el 40,14% y en el prime time trepó a 54,14% del share. Si bien gran parte de su grilla ya venía funcionando bien, de la mano de Gran Hermano logró subirle le temperatura aun más. Pero aunque ahora todo sea festejo y palmada en la espalda tampoco deberían olvidarse que apenas tres meses atrás sufrieron un cimbronazo impensado y que su gran apuesta ¿Quién es la máscara? los hizo perder como hacía tiempo no les pasaba. Lo que demuestra cuán frágil es todo en estos tiempos televisivos.
Realities, programas de entretenimientos, competencias de destrezas, shows de talentos, magazines, novelas extranjeras y noticieros fueron los pilares sobre los cuales se sostuvo este año la pantalla chica. La ficción local apenas tuvo un mínimo de protagonismo gracias a la serie El primero de nosotros, una producción de Viacom Internacional Studios, porque la gran apuesta de eltrece, la segunda temporada de ATAV, quedó para el año que viene. La ficción, que tiempo atrás solía ser un número fijo de la televisión abierta, ya no lo es porque el temor a no lograr dar con el paladar del televidente invirtiendo un gran presupuesto de producción no es viable financieramente. Ahora las ficciones juegan otra competencia: en las plataformas. Ahí ven revivir sus oportunidades y cada vez más los elencos de bandera nacional hacen pie en las plataformas extranjeras.
De todas maneras, los canales de aire están en una encrucijada, porque en el prime time para atraer hay que invertir y eso lo demuestran cada una de las propuestas que mayor repercusión consiguieron en los últimos años: las nuevas ediciones de MasterChef Celebrity, La voz Argentina y Gran Hermano, que logró lo que parecía imposible en la televisión actual: devolverle los 20 puntos de rating. Pero incluso las que no generaron la atracción deseada, como ¿Quién es la máscara? o el nuevo proyecto de Marcelo Tinelli, Canta conmigo ahora, también son grandes producciones y seguramente merecían -o merecen incluso- mejor suerte, pero con un televidente en retirada los lamentos no sirven para nada, hay que saber dar un volantazo a tiempo. Incluso estar atento a las oportunidades, porque también hay que decir que el regreso de GH no surgió de la nada sino que gracias a la buena -e inesperada- repercusión de El hotel de los famosos en eltrece. Un programa que parecía haber surgido para pasar sin pena ni gloria hizo que el medio volviera a pensar en los realities como opción.
Propuestas, figuras y cambios
Igual que en 2021, Telefe marcó el pulso de la grilla televisiva con sus aciertos. Sobre todo con sus tardes imbatibles de la mano de las telenovelas extranjeras y de sus potentes programas nocturnos. Dicho esto, también hay que remarcar que los cambios por la mañana, A la Barbarossa y Ariel en su salsa, le funcionaron muy bien. El primero sobre todo después del estreno de GH, ya que se abocó a comentar todo lo que pasa en la famosa casa. El único sabor agridulce y el que encendió todas las alarmas fue el traspié que tuvieron con el ciclo comandado por Natalia Orero, un programa que esperaban que tuviera otra repercusión y que no solo no logró sostener los dos dígitos de rating sino que incluso perdió frente a Tinelli, que este año no está logrando atraer televidentes, pese a que escuchó las críticas que le venían haciendo y cambió de formato. También les funcionó Jey Mammon al frente de La peña de morfi. Además el canal se puede dar el lujo de esperar a Susana Giménez, que aunque no logró encontrar un formato que le cuadrara para tener continuidad en la pantalla, fue protagonista por un ratito de la televisión con el especial que grabó junto a Sebastián Yatra, algo que ya había hecho el año pasado pero con Wanda Nara.
Eltrece, por su parte, logró un éxito inesperado con El hotel de los famosos, sobre todo en materia de repercusión, pero después no pudo acertar con sus cambios en la grilla vespertina [una deuda pendiente que ya le está llevando muchos años saldar] con la llegada de Fabián Doman, Andrea Politti y Laurita Fernández, por ejemplo. Y Darío Barassi hizo lo que pudo frente al potente bloque de novelas de Telefe. En tanto a sus nuevas mañanas, aunque en el arranque les fue bien a los Socios del espectáculo, también los golpeó fuerte la renovada propuesta de Telefe y las repercusiones de GH. Asimismo sus espacios de noticias tampoco consiguieron imponerse frente a su competencia directa. Y los nombres propios como Marcelo Tinelli, Jorge Lanata, Mirtha Legrand y Juana Viale no lograron ser un éxito asegurado ni estuvieron cerca del tamaño de sus figuras. El único que salió airoso de esta grilla es Guido Kaczka, que noche a noche es lo más visto del canal y va corrigiendo sobre la marcha sus propuestas para darle aires renovados cuando lo cree necesarios.
Canal 9 intentó también este año mejorar sus tardes y noches y sumar opciones a su abanico de programas con algunas fórmulas de entretenimientos como la que llevó adelante Denise Dumas con un importante premio o el programa de Moria Casán que buscó llamar la atención, pero ninguno obtuvo los resultados esperados. Lo que sí sigue funcionando bien para los números que maneja el canal es el clásico ciclo de Beto Casella, Bendita, y los noticieros, que suelen ser de lo más visto en la emisora. Apenas con esto le alcanzó para disputarle el tercer puesto a América.
No hay sorpresa en decir que el punto fuerte de América son sus programas en vivo. Este año, tuvo algunas propuestas clásicas que ya no le funcionaron como Animales sueltos, pero tampoco logró instalar a Florencia Peña con su programa LPA, que vino a ocupar el lugar que había dejado vacante Jey Mammon. Lo que sí le funcionó fue Karina Mazzocco y su propuesta vespertina y también el desembarco de Ángel de Brito y sus angelitas, así como apostar por Flor de la V para que se ponga al frente de Intrusos.
En tanto, la TV Pública juega su juego y va como en una vía paralela, ofreciendo diferentes formatos con resultados dispares. De todas maneras cierra el año brindando por las cifras conseguidas por los partidos del Mundial, pero todo esto es pasajero: debería apostar por una grilla que logre ser un poco más atractiva, por lo menos en alguna de sus franjas.
En términos generales, este 2022 nos dejó los nervios de un prime time que tocó un solo dígito y aunque logró recuperarse fue un verdadero llamado de atención para los programadores. Ya no es un aviso, el temor de volverse intrascendentes para las nuevas audiencias está a la vuelta de la esquina. Por ahora, Telefe logró torcer ese destino y de la mano de una fórmula probada consiguió que más y más ojos se posen en la pantalla, pero es una pantalla que cada vez tiene menos lugar para las divas y los divos de antaño y está necesitada de un verdadero recambio e inversión.
Fuente: La Nación