Durante las últimas horas, Tina Turner compartió la triste noticia de la muerte de su hijo, Ronnie. Con 62 años, él se encontraba atravesando un delicado cuadro de salud. Se trata de la segunda tragedia que impacta en la vida de la popular cantante, ya que en 2018, otro de sus hijos, Craig, de 59 años.
En su cuenta personal de Instagram, que cuenta con 800.000 seguidores, Turner, de 83 años, publicó una foto suya en blanco y negro, y escribió: “Ronnie, abandonaste este mundo demasiado pronto. Con pesar cierro mis ojos y pienso en vos, mi amado hijo”. El mensaje rápidamente recibió miles de muestras de apoyo a la artista.
La viuda de Ronnie, Afida, también recurrió a las redes para dedicarle unas palabras muy sentidas a su marido. “Dios mío, Ronnie Turner un verdadero ángel, un alma espiritual, mi esposo, mi mejor amigo, mi bebé. Hicimos lo mejor que pudimos, pero no fui capaz de salvarte, mi amor. Te amé durante 17 años, esto es muy malo, y estoy furiosa. Esta es una tragedia, espero que vos, tu hermano Craig y tu padre Ike Turner, estén juntos en el paraíso”.
La muerte de Craig Turner
La de Ronnie es la segunda muerte de un hijo que sufre Turner. Craig Raymond Turner, su primogénito, se quitó la vida a comienzos de julio de 2018 en su casa en Studio City, Californi..
Craig fue el primer hijo que tuvo la cantante fruto de su relación con el saxofonista Raymond Hill. En ese momento Tina tenía 18 años. Luego, ella comenzó su tormentosa relación con Ike Tuner, con quien se casó en 1962 y quien, además, adoptó a su hijo.
Craig tenía 59 años y la autopsia determinó que su muerte se produjo a causa de un disparo autoinfligido en la cabeza.
Las memorias de Tina Turner
En La felicidad nace de ti, un libro que publicó en 2020, Turner abrió las puertas de su intimidad, y repaso varios de los momentos más duros de su vida. “La lista es larga: una infancia infeliz, el abandono, un matrimonio violento, una carrera estancada, la ruina económica, la muerte prematura de miembros de mi familia y múltiples enfermedades”, enumera ella misma en la introducción. Para transformar su realidad, la cantante se volcó al budismo.
La artista comienza estas memorias agradeciéndole a los lectores y explica que usa el agradecimiento como arma contra esas situaciones que la llevaron a la depresión y los pensamientos suicidas. Su historia ha dado varias vueltas de tuerca desde su nacimiento en Tennessee, Estados Unidos. “Me trajeron al mundo en un sótano sin ventanas relegado a la maternidad de mujeres ‘de color’ en el hospital del condado”, cuenta.
Ya de pequeña, conoció el abandono y la tragedia. “Mi madre, Zelma, era cariñosa con mi hermana, pero conmigo era distinta. Yo sabía que nunca me había querido. Esa es una carga pesada para una niña”, confiesa en el volumen y narra cómo su progenitora la abandonó para vivir en la ciudad, por lo que la artista terminó con su abuela. Ese duro golpe se sumó al sufrimiento de la pérdida, cuando su prima Margaret, su mayor confidente dentro de la familia, falleció en un accidente de auto.
Cuando murió su abuela, la futura intérprete empezó “una nueva vida” en Saint Louis. “Cuando tenía 17 años fui al Club Manhattan, un local de música fuerte y lleno de humo, donde conocí a dos hombres que tendrían un papel muy importante en mi vida”. Uno de ellos era un saxofonista con quien tuvo un romance fugaz. El otro, Ike Turner, músico y líder de una banda, famoso entonces por su tema “Rocket 88″ y futuro marido de Tina. En las páginas cuenta cómo se vio sumergida en esa caótica historia de amor tóxico que terminó en violencia.
Fuenrte: La Nación