El mediodía del 27 de septiembre de 1986 fue un día olvidable para los habitantes de Cleveland, Ohio, en los Estados Unidos. ¿El motivo? Lo que iba a ser una jornada festiva se convirtió en una auténtica tragedia. Cientos de voluntarios inflaron millones de globos bajo la expectativa de lograr un récord mundial destinado a recolectar fondos. Sin embargo, ocurrió una tragedia que aún hoy recuerdan.
Bajo el nombre de “Ballonfest”, la organización sin fines de lucro United Way of América convocó a más de 100.000 personas en la plaza pública del centro de la ciudad para realizar la hazaña. Una vez que inflaron con helio la increíble cantidad de un millón y medio de globos y los colocaron bajo una red ubicada en una estructura rectangular de 76 metros, procedieron a realizar la suelta.
“Querían poner a Cleveland en el libro Guinness de los récords mundiales, querían hacer algo más grande y mejor que nadie”, explicó John Grabowski, historiador jefe de la Sociedad Histórica de Western Reserve y profesor de historia de la Universidad Case Western Reserve, en una entrevista con el programa norteamericano Myfox8.
Si bien en un principio todos los presentes se mostraron expectantes y felices por el paisaje que se desató en el cielo, a los pocos minutos se dieron cuenta del error que cometieron: provocaron una contaminación irreversible (debido al material por el que están compuestos los globos) y causaron gran caos en toda la ciudad.
Las condiciones climáticas tampoco ayudaron y, lo que parecía que sería un hito,se transformó en una película de terror.
“La gente pensó que los globos alcanzarían una altura en la que estallarían, pero se desintegraron. El año anterior, en 1985, Disneyland había lanzado 1 millón de globos para honrar a Walt Disney en lo que habría sido su 84 cumpleaños”, remarcó el historiador al mismo medio.
La idea principal de los organizadores era que los elementos de material flexible ascendieran, pero el viento y la lluvia los esparcieron por los edificios, las rutas y los bosques. La peor consecuencia se dio pocas horas después y quienes la sufrieron fueron dos hombres que navegaban por el lago Erie.
Raymond Broderick y Bernard Sulzer se habían caído de un barco mientras pescaban por las aguas heladas y necesitaban con suma urgencia la ayuda de los servicios de rescate. Sin embargo, debido a la enorme cantidad de globos que flotaba por la zona, no lograban encontrarlos.
Los helicópteros tampoco pudieron volar por la falta de visibilidad. Nadie lograba dar con ellos, aunque sus familiares no perdían las esperanzas.
Horas después, los equipos de emergencia lograron por fin llegar al sector donde se produjo el incidente y se encontraron con una escena insólita: solo visualizaban cientos y cientos de globos de todos los colores, lo que les impedía distinguir los rostros de las personas desaparecidas.
Tras una serie de esfuerzos, limpieza de la zona y otras estrategias que tuvieron que implementar a contrarreloj, la noticia que les dieron a los integrantes de la guardia costera de los Estados Unidos los impactó por completo: ambos murieron ahogados y encontraron sus cuerpos en la costa, a pocos kilómetros de distancia donde se provocó el naufragio.
Por su parte, el meteorólogo Scott Sabol recordó cómo se encontraba el clima en aquel instante y, en el medio citado, detalló: “Después de mirar las condiciones presentes, pocos minutos antes del lanzamiento de los globos, no había manera de que fuera factible hacerlo”.
Además, aseguró que tuvo la posibilidad de hablar con el piloto del helicóptero que buscó a los hombres: “Me dijo que era como volar a través de un cinturón de asteroides, simplemente no podía ver. Los globos en el agua parecían cabezas”.
De esta manera, y a raíz de un hecho lamentable, toda la sociedad reflexionó sobre el asunto en cuestión y ese fatídico día se recuerda como una manera de tomar conciencia acerca de esta prácticaque, además de atentar en contra del medioambiente, se llevó la vida de dos personas.
Si bien en la actualidad la mayoría de las personas saben los daños que causa la contaminación, décadas atrás había otra información y distintos tipos de hábitos.
No obstante, la naturaleza aún sufre las consecuencias por la errónea actuación de los individuos y así se refleja año a año, desde incendios que se generan intencionalmente, hasta la matanza de animales en peligro de extinción. Este evento es el claro ejemplo de cómo la irresponsabilidad colectiva formó parte de una tragedia que quedó marcada en la historia.
Fuente: Donato del Blanco, La Nación