“TEDxRíodelaPlata es el más grande del mundo”. Así lo define Hache Merpert, la cabeza detrás de este encuentro. Esa oración, lejos de ser exagerada, es quizás un resumen perfecto.
Un gran despliegue le da la bienvenida a los asistentes. Miles de voluntarios desparramados por las distintas entradas del Movistar Arena escanean tickets, acreditan periodistas y saludan a los estudiantes de las escuelas invitadas al encuentro. Además, reparten un sobre blanco. “No abrir”, advierte en rojo. La curiosidad se mete en la cabeza de cada uno y pese a que a muchos les gustaría romper las reglas, lo guardan en una mochila y esperan a que alguien indique para qué sirve y cuándo se va a descubrir su contenido.
El camino sigue y una vez atravesadas las dos puertas restantes, el cartel luminoso termina de confirmar lo que algunos incrédulos todavía no creían: TEDxRíodelaPlata volvió a la presencialidad absoluta y la pandemia, al menos para este evento, quedó atrás. Y si esa emoción no era suficiente, la primera presentación hizo lo suyo para despertar las primeras lágrimas de la jornada.
Aldo Cicchini nació en Uruguay, es violinista y la música entró a su vida luego de que su abuelo le hiciera escuchar “Las cuatro estaciones”, de Vivaldi. “Fue amor a primera nota”, contó. Con una sonrisa y los reflectores en la cara, rememoró toda su historia musical con un tono narrativo, como si se tratara de un cuento. Se emocionó al hablar de su “Tata” y despertó algunos sollozos cuando recordó aquel concierto privado que le hizo a su abuelo cuando, enfermo, no lo pudo ir a ver a un recital.
La pandemia lo marcó, como a todos. Y desde un balcón en Milán, Italia, hizo 36 conciertos. 36 días al frente de un público no solo de vecinos, sino de personas de todo el mundo que lo escuchaban por streaming o veían sus videos en redes. “Quizás podía mejorarle un poco la vida a las personas”, destacó de esos tiempos. De cara al cierre y con la música de su violín, se preguntó: “¿Cómo habría sido mi vida si el Tata no me hubiera regalado la música de Vivaldi? Las emociones nos ayudan a ver donde los ojos no llegan”. Y remató su presentación emocionando a la audiencia con una interpretación del popular tango de Astor Piazzolla, “Adiós Nonino”.
Tarea difícil tenía Yanina Welp. El arranque supo ser muy emotivo pero con una pregunta la politóloga logró despertar al público: “¿Tienen ganas de ir a votar en las próximas elecciones?”. Casi al unísono, a excepción de unas tímidas contradicciones, el estadio entero esbozó un: “No”. Desde su lugar de expertise pasó por TEDxRíodelaPlata 2022 para proponerle a la política mundial que “busque soluciones para la convivencia pacífica y reconstruir el sentido de comunidad”. “¿Qué pasa si tratamos de redistribuir el poder y generar instancias de diálogo democrático?”, preguntó durante la charla.
Su premisa generó debate y mientras ella hablaba, algunos pocos se animaban a debatir -susurro mediante- qué opinaban al respecto. “¿Queremos votar?”, “¿Quiénes se postulan el año que viene?”, fueron algunos de los interrogantes que despertó su charla.
Superación y acción
A Welp le siguió Susana Reyes, fundadora de la escuela Isauro Arancibia, el primer colegio dedicado a personas en situación de calle. Aquella institución que empezó con apenas una maestra y unos pocos alumnos, hoy contabiliza 600 estudiantes de los cuales “muchos se levantan de una vereda para ir a estudiar”. Su relato despertó varios aplausos y no faltaron los gritos de sus alumnos que desde la platea alta le hacían “el aguante” a su querida fundadora.
Pero la euforia se vio interrumpida. Tras la respectiva introducción de Nadia Chiaramoni y Diego Golombek, los conductores de la jornada, llegó el momento de una de las historias más fuertes de la tarde. Fernando Gómez tiene 20 años y rompió el esquema con un rap que dejó a muchos con la boca abierta. “Otro caso de suicidio con mi nombre, que es Fernando”, repitió varias veces.
Él narró el bullying que sufrió a los 12 años y como ante tanta angustia barajó la posibilidad de quitarse la vida. Su “superpoder”, como Fernando definió, fue “hablar de lo que no se habla”. “Parece que estoy solo en este escenario, pero son muchos los que están conmigo. Hablando podés sacarte la capucha, pude empezar a hablar porque antes fui escuchado”, reflexionó.
La gente aplaudió cada vez que el joven habló de su historia y cuando finalmente se sacó la capucha, aquella que le tapó la cara durante toda su exposición, el estadio se fundió en un gran aplauso. Su sonrisa, fiel reflejo de todo lo vivido, se perdió con el público para luego, antes de irse, rapear una vez más: “Hablar del suicidio, a mí, me salvó la vida”.
Detrás de escena
El evento duró cinco horas pero su preparación tardó un año. Para que hoy, 1 de noviembre, más de 10.000 personas, otros tantos en streaming y varios más desde el tercer piso del Alto Palermo pudieran ver en vivo a TEDxRíodelaPlata2022 hubo un arduo trabajo tras bambalinas.
La planificación arranca con la definición del concepto y a partir de ahí, gira todo el resto. Los oradores, el lugar, la transmisión y todo lo que se ve -y no se ve- el día del encuentro. Para esta edición, se planteó algo tan simple como la premisa de la que parte: si la pregunta es “¿A dónde vamos?”, el otro interrogante es “¿Cómo vamos?”. Y así, a bordo de una “nave”, los oradores llevaron a la audiencia a lugares “reales y no tan reales” donde ocurren sus historias. Todo acompañado del arte de Pichón Baldinú cuyas visuales hicieron inmersiva la experiencia y se llevaron más de un “qué bueno está lo de la pantalla”.
A eso, claro, hay que sumarle el trabajo de las miles de personas abocadas al evento e incluso a los ponentes que salieron del escenario para, durante el break, acercarse a la gente y compartir un momento íntimo con los asistentes. Párrafo aparte para la magia de Alejandro Chaskielberg, quien con algunos trucos de cámara y un despliegue de toda su experiencia, inmortalizó el encuentro en unas fotos que pronto verán la luz del día.
Segunda parada
Mientras que la gente se acomoda en sus lugares, Diego Golombek hace una pausa. En el predio hay varios fotógrafos pero uno capta principal atención para los ojos entrenados. Delfina Pignatiello, campeona olímpica juvenil, muestra su otra faceta siendo una de las fotógrafas oficiales de esta entrega. Se esconde entre la oscuridad del campo, prepara su lente, apunta y click.
Brenda Cohen hizo bailar a todos, Inés Camilloni habló de la importancia del cambio climático y cómo la geoingeniería puede ser la clave para ganar tiempo, Adolfo García dio una magistral clase de neurociencias y Karina Cittadino le puso voz a niños que buscan ser adoptados. Desde su lugar, los oradores buscaron replantear lo establecido y “darle una vuelta” a cosas que no parecieran tener solución.
También hubo tiempo para un gran experimento y después de esperarlo tanto, abrir el sobre blanco. García apareció nuevamente, con Diego y otras dos personas. Se armaron equipos y después de cantar “Hey Jude” y “We Will Rock You”, llegó el momento de responder el cuestionario que se escondía en el misterioso papel. Todo fue parte de un estudio cuyo resultado se publicará pronto. Sin demasiados spoilers, habrá que aguardar para ver las conclusiones de eso que se sintió en el barrio porteño de Villa Crespo.
Corriendo detrás del reloj, Martín Kowalesky sacudió varios aplausos con su historia de los monos Carayá; Nadia Álvarez introdujo el -hasta ahora- desconocido concepto de “organizaciones DAO”, Rafael Rofman le habló a los jóvenes de algo que los afecta directamente: el descenso del embarazo adolescente cuyas causas no están todavía claras y Rene y Wara Calapachay, padre e hija miembros de comunidades originarias, cantaron y reflexionaron que “para cambiar, no solo hay que conocer sino también sentir”. Delfina Zarantonello hizo el cierre en la lista de oradores y con su historia reflejó una situación que viven muchas personas: el ghosteo. Esa experiencia, trasladada a otros tantos ámbitos de la vida, la llevó a una reflexión: “La única manera de hacer sustentable la pasión y el compromiso es generar un balance entre el otro y uno mismo. Un balance que todos vamos a tener que aprender si queremos tener un futuro en este planeta y que a su vez, este planeta tenga futuro”.
A medida que pasaban las horas, el auditorio se llenaba y vaciaba. Entraba y salía gente, comitivas de estudiantes, invitados y asistentes. Algunos volvían al rato, con algo de comer y tomar; otros nunca se levantaron de sus asientos, absortos por todo lo escuchado. Cierre musical a cargo de “1915″ y humorístico de la mano de Luciano Mellera; un sorteo y manos a la obra porque en dos semanas empieza la planificación para TEDxRíodelaPlata 2023.
Fuente: Iván Mazorco, La Nación