A lo largo de los tiempos, se ha podido comprobar que para que exista el progreso muchas construcciones históricas u obras de la naturaleza debieron ser derrumbadas, reformadas y hasta desaparecidas como lo sucedido con los Saltos de Guayrá, ubicados en la frontera del Brasil con Paraguay, para darle lugar a la obra gigantesca de la represa Hidroeléctrica de Itaipú.
- Hidroeléctrica Itaipú
Los saltos del Guayrá fueron considerados las cataratas más grandes del planeta por el inmenso caudal de agua, no por su altura, sino por sus 18 saltos que tenían el doble de volumen de agua que las Cataratas del Niagara.
Esta belleza natural formaba parte de un Parque Nacional que tampoco hoy existe, ya que los explosivos lo destruyeron e inundaron para que forme parte de los recuerdos de quienes los conocieron. Solo restan fotografías y algunos sedimentos arqueológicos que se preservaron.
Estos chorros de agua eran los mayores saltos o cataratas del Rio Paraná. Todo esto perduró hasta el año 1982, esas 18 caídas tenían un volumen estimado de 40 millones de litros de agua por segundo.
El mayor de los altos poseía una altura de 40 m y la fuerza incontenible de ese caudal de agua se producía al encontrarse el rio de unos 380 m de ancho en una abertura en forma de ensenada de unos 60 m. este fenómeno natural no podía estar más que rodeado de una exuberante y frondosa vegetación.
Aquí, podemos decir, que la geografía le jugó una mala pasada a esa belleza llamada Guayrá, ya que las características de su relieve fueron la causa principal para que los gobiernos paraguayo y brasileño determinaran el fin de las cataratas, para darle curso a la generadora de electricidad.
Este lugar, que era visitado por miles de turistas, año a año, era denominado como la villa “Colonia Saltos del Guairá”, sus pobladores vivían en su mayoría del turismo, donde la sensación eran los famosos Siete Saltos que desde un ángulo privilegiado se observaba el encuentro de las cascadas con el cañón de piedras basálticas.
Para llegar a ese atractivo había que atravesar varios puentes colgantes. Ya su su etapa final, por la falta de mantenimiento, ocurrió una de las mayores tragedias turísticas en esta parte de Sudamérica cuando un grupo de turistas sobrecargó las estructuras y estas no soportaron el peso, el triste saldo fue de 30 muertos.
Luego de ese episodio, los prominentes rocosos más acentuados fueron dinamitados para facilitar la navegación del futuro embalse.
En compensación por tamaño desastre ecológico, imposible de remediar, la empresa Itaipú paga royalties a los municipios afectados por la inundación, y valla contradicción si las hay, la Hidroeléctrica está considerada como una de las maravillas del mundo moderno de la ingeniería, visitada por algo más de 15 millones de personas desde su inauguración.
Atrás, quedaron los recuerdos de quienes conocieron este fenómeno de la naturaleza, algunas fotos o narraciones de los vecinos que las disfrutaron son el testimonio de un tiempo no muy lejano.
Los Saltos del Guayrá son tan solo parte de la historia del “progreso”, en el área de las Tres Fronteras.
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Alberto Antonio Curia es Periodista y Consultor Turístico
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