Gran alarma hubo en los Museos Vaticanos, donde un turista norteamericano que pedía ver al Papa, en un acto de vandalismo que tuvo gran repercusión, arrojó al suelo dos antiguos bustos romanos de mármol de la Galeria Chiaramonti. Por suerte no hubo grandes daños, sino que lo que quedó hecho trizas fue una de las bases de mármol de uno de los bustos, ambos de época romana y que se remontan al I siglo d.C.
La noticia trascendió por la tarde, cuando la foto del desastre fue publicada en Facebook por una guía turística. Según lo que reconstruyó la agencia Dire, el episodio ocurrió pasado el mediodía local y tuvo que ver con el “gesto de un desequilibrado”, según la oficina de prensa de los Museos Vaticanos.
Según medios italianos, el sujeto fue de inmediato bloqueado por una guía turística que se encontraba en ese momento en la galería y, posteriormente, por gendarmes del Vaticano presentes en el lugar.
Tal como confirmó el vocero de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, el detenido fue luego entregado a la policía italiana -de acuerdo a los famosos pactos lateranenses que regulan las relaciones de Italia con el pequeño Estado-, que pasó a interrogarlo. Se trata de un turista estadounidense de origen egipcio que, muy agitado, pidió ver al Papa y, luego de una respuesta negativa, reaccionó con violencia, arrojando los dos bustos al piso. De 60 años, el hombre se encontraba en Roma desde hace tres días y cuenta con antecedentes en su país por actos obscenos en lugares públicos. El turista había comprado normalmente su entrada (de 21 euros) para acceder a los Museos Vaticanos, uno de los lugares más visitados de la ciudad eterna y considerado “la gallina de los huevos de oro” para las arcas de la Santa Sede.
“Nunca ocurrió en las últimas décadas algo así. En los siete kilómetros de galerías museales hay cámaras y protecciones de seguridad con vitrinas y barreras”, comentaron en el Vaticano. “La mayor parte de las obras son frescos y por lo tanto distantes de los visitantes, pero lamentablemente la Galería es la única sala donde las obras están al alcance de la mano”, agregaron, según consignó el Corriere della Sera.
Las dos esculturas romanas, de personajes no conocidos, se encontraban sobre una repisa y, pese que fueron tiradas con fuerza al suelo, solo tuvieron daños “no relevantes”.
“Los rostros no sufrieron grandes daños, quizás a uno de los dos ejemplares se le rompió parte de la nariz”, explicaron en los Museos Vaticanos, que aseguraron que las dos piezas ya fueron enviadas al laboratorio pertinente para ser restauradas.
La Galería Chiaramonti -cuyo nombre se debe al papa Pío VII Chiaramonti (1800-1823)- se encuentra en la galería que conecta el Palacete Belvedere con el resto de los Palacios Vaticanos.
“Compuesto por cerca de mil hallazgos de escultura antigua, el Museo Chiaramonti presenta una de las colecciones más conspicuas de retratos romanos, pero también es rica en ejemplos de escultura ideal y funeraria”, dice el sitio web de los Museos Vaticanos.
La Galería ostenta más de 100 bustos y decenas de estatuas y sarcófagos y fue diseñada a partir de 1806 por Antonio Canova (1757-1822), famoso escultor y pintor italiano considerado el máximo exponente del neoclasicismo de su época. Canova puso a punto el lugar después de recuperar de Francia muchas de las obras, que habían sido cedidas a Napoleón.
No sucedían actos vandálicos como el de hoy, que creó un verdadero susto en el Vaticano, desde el 21 de mayo de 1972, cuando un geólogo de origen húngaro de 34 años, Lászlo Tóth, sorteando la vigilancia, logró golpear con un martillo la Piedad de Miguel Ángel dentro de la Basílica de San Pedro. El sujeto golpeó el famoso capolavoro quince veces en pocos segundos, gritando “¡Soy Jesucrito, resuscitado de los muertos!”. Desde entonces, la escultura se encuentra protegida por una vitrina.
Fuente: Elisabetta Piqué, La Nación