Quintero murió en la residencia geriátrica Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, en Cádiz, donde fue alojado arrastrando problemas respiratorios y coronarios
El mítico presentador y creador de múltiples formatos de radio y televisión, recibió más de 200 galardones, entre los que destacan el Ondas Internacional, el premio Rey de España de periodismo, el nombre que dio a un aula de Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y el Premio a la originalidad periodística.
El conductor nació el 19 de agosto de 1940, en la provincia de Huelva, hijo de José, el electricista, y María, la campesina, quien le decía al Jesús niño que “era más raro que un perro verde y un ratón colorado”, dos calificaciones que luego usó para sus programas.
Con 20 años, Quintero consiguió trabajo en la Radio Nacional de España animando las tardes con el programa “Estudio 15-18” pero como la propuesta no lo convencía propuso hacer “El hombre de la roulotte” un programa recorriendo España en una furgoneta llena de libros y sartenes, entrevistando a “los nadies” y aquel suceso lo empujó a la comercial cadena Ser donde en su espacio de madrugada no había publicidades.
A falta de tandas comerciales, “El Loco de la Colina” escuchaba y hacía escuchar los problemas de los desesperados, los solitarios, los necesitados de consejos y los sedientos de afecto y esa apuesta pudo escucharse de este lado del mundo a través de Radio Nacional.
Así fue que sin dejar de hacer radio y televisión de una manera tan propia como incómoda y provocativa, en los ’90 llegó al Río de la Plata para trabajar en Argentina y Uruguay.
Aquí logró entrevistar al asesino Robledo Puch pero nunca dejó de proponer el diálogo con las personas comunes y hasta sufrió un violento robo en su productora pero en lugar de denunciar a los delincuentes eligió intentar entrevistarlos.
En 1991 presentó en Canal Sur el programa “Trece noches” integrado por 13 entrevistas de una hora de duración al escritor Antonio Gala tratando cada una de ellas sobre un tema específico, del que surgió uno de sus tres libros (los otros fueron “Cuerda de Presos” y “Jesús Quintero: entrevista”).
Además se desempeñó como productor de la cantante Soledad Bravo y del guitarrista Paco de Lucía e intentó desarrollarse como gestor e impulsor cultural pero en ese rubro gozó de escaso suceso.
Hasta sus últimos días se mantuvo muy crítico de la televisión, el medio en el que obtuvo sus mayores triunfos. “La televisión es una mina abandonada y saqueada que está en manos de personas sin escrúpulos. El morbo, la frivolidad, el sexo y el sentimentalismo barato y de lágrima fácil se han convertido en el único reclamo para atraer la audiencia a la que se alaba, alimentando sus más bajos instintos. Pero lo malo es malo, aunque lo vean ocho millones de espectadores”, postulaba sin reparos.