Te parece que dejarte arrollar por el lujo es una experiencia inalcanzable. Que tenés que cruzar medio planeta para recabar en sitios innombrables que la mitad de los mortales desconoce. Sin embargo, con trampolines locales desde las módicas propuestas de aerolíneas de bajo costo, o de otras intrépidas que intentan potenciar sus respectivos hubs para saltar al continente y al mundo, podés aparecerte sin invertir muchas horas de tu tiempo y hasta en un viaje relámpago de fin de semana extendido, en algunas de las joyas latinoamericanas que te esperan bajo paisajes míticos, con experiencias de lujo paradisíaco, desde las vistas, la arquitectura, la gastronomía y el servicio.
El viajero afanado en la experiencia aguarda un cierto impacto en el medio del pecho cuando llega a un sitio. Anhela abrir los ojos grandes y toparse con algo que lo sorprenda. Aquí nos vamos de recorrida a algunas de las joyas hoteleras que combinan la experiencia de hospedaje mejor calificada del planeta con la belleza de la naturaleza en su estado más salvaje.
Con la imponencia inca
Machu Picchu no necesita demasiada presentación. Es un destino que figura en la lista de los “to do” de cualquier turista del planeta. Descubrir esa postal que se vio millones de veces, pero estar parado allí, en medio del Valle Sagrado es una experiencia estremecedora.
Vale la pena bajarse de la idea de la excursión por el día para entrar a la reserva y volver a casa. Aguas Calientes, la pequeña localidad a los pies del parque, invita a quedarse. Sanctuary Lodge es el único hotel situado en la entrada a Machu Picchu, que permite evitar las multitudes de la ciudadela. Situado a la sombra de la Ciudad Perdida, es un oasis de tranquilidad antes o después de un día de exploración por Machu Picchu. Sesión de yoga con vista a la antigua vida inca, una ceremonia chamánica en el jardín o degustar té de muña en Tampu Bar son algunas de sus imperdibles propuestas. La tranquilidad, el asombro y la belleza son parte de la esencia de esta experiencia. Además, dos trenes de lujo llegan y parten de allí al estilo Orient Express: el Hiram Birgam desde Cusco y el Andrean Explorer hacia Urubamba, un sitio tan mágico como Aguas Calientes, a veces olvidado por los exploradores veloces.
Una de las ventajas perfectas es la posibilidad de ingresar sin colas al santuario. La recomendación sugiere hacerlo a la tarde (15 es la hora ideal), cuando la mayoría de los visitantes ya están en las filas de los transportes que los levan de regreso. Por ese tiempo no habrá más de 100 personas recorriendo las runas.
Algunos imperdibles dentro del propio hotel son el sendero sereno y repleto de vegetación (llevar protector y repelente) que se introduce en las entrañas de la selva para deshojar una de las enciclopedias vivas de orquídeas que desparramó el hotel en sus jardines. Ese camino lleva al spa, y a un talismán para encontrar: una pequeña piscina de hidromasaje oculta en el follaje. La experiencia mimetiza con el paisaje. “Una estadía con nosotros puede volver en más conmovedora la experiencia -explica Michael Leitao, General Manager del Belmond Sanctuary Lodge-. Nos importa que las familias se acerquen. De hecho alojamos sin costo extra a los niños de hasta 7 años que puedan sumarse al cuarto de sus padres”.
Los custodios del sur
En la más lejana esquina de América, allí donde los picos acarician las estrellas, se yergue un reducto desde el que vivir Torres del Paine es uno de los hits en la lista de los viajeros ávidos de grandes experiencias. Este Parque Nacional chileno es reconocido por sus tres torres que dan el nombre al parque, rodeadas de hielos de azul estremecedor que hilvanan entre glaciares, al costado de lisas extensiones de praderas doradas (cuando la nieve las desnuda).
Todo en un entorno de silencio contemplativo que conmueve frente a la inmensidad natural. “En Awasi Patagonia -relata Matías de Cristobal, director general del hotel- invitamos a tomar asiento en la front road del paisaje, mirando el teatro de la madre tierra que se despliega como una enorme alfombra de diseñador frente a tu ventana”.
Situado en una reserva privada con vistas panorámicas del Parque Nacional Torres del Paine, Awasi cuenta con un lodge principal y 14 villas situadas en el bosque. A cada una se le asigna un guía privado y un vehículo 4×4 para que cada huésped puedan explorar a su propio ritmo y visitar los lugares que elija, sin tener que adaptarse al ritmo o preferencias de otros huéspedes.
Luego de un día de exploración por los lugares más increíbles de la Patagonia, regresar a Awasi y disfrutar de un baño en el “hot tub” de “tu casa” en el sitio, una copa al lado del fuego y slow cenas en el Restaurante Relais & Chateaux con gastronomía experta para cada día, que reinventó las raíces culinarias originales del lugar es toda una experiencia que excede al paisaje. Las villas tienen vistas de las Torres del Paine, la estepa Patagónica y el Lago Sarmiento y es el hotel Relais & Chateaux más austral del mundo, un lugar perfecto desde el cual poder disfrutar del Parque Nacional y después volver a la intimidad de una reserva privada con corazón de refugio de montaña.
Además, la propuesta Awasi contempla la protección de bosques nativos que absorben más toneladas de CO2 por año que las emisiones generadas por su hotel. Casi un escenario de película.
El balcón a la Antártida
Casi donde el continente pierde el nombre, allí donde el infinito se convierte en hielo, en Ushuaia la experiencia del límite se hace carne. Es uno de los pocos sitios donde transitar la calma de paisajes con contrastes, drásticos en más de un sentido, cobra vida con placeres que tienen algo de exploración y descubrimiento.
Tierra del Fuego es un escenario de encanto y belleza, con una diversidad abierta en abanico, lista para ser mirada: estepas del norte, lagos y los bosques del centro, los picos y los glaciares de la cordillera y los misterios, historias y leyendas del Canal Beagle, las aventuras en 4 x 4, la caminata por el glaciar Le Martial, la navegación helada en medio de la nevisca o la florida lindante con la primavera. Siempre es tiempo de conseguir un buen balcón a esa pintura.
Si te imaginaste la acuarela suiza con sus montañas, lagos, y casas con techos clásicos, te vas a deslumbrar con Las Hayas que en Ushuaia ya es un clásico de lujo. Con las mejores calificaciones en Booking.com y Tripadvisor, se esmera en brindar desde sus ventanas postales que marcan la retina de los huéspedes. Un transfer circula rutinariamente desde su puerta al centro de la ciudad.
La experiencia de invierno acerca a Cerro Castor, duelo de las pistas con la temporada de ski más larga del país y la mejor calidad de nieve según los aficionados internacionales. Un Ski Lounge exclusivo de Las Hayas está ubicado en la base del cerro, donde podés bajar a tomarte algo calentito, comer algo ligero y darte un respiro, uno más de los tantos que te esperan en un ambiente que invita al contacto con los regalos de la naturaleza, la experiencia deportiva y la propuesta de lujo de uno de los mejores hoteles de Argentina.
El backstage de Punta
Tierra adentro, donde el aire del océano se huele, donde las brisas llegan saladas a la distancia y las olas mecen las copas de los árboles, Punta del Este se reinterpreta bajo la mirada del exigente de Rogerio Fasano, el experto gastronómico de San Pablo, devenido en uno de los gurúes hoteleros de la región. Las Piedras le puso otro idioma a Punta. Reunió en un reducto propio todo lo que la esencia del este uruguayo es. Agua, verde, arena, viento, vistas, ondeantes praderas, distancias… una cabellera al aire libre que se despeina como las gramíneas a las que llega el aire de mar.
La región de La Barra, en Punta del Este, fue el escenario elegido para el proyecto arquitectónico de Isay Weinfeld, que ocupa un área de 490 hectáreas convertida parte en reserva y sostenida bajo el prisma sustentable, con el objetivo de crear un plato equilibradamente agridulce: campo y mar.
Locanda Fasano es un área que resguarda a dos de los proyectos gastronómicos y a la decena de exclusivas habitaciones, fue diseñado por Carolina del Proto, una arquitecta brasileña arraigada en Punta del Este. Todo pensado para complementar los 20 bungalows existentes en la propiedad. La Locanda se inserta junto al restaurante icónica Fasano, lo que permite una vista impresionante de la propiedad y la naturaleza
Entre paisajes naturales y contornos diseñados con campos de golf y polo, piscina, spa, kids club, centro ecuestre, canchas de tenis, river club con 150 metros de playa privada a orillas del arroyo Maldonado, huertas orgánicas, el lugar se convierte en escenario de esos instantes memorables. “Desde la primera vez que visité Punta del Este, me fascinó el lugar -cuenta Fasano-. Es uno de los sitios más bellos y eclécticos. La Hacienda Las Piedras fue nuestra primera salida fuera de Brasil”, mientras crece su proyecto en Nueva York.
En el disfraz de Rita Hayworth
Cuando Río de Janeiro era un espacio tierra adentro, una movida atrevida pensó en ponerle rostro al sol y la playa a los pies de un edificio que se convertiría en mito. El Copacabana Palace fue protagonista de la historia de la ciudad. Fue el eje a partir del cual se creó el concepto de costa carioca, con su devenir de curvas, sus calles coloridas, su playa interminable y los morros espiando desde lejos.
El Copa fue el primer 5 estrellas de la ciudad. En sus salones cantaron Edith Piaff y Maurice Chevalier entre cientos de otras figuras internacionales. Allí se filmaron películas con Fred Astaire y Ginger Rogers. Una obra maestra del art déco es a joya de la corona de la playa más célebre del mundo. Este es el lugar para mezclarse con la élite de Brasil y degustar caipiriñas. Además, es el puente perfecto para dos de los eventos más famosos: el carnaval y el año nuevo salpicado de fuegos artificiales.
Uno de los logros más recientes es la reapertura de su célebre teatro. Además, la gastronomía se deleita con estrellas Michelin: Mee, el primer restaurante panasiático de la ciudad y Cipriani, para dejarse llevar por la cocina italiana más clásica y lujosa. Si aún quedaran dudas, toda la belleza de Río se expresa desde la ventana misma cuando abrís los ojos a la mañana.
Entre Solís y Darwin
Podés optar por un Colonia Express y darte una panzada histórica en la Plaza de Toros, el fuerte y la puesta de sol regadas por mate a la tarde, o pizza cuadrada, un par de húngaras en La Pasiva o un chivato frente al río cuando el astro rey se termina de dormir. De ahí, podés alejarte apenas unos 100 kilómetros para irte de dormir en Carmelo, justito frente al Tigre pero en la otra orilla. Casa Chic, es ecléctico y sumamente elegante, logra un equilibrio entre el exotismo de su tamaño y la puesta, frente a pequeños detalles vintage con objetos pop modernos, que convierten al gran palacio rural costero en una vivienda privada.
Es un exclusivo emprendimiento del empresario Federico Bonomi, en el balneario de Punta Gorda, un club de campo de diseño que se encuentra junto a la laguna Tercera y ofrece una pileta al aire libre, bodega, terrazas con vista al mar en las mismas habitaciones. Su bar y el restaurante ofrecen platos mediterráneos.
Carmelo, el sitio donde murió el expedicionario de la conquista española, Juan Diaz de Solís y donde se puede visitar Rincón de Darwin, que señala el kilómetro 0 del Río de la Plata, además de donde vivió el famoso Charles Darwin por medio año, es calma entre la serenidad clásica Uruguaya. El destino perfecto recuperar el eje.
En Casa Chic te esperan una comida sabrosa, un paseo en bicicleta, una caminata por la Laguna o un atardecer donde musicalizan los pájaros. Sencillo, pero impagable. El lujo de ninguna manera ausenta: solárium, gimnasio, sala de juegos, kayaks, cabalgatas, cancha de tenis, una espectacular piscina panorámica con vista al rio y un puerto deportivo privado, Buena Vista, con una capacidad total de 60 amarras para embarcaciones de hasta 70 pies.
La estética pertenece a Cynthia Kern junto a Pablo Chiappori. La carta del restaurante llegó de la mano del cheff José Martín Dellaqua mientras que la biblioteca y la discoteca digital fue curada por Tuti Gianakis. Para Kern se trata de “un trabajo día a día, hay que ponerse metas altas pero ir paso a paso, disfrutar de los procesos”. Un lujo a tiempo de suspiro.
Con la sazón precisa
Juan Quesada Valda fue el pionero que, mirando en derredor de uno de los paisajes más estremecedores del mundo, el salar de Uyuni en Bolivia, decidió crear un hotel de sal. Un lugar de el lujo que, al borde del monumento natural, no invade la formación.
El salar de Uyuni es el desierto de sal más grande del mundo. Está a una altura aproximada de 3.700 msnm y se extiende como una infinita llanura blanca que, en época de lluvias se convierte en un espejo, en el que el suelo refleja al cielo, en uno de los espectáculos naturales más hermosos del mundo: caminar sobre las nubes. De ese sitio emergieron los más de un millón de bloques que se necesitaron para dar vida al Palacio de Sal.
Hoy, desde el cielo, se ve la silueta imponente de la cruz andina que forma el hotel y que traduce el regalo de la cultura local para todo el que llega. Bajo un imponente cielo exultante de colores y estrellas, se erige, repleto de significado histórico, el albergue dueño de momentos mágicos. “Nos dimos cuenta de que teníamos que adaptarnos a la nueva realidad pospandemia -relata Juan Gabriel Quesada, el gerente del grupo propietario de la joya hotelera-. Los turistas regionales prefieren quedarse en el hotel y disfrutar los espacios”.
Bajo el lema de que lo importante se convierta en increíble, allí esperan 16 habitaciones privadas con baños que asemejan iglús con techos abovedados. El spa cuenta con sauna seca y sala de vapor, piscina de agua salada y bañeras de hidromasaje. El campo de golf de 9 hoyos está abierto de mayo a noviembre y es un campo único con una superficie dura de sal.
La propuesta clásica invita a recorrer el cementerio de trenes, el pueblo de Colchani, descubrir las artesanías locales, el gran salar, los ojos de agua, los montículos de sal, la playa blanca y el monumento al Dakar.
Fuente: Flavia Tomaello, La Nacion.