El sábado a la tarde, tres ediciones de la obra encabezaban el ranking de libros de Amazon, que marca el ritmo de libros vendidos en las últimas 24 horas. Su primer best seller «Hijos de la medianoche», ocupaba la cuarta posición, según consigna la agencia de noticias AFP.
En la librería Strand de Nueva York, varias obras de Rushdie estaban entre las más requeridas por el público, sin contar los pedidos por la web. «La gente llega y busca cualquiera de sus libros, quieren saber qué tenemos», dijo a la AFP Katie Silvernail, jefa de una sección de la librería. Usuarios de Twitter, en tanto, instaron a comprar libros de Rushdie como forma de expresar solidaridad.
«Los versos satánicos» es sin duda el libro más conocido de Rushdie, pero también el que le arruinó la vida, ya que tras su publicación llegó la «fatwa» (decreto religioso) del ayatollah Alí Khomeini, que por sus alusiones lo juzgó blasfemo hacia el Islam, y lo obligó desde 1989 a vivir en la sombra y en el miedo.
El escritor tenía entonces 42 años y era muy conocido tras haber ganado el Premio Booker con una novela anterior, «Hijos de la medianoche», pero de nada le sirvió su prestigio ni vivir en el Reino Unido, lejos de la geografía donde surgió la condena a muerte: la novela fue considerada por algunos musulmanes como una falta de respeto al profeta Mahoma y desde entonces estallaron protestas a menudo violentas contra Rushdie, quien nació en India en una familia musulmana.
El gobierno de Gran Bretaña le otorgó protección policial, cuando estaba en la escuela y donde estableció su hogar, luego del asesinato de sus traductores y editores. «‘Respeto a la religión’ se ha convertido en una frase clave que significa ‘miedo a la religión’. Las religiones, como todas las demás ideas, merecen críticas, sátiras y, sí, nuestra intrépida falta de respeto», aseguró en una entrevista el autor, que pasó casi una década escondido, mudándose de casa repetidamente y sin poder decirles a sus hijos dónde vivía.
Rushdie solo comenzó a salir de su vida como fugitivo a fines de la década de 1990, después de que Irán dijera en 1998 que no apoyaría su asesinato.
Pero «Los versos satánicos» además de condicionar la vida a su autor, también causó la muerte de muchas personas en todo el mundo: 59, según la BBC News, entre traductores asesinados y personas muertas durante las manifestaciones de protesta y las contramanifestaciones de apoyo, así como las condenas por la censura impuesta al volumen en algunos países.
En Italia, en 1991, otro ataque con puñal sacudió al mundo de las letras: la víctima fue Ettore Capriolo, traductor de «Los versos satánicos», en su casa de Milán. Afortunadamente salvó su vida.