Y finalmente llegó el día. O, mejor dicho, la noche (de frío, hay que decirlo). Tras un largo proceso de minuciosa construcción, el edificio original había sido tirado abajo, el cineasta Juan José Campanella pudo celebrar por fin la reapertura del histórico teatro Politeama, sobre la calle Paraná a metros de la avenida Corrientes. La sala, que comenzó a funcionar una noche de enero de 1879 y que tuvo entre sus espectadores estelares al mismísimo Domingo Faustino Sarmiento, fue demolida en 1958 para dar paso a una torre que nunca se materializó y que la convirtió, primero en un terreno baldío, y luego en una playa de estacionamiento.
En 2015, Juan José Campanella juntos a sus socios de la productora 100 Barrios se propuso “volver a las fuentes” y transformar ese terreno, que tiene entrada por la avenida Corrientes y Paraná, en el “nuevo viejo” teatro Politeama. Y tras el retraso de la obra por la pandemia de Covid-19, la sala ya es una realidad que cuenta con una primera obra en cartel, titulada La verdad.
Esta noche, se celebró la reapertura del nuevo espacio de manera oficial y fueron muchas las celebridades que dijeron presente y atravesaron su alfombra roja. Entre ellas, la gran diva del espectáculo, Mirtha Legrand, que no se quiso perder por nada esta feliz reinauguración. “Es un orgullo para la ciudad que se inaugure un teatro”, dijo Mirtha al ingresar a la sala. Gran conocedora de este tipo de situaciones, fue la última en llegar.
Por el enorme hall, en donde también funcionará un restaurante y sala VIP; ya se paseaban figuras como Luis Brandoni, Lizy Tagliani (una de las primeras en arribar), Roberto Moldavsky, Martín “Campi” Campilongo, Flavia Palmiero, Flavia Palmiero, Marcela Tinayre, Mauricio Dayub, Aníbal Pachano y Pachu Peña, entre los 700 invitados espaciales para la gran noche de apertura. Como era de imaginar, junto a Campanella y sus socios también estuvieron otros jugadores vitales en el entramado del circuito comercial porteño como Tomásy Carlos Rottemberg, Sebastián Blutrach y Gustavo Yankelevich, productor de La verdad. En el amplio espectro de invitadoshubo espacio para el deporte (como la yudoca y exparticipante de MasterCheff, Paula Pareto; y Sebastián Battaglia, el DT de Boca). En representación del Gobierno porteño estuvo Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la ciudad.
“Me siento como si estuviese haciendo una fiesta en mi casa con los nervios de que todo salga bien. Vivo todo esto como algo histórico, que te toca porque esto no es como montar una obra de teatro o una película. Algo así perdura en el tiempo”, confesaba Juan José Campanella a LA NACION, minutos antes del corte de cinta. La ceremonia formal se desarrolló en el nuevo e imponente escenario. Una cinta dorada cruzaba el telón rojo y allí, Campanella junto a Camilo Antolini, Martino Zaidelis y Muriel Cabeza, sus socios de este sueño hecho realidad; se dirigió a la platea. Desde el allí recordó los últimos títulos que se presentaron en el viejo Politeama antes de que fuera tirado abajo. Y habló de los fantasmas que todavía circulan por la sala, como el de Narciso Ibáñez Menta, el de Alfredo Alcón o el de Discépolo. “Esperemos que esos fantasmas sigan circulando entre nosotros y que la estén pasando bien”, agregó para agradecer la presencia de Mirtha Legrand (”casi mi tía”) quien fue aplaudida por toda las personalidades ubicadas en la platea y el pullman.
Antes de cortar la cinta, la nota de color apareció cuando en medio de sus palabras el micrófono comenzó a fallar. Como hombre de escenario, supo manejar la situación. Y tras otro nuevo intento fallido de continuar, decidió apagarlo y hablar de viva voz. “Por suerte tenemos un teatro con buena acústica”, dijo con suspicacia, provocando un gran aplauso. Claro que, como si fuera un gran paso de comedia, a los minutos se levantó el telón y en La verdad, Cande Vetrano, Mery Del Cerro, Agustín Sierra y Tomás Fonzi, los cuatro intérpretes de esta comedia, usan micrófonos.
Al finalizar la obra que dirige Ciro Zorzoli fue Agustín Sierra el que tomó la palabra en medio de la música del final de la obra. “Esta noche es muy especial para nosotros. Es un orgullo, una alegría y un placer inmenso estar arriba de este escenario” y pidió un fuerte aplauso para los gestores de este emprendimiento como para el público de un día histórico. A partir de esta noche, la calle Paraná, ahora iluminada por la gran marquesina del Politeama, suma a su recorrido entre Rivadavia y Córdoba a un nuevo espacio teatral que se completa con el Liceo, el Cultural San Martín y Andamio 90 en un abanico que abarca a la gestión privada, pública y a la escena alternativa. En 1882, un sector de estos terrenos, era parte de una quinta de la familia Zamudio. Al empresario teatral César Ciacchi se le ocurrió hacer la primera versión del teatro Politeama por el cual, a lo largo de los años y las transformaciones que tuvo el espacio, pasaron creaciones de los hermanos Podestá como espectáculos de Eleonora Duce y Sarah Bernhardt.
Pasaron los años, y ahora la posta la tomó Campanella, el que solía tomar un café en el desaparecido bar Politeama antes de ver una película en la Lugones, junto a sus socios de 100 Bares. El tiempo de revancha fue el gran festejo de anoche.
Las famosos en el Politeama
Fuente: La Nación