“¿Te acordás del café La Poesía, esa mágica noche en San Telmo? Buenos Aires urdió nuestro encuentro, tan romántica y dulce Lulú. De alegría, de tanta alegría, te hice un circo de mimos y rosas, y la última esquina de aurora nos vio enamorarnos por siempre a los dos”.
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Horacio Ferrer, el poeta y escritor argentino, solía frecuentar La Poesía, en pleno San Telmo. Pero cuando conoció a Lucía Michelli, con quien sellaría un eterno amor, su lazo con el café y bar notable se volvió inseparable. De ese flechazo que ambos tuvieron entre las mesas que aún se mantienen nació la letra del poema Lulú, que luego se hizo tango, en estrofas que perduran para siempre y que hoy siguen recordándose en la esquina de Chile y Bolívar.
Ese encuentro entre los dos artistas se convirtió en el hecho más reconocido e importante que se recuerda en La Poesía, un espacio referente de los intelectuales desde su apertura, en 1982, inmortalizado en varios de sus rincones y con una mesa que los recuerda con una chapita de bronce situada en un esquinero. El notable cumple 40 años de presencia en el Casco Histórico, interrumpidos solo por un puñado de años a finales de los 80.
Fundado por el poeta, escritor y periodista Rubén Derlis, intelectual de la Generación del 60, La Poesía se convirtió en un ámbito del movimiento cultural y de la narrativa porteña y rioplatense que será homenajeada en FECA, Festival de Café, que entre hoy y mañana concentrará actividades relacionadas al café, las historias de su producción y de su elaboración.
La entrada, ubicada debajo de balcones cercados por herrajes negros y una arquitectura típica del Casco Histórico, es un viaje en el tiempo. La imponente barra de madera se mantiene vigente desde los años 80, también los pisos originales y un entrepiso que se mantuvo desde su inauguración.
Entre las reliquias del Café se encuentran el mural de Juan Manuel Sánchez, la galería con 120 retratos de maestros de las letras argentinas, un piano de principios del siglo XX (que en algún momento podían tocar los clientes, pero ya no para protegerlo y preservarlo), una chopera de bronce, las chapas con recordatorios en las mesas y las colecciones de antigüedades, latas, botellas y sifones.
“Está lleno de poesías por donde se lo mire, es una experiencia cultural única. El café fue declarado notable por su importancia dentro del barrio, siendo un referente histórico de los intelectuales. El Grupo de los 7 se fundó acá, la Unión de Cineastas de Paso Reducidos tuvo mucha participación en el lugar, se realizaron ciclos de poesía lunfarda, talleres de narrativa y muchas actividades relaciones. Es un bar dedicado a la poesía y la lectura”, resume Milagros Carro, propietaria de La Poesía.
El encuentro de Ferrer con la artista plástica, que inspiró esa letra, el hecho más importante que se recuerda, pero no el único destacable del lugar. Entre los intelectuales y artistas que pasaron por allí se recuerdan, además de Derlis, al escritor Abelardo Arias, el cantante Billy Caffaro, la novelista Liliana Hecker, el pintor Luis Felipe Noé, y los poetas Juan Carlos Escalante y Esteban Mur, todos ellos homenajeados con sus respectivas chapitas de bronce en alguna de las mesas.
“El lugar es de suma importancia para el turismo de San Telmo; es un café de barrio que si desaparece, se va la identidad del barrio. Tiene su clientela fija, pero que se combina con los visitantes porque es un lugar clásico que todos quieren conocer porque para ellos es como retratarse en otros tiempos. Son de esas esquinas que no deben mantenerse a lo largo del tiempo”, cuenta Milagros.
Los poemas, los recitados y la lectura dominan el lugar. La luz cálida tiene un equilibrio justo para no invadir esa pausa que puede ocurrir durante el desayuno, con café y medialunas, en el almuerzo o al caer la tarde, con una copa de vino, y sumergirse en algún libro durante un buen rato. Una pizarra, que servía para publicar las actividades literarias, se fue convirtiendo en el lugar donde la gente comenzó a dejar sus escritos o mensajes, que ya forman parte del acervo cultural de La Poesía.
Después de seis primeros años radiantes, el lugar cerró en 1988, pero tuvo su gran reapertura tiempo después. “Derlis era un poeta, no era del rubro gastronómico. El lugar iba bien, pero duró poco. Después cambió de manos, pero mantuvo su esencia original”, explica Horacio Spinetto, escritor e historiador, experto en los Bares y Cafés Notables de la ciudad.
“Está justo en la esquina que es el acceso de San Telmo. Por su ubicación, sus mesas en la vereda son una opción grandiosa para los turistas, pero también para los vecinos del barrio. Se ha convertido en una referente de San Telmo conservando los rasgos originales a tal punto que se puede ver la carpintería y la bovedilla original en el cielorraso. El edificio es de principios de 1900 y muchos de sus elementos se han mantenido originales”, sostiene Spinetto.
El bar de la esquina, que para mucha clientela que lo frecuenta es intocable, cumple 40 años y está de festejo, con la misma esencia que pensó su creador en los 80, manteniéndose como un referente del ámbito cultural y artístico. FECA será el ámbito donde recibirá el reconocimiento, con un stand que retratará buena parte de su interior y con elementos históricos que se encuentran en Chile y Bolívar, como el libro de Derlis que resume toda la historia de La Poesía.
FECA, Festival de Café, se realizará hoy y mañana como cierre de la Semana del Café, con actividades que se concentrarán en la plaza Seeber, en avenida del Libertador y avenida Sarmiento. El evento lo organiza el Gobierno porteño a través de BA Capital Gastronómica, con la colaboración de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (Ahrcc) y el Ministerio de Cultura porteño.
En la plaza Seeber habrá un mercado dedicado al café con 26 puestos en los que se fusionarán Cafés Notables, cafés de especialidad, cadenas de cafés, cafés de barrio y de la provincia de Buenos Aires.
Fuente: Mauricio Giambartolomei, La Nación