La pandemia me hizo retomar el pincel y fue un refugio para capitalizar el tiempo y disfrutarlo. Tenemos que armar nuestra islita que nos da cobijo para estar en calma y en paz, y pasarla bien con nosotros mismos.
El arte es sanador, hay que saber buscarlo, señala al comentar , que además supera un trasplante renal. Sergio Roizenberg (53) considera que la familia es el mayor soporte y agradece a sus hijas y en especial a su esposa, su donante. Roxana, prosigue Sergio con los ojos embargados por la emoción, “me dio la posibilidad de una nueva vida y de aprender que en cuestiones de salud no todo es blanco o negro, por suerte como en la pintura hay muchos tipos de grises y medios tonos”.
Los estilos de mis obras fueron variando al ritmo de mis coberturas periodísticas por el país y el mundo, actualmente pinto cuadros de estilo abstracto con técnicas mixtas, buscando momentos lúdicos de disfrute y experimentación. Pinto con espátula, a veces algún tipo de “goteo chorreado” con pincel seco, con pintura más líquida, resume mientras dibuja en el aire los movimientos como si estuviera frente al caballete. En una época utilicé óleo que da la posibilidad de trabajar y hacer como una fusión entre los colores. Ahora estoy aplicando acrílico que permite hacer muchas cosas. Uso colores vivos, entre ellos el naranja, pero depende de lo que voy a trabajar.
En el plano artístico Roizenberg, detalla que su encuentro con la pintura surgió casualmente mientras transitaba su primer trabajo de camarógrafo de exteriores. Se relacionó a partir de una nota con el pintor de marinas Justo Lynch nieto «un tipazo» dice, que lo invitó a pintar en su atelier y a aprender de sus saberes pictóricos, también participó de talleres como por ejemplo el del artista plástico Heriberto Zorrilla entre otros”, explica.
No busco la perfección busco la creatividad y la expresividad, cierra la nota Roizenberg repasando con la mirada los cuadros distribuidos en su atelier.
IG roizen.art
@camarrero1