“Biblio office” en lugar de homeoffice. Gran cantidad de estudiantes secundarios y universitarios con libros, apuntes, termos y mates. Investigadores que retomaron las visitas presenciales para consultar materiales específicos que no se pueden llevar a casa. Con barbijo obligatorio para el público y el personal, las bibliotecas volvieron a recibir lectores, a prestar libros y a organizar actividades culturales en sus respectivos espacios después del receso obligado por la pandemia. Desde que reabrieron las puertas en la segunda mitad de 2021, las instituciones públicas que dependen del Estado Nacional, del Congreso y del gobierno porteño recuperaron de a poco los usuarios habituales y hasta sumaron nuevos: aquellos que continúan con el trabajo remoto y usan las salas con wifi libre como oficinas.
En el mes de marzo, cerca de siete mil personas concurrieron a la sala general de lectura de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM), donde se puede acceder a un catálogo integrado por más de 1.200.000 títulos; mientras que más de nueve mil usuarios (en su mayoría, estudiantes) se instalaron a leer a lo largo del mismo mes en la sala de acceso libre del sexto piso del edificio diseñado por Clorindo Testa: allí está permitido el ingreso con objetos personales y material bibliográfico propio.
También en marzo, unas cinco mil personas asistieron a la sala pública de la Biblioteca del Congreso de la Nación (BCN): de un total de 5052 visitantes, 1182 solicitaron libros a préstamo y 547 pidieron asesoramiento a los bibliotecarios sobre algún material en particular.
En tanto, alrededor de 2500 usuarios se repartieron, en lo que va del año, en los diez espacios de la red de bibliotecas públicas porteñas que funcionan en la actualidad. Según coinciden los responsables de cada institución, la asistencia a las bibliotecas públicas fue en aumento en los últimos meses. “En la actualidad, la BNMM se encuentra al 80 por ciento de la concurrencia histórica promedio (comparado con el año 2019). Según nuestras proyecciones, recuperaremos la cantidad de usuarios en el segundo cuatrimestre del año”, aseguró Fernando Alvarado, Director de Servicios al Público de la Biblioteca Nacional.
Con la reapertura después del receso por la emergencia sanitaria, los perfiles de asistentes de cada biblioteca no se modificaron de manera significativa: estudiantes de distintos niveles siguen siendo mayoría, seguidos por investigadores, en los casos de la BNMM y la BCN. En las bibliotecas de la ciudad de Buenos Aires, repartidas en distintos barrios, el público es más heterogéneo.
Si algo cambió en la red pública porteña es que ahora son muchos los que aprovechan las salas con wifi libre para trabajar a distancia: hacen “biblio office” en lugar de homeoffice. Una “novedad” que trajo la cuarentena y quedó instalada es el modo híbrido: las bibliotecas continúan con sus servicios de consulta digital y con sus programas de cursos y charlas vía Zoom o YouTube, además de la oferta cultural presencial como muestras, presentaciones y talleres.
De las más de treinta salas que integran la Red porteña, en la actualidad están abiertas diez, que ofrecen servicio de préstamo de libros y uso de espacios de lectura, estudio y trabajo. Entre ellas, la más nuevita, Parque de la Estación, inaugurada en junio de 2019 en un galpón reciclado de 700 metros cuadrados ubicado en el Abasto (Juan Domingo Perón 3326), donde se realizan ferias al aire libre como la FELBA y la FED.
También, las que fueron refaccionadas antes de la pandemia, como la Leopoldo Lugones (La Pampa 2215, Belgrano), la Casa de la Lectura (Lavalleja 924, Villa Crespo), la Evaristo Carriego (Honduras 3784, Palermo), que estuvo cerrada durante diez años, y la Miguel Cané (Carlos Calvo 4319, Boedo), donde trabajó varios años Jorge Luis Borges. Las demás están todavía cerradas al público. Según la Dirección General de Promoción del Libro, las Bibliotecas y la Cultura, que depende del ministerio de Cultura porteño, la reapertura será escalonada a medida que terminan las obras de refacciones y puesta en valor, que empezaron durante la cuarentena.
Con más de ocho mil “socios” (la inscripción es gratuita), la comunidad que frecuenta las bibliotecas públicas porteñas está conformada por diversos públicos: “Desde chicos a partir de los cinco años hasta personas que superan los sesenta. Los perfiles que la integran son variados, no solo en edades sino también en gustos e intereses: coexisten lectores de narrativa (en su gran mayoría), estudiantes que buscan material de investigación, niños y niñas que leen sus primeros clásicos, lectores de todos los géneros y, también, buscadores de rarezas, que consultan por libros agotados o primeras ediciones que no están disponibles en librerías comerciales”, según detalla un informe de la Dirección General de Promoción del Libro, las Bibliotecas y la Cultura.
Cada biblioteca cuenta con un acervo de títulos disponibles para préstamos y consulta en sala y, además, los usuarios pueden acceder a un catálogo digital de más de 100 mil publicaciones de distintos géneros. Quienes quieran pedir materiales pueden acercarse de lunes a viernes, de 10 a 17. y llevarse hasta tres libros por vez, por un período de 30 días, que se puede renovar. La Casa de la Lectura y Parque de la Estación abren también los sábados y feriados, de 10 a 20.
A partir del 7 de mayo, la Biblioteca Nacional volvió a funcionar los fines de semana con atención presencial al público en sus salas y la posibilidad de sumarse, los sábados, a las visitas guiadas. Entre enero y abril, la BNMM recibió más de 200 mil pedidos de libros: el salto se dio en los meses de marzo y abril, cuando empiezan las clases, con 63583 y 68321 préstamos, respectivamente. El rango de edad de los usuarios no se ha modificado desde la reapertura: el 78 por ciento tienen entre 19 y 40 años, seguido por un 15 por ciento de lectores entre 41 y 60. Los menores de 18 representan el 5 por ciento y los mayores de 60, apenas el 2 %, según los registros del departamento de Servicios al Público de la BNMM.
El ranking de los títulos más consultados entre el 1 de febrero y el 23 de mayo de este año lo encabeza Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. En el listado también figuran Operación masacre, de Rodoldo Walsh; Diccionario biográfico de mujeres argentinas, de Lily Sosa de Newton; e Historia de la literatura argentina, de Ricardo Rojas. Entre los doce títulos se destaca una curiosidad en el puesto número 10: El libro gordo de Petete, el personaje creado por Manuel García Ferré en 1974.
La Sala de Lectura Pública de la Biblioteca del Congreso reabrió sus puertas para la atención al público con sistema de turnos el 8 de febrero de 2021. A partir de entonces hubo algunos recesos dispuestos por el Ministerio de Salud. “Fuimos los primeros que abrimos y la gran pregunta era qué iba a pasar con la presencialidad después de la cuarentena, si los usuarios nos iban a acompañar en el regreso, si realmente iban a volver. Y la verdad es que solo la primera semana fue de baja concurrencia. Después, explotó. Todo lo que habíamos sembrado durante el receso, los servicios que ofrecimos de manera virtual, tuvo un rebote con una respuesta muy positiva de los lectores. Hoy la biblioteca, con todas sus propuestas, está completa”, comentó Alejandro Santa, Director Coordinador General de la BCN.
En abril pasado, inauguró un nuevo espacio: la Sala de Investigación y Archivo, destinada a investigadores, que dispone de importantes fondos documentales para consultar allí mismo. Por las características propias de esta institución que depende del Poder Legislativo, el material más pedido suelen ser los diarios de sesiones de diputados y senadores, el Código Civil y Comercial y los manuales de jurisprudencia argentina. Pero en los últimos meses los usuarios también pidieron diccionarios de la lengua española, atlas del cuerpo humano y revistas como El informador público, Gente y El Gráfico.
Las publicaciones están disponibles en la Hemeroteca, que cuenta con un acervo de más de un millón de ejemplares entre diarios nacionales, provinciales, internacionales y de colectividades organizados en más de 150 colecciones en soporte papel y microfilm. La División Circulación de la Hemeroteca recibió más de diez mil pedidos desde que reabrió las puertas al público en agosto de 2021. Un dato curioso: en el listado general de títulos más buscados durante la pandemia está la colección de cómics de Batman.
Una biblioteca itinerante
Hasta el 10 de junio, la biblioteca itinerante Ni Una Menos, conformada por unos 400 títulos feministas editados en la Argentina durante el siglo XXI, tiene como sede la biblioteca Miguel Cané, de Boedo (Carlos Calvo 4319). A partir del sábado 11, se instalará en la Centenera (Venezuela 1538). Este proyecto, en el que confluyen la Red de Bibliotecas Públicas porteñas, Casa Brandon y el medio independiente LatFem, surgió gracias al programa de Mecenazgo e incluye una donación de libros que pretende actualizar el catálogo de la biblioteca de la mujer Alfonsina Storni, que funciona en la sede de la Centenera.
Después de la gira por distintos barrios porteños, para que las vecinas y los vecinos conozcan la producción actual de literatura feminista, los títulos “viajeros” se incorporarán al acervo de la biblioteca pública especializada en la temática. Narrativa, poesía, ensayo, no ficción, teatro, juveniles e infantiles forman parte de los más de 400 títulos que integran la colección itinerante. El lanzamiento de la movida fue el 30 de abril en la Casa de la Lectura, con la presencia de Diana Bellessi, Tamara Tenenbaum, Malena Rey y Lucía de Leone. El catálogo virtual interactivo de la Biblioteca Ni Una Menos y la agenda de actividades está disponible en este enlace.
Fuente: Natalia Blanc, La Nación