La noche del 24 de mayo de 2014 el público que colmaba el Teatro Alvear aplaudió con ganas la despedida del musical Mireya, un musical de tango, el espectáculo de Pepe Cibrián con música de Ángel Mahler que se había estrenado en febrero. Esa noche fue la despedida del musical que narraba la vida de una mujer que enloquecía a los hombres a la que todos llamaban como la Rubia Mireya. Luego del aplauso se bajó el telón del Teatro Presidente Alvear, que depende el gobierno porteño y que forma parte del Complejo Teatral de Buenos Aires. Desde esa noche, en la emblemática sala inaugurada en abril de 1942 con Eclipse de sol, pieza dirigida por su fundador, Pascual Carcavallo; el telón nunca se volvió a levantar. Originalmente, luego de la temporada del Mireya se iniciaban necesarias obras de infraestructura y actualización tecnológica. Según las estimaciones oficiales, el trabajo iba a demandar 8 meses. El Teatro Presidente Alvear festejó sus 80 años de vida cerrado desde hace ocho temporadas. No hay fecha para el inicio de las obras pendientes para su reapertura.
El Alvear tiene una capacidad para unas 861 personas. A lo largo de sus ocho décadas, ha tenido diversas transformaciones, pero nunca le tocó atravesar un tiempo tan sombrío como el actual. En 1951, ya fallecido Carcavallo y mientras la compañía de Luis Arata representaba la obra Así es la vida, las autoridades comunales retiraron la concesión de la sala a sus herederos y la rebautizaron con el nombre de Enrique Santos Discépolo, quien había muerto poco tiempo antes. Durante un cuarto de siglo el teatro fue administrado por los descendientes de su creador, hasta que pasó a depender de Cultura de la ciudad. Desde 2000, el Alvear integra el entramado de salas del Complejo Teatral de Buenos Aires. Luego de la Martín Coronado del San Martín, es la sala con mayor capacidad de las ocho existentes. La platea posee 313 butacas, en el sector de pullman hay 250 asientos; en tertulia, otros 166 y en los tres sectores de palcos hay otras 132 butacas. Su escenario a la italiana tiene ocho metros de profundidad y doce de embocadura. Su ubicación en pleno centro porteño, en Corrientes al 1600, es otro elemento clave para entender el valor real y simbólico de este gran teatro porteño.
Cuando se cerró en 2014, una resolución de marzo especificaba que la obra “Reacondicionamiento de Cubiertas e Instalaciones en el Teatro Alvear” iba a demandar una inversión de 20.870.000 pesos y que implicaría un trabajo de ocho meses. En octubre de ese año se adjudicó la obra por un monto de 26.428.000 pesos. Los trabajos en los techos, según se informó, ya estaba terminados. Quedaba una nueva instalación eléctrica, incluyendo el mecanismo de prevención de incendios y, en otra etapa posterior, los camarines.
A lo largo de estos años hubo varias promesas incumplidas de reapertura, créditos que se cayeron y licitaciones sin oferentes. En mayo de 2015, el CTBA anunció un título para su reapertura: El cerco de Numancia, una coproducción con España. Durante este lapso pasaron dos jefes de gobierno (Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta), cuatro ministros de Cultura (Hernán Lombardi, Darío Lopérfido, Ángel Mahler y Enrique Avogadro) y tres directores generales del CTBA (Alberto Ligaluppi, Jorge Telerman y Gabriela Ricardes).
En la madrugada del 28 de agosto de 2018, se incendió su fachada. Desde hace un tiempo, se habían instalado en su vereda personas en situación de calle. Esa noche acudieron dos dotaciones de Bomberos, ambulancias del SAME. No hubo víctimas fatales. En noviembre de ese año, Rodríguez Larreta junto a Avogadro y Telerman anunciaron que, a partir de la segunda semana de diciembre, se iniciaba la primera etapa de las obras, a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte. En el hall se iba a habilitar una boletería para tickets de las obras del CTBA, se proyectaba instalar una sala de ensayos para los alumnos del Taller de Danza del San Martín, se reemplazarían los mármoles y marquesinas del hall afectados por el incendio y se iba a aprovechar su fachada para realizar trabajos coreográficos para ser vistos desde la vereda e instalar en su hall una confitería. “Esta vez, sí”, tituló un reportaje a Jorge Telerman realizado por el diario Clarín en el cual anticipaba, “si todo va bien”, que el Alvear reabriría sus puertas en 2019. En relación a lo anunciado, se dejó en perfectas condiciones su fachada y su hall y se instaló una nueva marquesina que de cuenta de la programación del Complejo Teatral.
Después de tantas promesas oficiales que no se concretaron, prevalece la cautela. En un reciente reportaje realizado a Gabriela Ricardes, la nueva directora del CTBA, sostuvo: “El proyecto para ponerlo a punto está (…) El año pasado se inauguró el Teatro del Plata porque se entendió que era importante descentralizar la actividad cultural y apostar por el barrio de Mataderos. Entiendo que lo que viene es el Alvear y ahí estaremos ayudando en todo lo que se necesite para poder avanzar”. LA NACION solicitó al Complejo Teatral la posibilidad de hacer una recorrida por el interior de la sala, pero no hubo respuesta. Consultado Enrique Avogadro, el ministro de Cultura, especificó que terminar el Alvear era uno de de los objetivos previos a la pandemia. A dicho obstáculo, según considera el funcionario, se le sumó otro: la quita de fondos provinientes de la coparticipación que sufrió Buenos Aires (en manos de la Corte Suprema). “Nuestra intención de seguir la obra está firme y esperamos el año que viene contar con los recursos para poder hacerlo”, señala el encargado de Cultura de la ciudad.
Varias voces, un mismo reclamo y su historia
Durante todo este tiempo, diversos sectores de la comunidad teatral y cultural han reclamado la reapertura de la sala. En diciembre de 2015, artistas nucleados en el Foro Danza en Acción y Teatro Independiente Monotributista (TIM) realizaron una peformance en el Cultural San Martín en que reclamaron, entre otros puntos, por la reapertura del Teatro Presidente Alvear. En marzo de 2017, diversos colectivos (Cultura Unida, Meca, Foro Danza en Acción, Escena Política, MU) concretaron una acción performática en la puerta de la sala sobre la cual desplegaron un cartel que decía: “1027 días cerrado. Acá no hay obra. Abran el teatro”. En la última entrega de los Premios ACE, el dramaturgo y director Mauricio Kartún también pidió por la reapertura. Lo concreto es que hasta hoy, martes, la sala ya lleva 2922 días sin poder levantar su telón.
En 2018 estuvo en Buenos Aires, el famoso arquitecto y escenógrafo francés Jean-Guy Lecat, quien durante 25 años trabajó con el genial director Peter Brook. Lecat estuvo por primera vez en Buenos Aires cuando Brook presentó la obra The man who, en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires. En un reportaje publicado en LA NACION se le consultó al experto en renovar teatros o crearlos en lugares imposibles sobre el valor simbólico que tiene una sala cerrada enclavada en pleno centro de la ciudad. La pregunta hacía referencia explícita al Alvear. Su respuesta fue muy concreta: “Un teatro cerrado es una tragedia”.
A lo largo de la historia del Teatro Presidente Alvear pasaron creadores como Juan Carlos Gené, Marilú Marini, Alberto Ure, Tita Merello, Sergio Renán, Oscar Araiz, Mariano Mores, Olinda Bozán, Emilio Alfaro, Hugo Arana, Claudia Lapacó, Mauricio Wainrot, Alfredo Arias, Ana María Stekelman, Renata Schussheim, Mike Amigorena, Mauricio Kartun o Hugo del Carril, entre una lista interminable. En el plano internacional, se presentó en esa inmensa una obra de la coreógrafa belga Anne Teresa De Keersmaeker, un unipersonal del actor alemán Martin Wuttke o dos grandes puestas de la compañía belga Peeping Tom y del director Rodrigo García, todas personalidades o colectivos de trabajos absolutamente renovadores en lo suyo. En su programación de las últimas décadas, es estrenaron allí grandes clásicos, infinidad de obras de teatro musical como un recordado ciclo dedicado la escena coreográfica independiente.
El sábado, la avenida Corrientes festejó el inicio de la segunda edición de Corrientes Cultural, ciclo que impulsa la reactivación de la emblemática avenida con propuestas artísticas que tienen lugar en las veredas de los teatros, entre otras acciones. A las 22, la vereda del Alvear estaba atravesada por una larga fila de espectadores. Aguardaban para entrar al Astral.
Fuente: Alejandro Cruz, La Nación