Güerrín nació unos años antes que el Obelisco, y esta mítica pizzería que arrancó como una barra y con un horno a leña que mantuvo su fuego sagrado, hoy despacha hasta 1500 pizzas por día.
Un largo y dorado hilo de queso se estira de cada porción, esos son los 600 gramos de mozzarella que lleva cada una de sus pizzas y por eso no es necesario pedir doble cobertura. Güerrín es una de las pizzerías más icónicas de la avenida Corrientes, que incluso nació antes que el Obelisco. Este año cumple 90 años tanto el local como el horno que permanece prendido desde su inauguración, en 1932.
Y es desde ese momento en que abrieron la puerta su horno a leña nunca se apagó. Es el horno número 1, el original, que se encuentra en el salón con la placa Horno 1, 1932 y que con toneladas de quebracho mantiene durante las 24 horas una temperatura de 500 grados. Es un horno en el que se cocinan 60 pizzas por vez, que se van rotando de manera experta; y gracias al quebracho, logran que el queso se dore en la superficie y quede blando en el interior.
Hoy, a noventa años de su creación, cuenta con cinco hornos en total; cada uno tiene su fecha de nacimiento y de ellos salen hasta mil quinientas pizzas por día. El segundo, también en planta baja, fue fundado en 1947.
Cuando el horno número 1 se prendió por primera vez, el lugar era solo un mostrador al paso; hoy tiene un local colmado de fanáticos, visitado por turistas y celebridades.
La historia
En 1927 llegaron a la Argentina Arturo Malvezzi y Guido Grondona, quienes cinco años después abrieron su emprendimiento entre las calles Uruguay y Talcahuano. Al principio solo funcionaba la parte de adelante con la caja y la barra para que los comensales disfrutaran una porción de camino al trabajo o a casa. Al fondo estaban las habitaciones donde vivían los pizzeros, lugar que hoy tomó el patio napolitano. Para llegar a él, que es como un secreto tan guardado como la llama del horno, hay que atravesar el largo pasillo del antiguo conventillo de esta histórica pizzería que está contando 90 años.
Durante esa década también surgieron otras estrellas de la zona, pero Güerrín, que en genovés el nombre alude a una especie de justiciero que les saca a los ricos para repartir entre los pobres; se destacaba por sus mosaicos venecianos y decoración en madera, bronce y mármol travertino.
Para festejar el aniversario
En el interior del salón principal y entre la caja para pedir pizza al corte y la de pizza para llevar, hay un cartel luminoso, que cambia la edad con cada año que pasa. Así, es que a los costados del nombre, Güerrín, indica el año de su creación y el año actual; y en la línea inferior los años desde que hacen “la mejor pizza del mundo”, hoy dice “90 anni di cucina la migliori pizza del mondo”. Otro de sus famosos letreros es el que dice “No hace falta pedir doble mozzarella”
Güerrín y el teatro
Durante la época dorada del teatro el local se pobló de reconocidas figuras que pasaban a degustar una pizza e iluminaban de flashes el negocio. Jorge Porcel, Alberto Olmedo, Tato Bores y Susana Giménez fueron algunos de sus ilustres visitantes. A la barra se le sumó el salón familiar y luego el segundo piso lo que le dio capacidad para atender a más de 800 personas.
De sus cinco hornos a leña, cada día salen hasta 1500 pizzas. Se amasan a mano y llevan la salsa especial de la casa, que se hace con tomate perita, orégano, ají molido, ajo y sal. Los fines de semana la clientela aumenta y pueden llegar a despacharse unas 1500 pizzas por día.
Una pizza de souvenir
La pizza rebosante de Güerrín “no es apta para delivery”, como explica su maestro pizzero; pero además, no solo es única por su sabor sino porque no tiene sucursales, ni tampoco planea abrirlas. Sin embargo, hoy es posible saborear una inconfundible porción, en cada hogar de los extranjeros que pasaron por la Av. Corrientes.
“Ahora salimos con un nuevo producto, para que el turista se puedan llevar la pizza de viaje. Lo llevas y lo terminas de preparar en tu casa o lo freezas. Creemos que nuestra pizza no es apta para el delivery porque sale de un horno a 350 grados y con 700 gramos de muzzarella, eso en delivery llega hecho un desastre. Por eso nos parece que nos perjudica muchísimo el producto y preferimos entregarlo en mostrador, como sale. Tenemos que custodiar nuestro producto”, explicó el gerente del comercio.
Fuente: La Nación