Por las tardes, cuando salía de la jornada laboral en el despacho de abogados, Vilma Massa tenía un ritual: darse una vuelta por “El perseguidor”, una pequeña disquería y librería ubicada sobre Avenida Corrientes al 1716. Le fascinaba pispear las novedades y conversar con Ricardo, su dueño. Coincidían con sus gustos musicales: ambos tenían pasión por el jazz. “Nos recomendábamos artistas. Él es muy exquisito y conocedor de la música. Acá encontraba cd ́s que no estaban en ningún otro lado”, rememora Vilma, mientras sirve en una copa (antiquísima) un delicioso vino dulce y lo marida con un budín perfumado con Oporto.
Primero fueron amigos, pero el destino se encargó de hacer de las suyas. Se enamoraron, casaron y fruto de su amor llegó su hijo. “Manuelito escuchó música desde la panza, según lo que le poníamos se movía más. Salinas le encantaba. Ahora, es fanático de Los Beatles. Cuando sale de la escuela industrial, nos viene a dar una mano. Este es un negocio muy familiar”, afirma sentada en una rústica banqueta de madera en medio del salón repleto de vinilos, discos y vinos, otra de sus grandes aficiones. Por su gran variedad, allí se han acercado cientos de artistas: José Libertella, Gustavo Santaolalla, Sergio Denis, Leonardo Fabio, Gustavo Cerati y Charly García.
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Ricardo: “A los doce años ya ahorraba para comprarme discos”
Ricardo Fernández se crio en Oriente, en el partido de Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires. Desde jovencito descubrió que la música era su cable a tierra. “A los doce años ya ahorraba para comprarme discos”, cuenta quien adora escuchar tango y jazz. Luego, trabajó durante años como contador hasta que en 1999 se animó a abrir las puertas de su propia disquería. Encontró un pequeño local en alquiler en un punto súper estratégico: sobre Av. Corrientes.
La llamó “El perseguidor”, en honor al cuento de Julio Cortázar (uno de sus escritores predilectos), que tiene el género del jazz como protagonista. A su lado, se encuentra una icónica Rockola original del año 1956. Jamás le falló y lo acompaña desde los inicios. “Funciona perfecto, simplemente hay que calentarla. Todos los temas musicales que podés escuchar los elegí personalmente”, describe. Está “Imagine” de John Lennon; “En la cascada” de Jimmy Cliff; “Tu pedestal” de Chico Novarro, entre otros clásicos.
Aficionados y coleccionistas: “Siempre confié en el vinilo”
Minutos más tarde suena el timbre con una melodía particular, un nuevo cliente acaba de ingresar al local. Una joven estadounidense se acerca al mostrador y consulta el precio de un vinilo de David Bowie. Entusiasmada, se lo lleva sin dudar. “Siempre confié en el vinilo y aún tiene su público fiel. Llegan muchos coleccionistas de distintas partes del país, aficionados y también turistas”, cuenta, mientras acomoda unas joyitas: “La mosca y la sopa” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; y “Ye, ye, ye” de 1964 de Los Beatles. ¿Algunos de los géneros más solicitados? Tango y Rock. Él también se considera coleccionista: en su hogar tiene cientos de vinilos y en sus momentos de ocio enciende el tocadiscos.
“Queen, pedir en el mostrador”, dice un pequeño cartelito en el sector de los cd ́ s. Hay variedades para todos los gustos: rock internacional, latino, country, tropical, reggae, folklore, chamamé, entre otros. “El rock es lo que tiene más salida. En el último tiempo vienen muchos jóvenes del interior solicitando Zz top y Creedence. Incluso algunos comparten sus gustos con los padres”, detalla Vilma. Soda Stereo, Cerati y el Indio Solari jamás pasan de moda. Esta temporada, Harry Styles encabeza la lista de los más buscados entre los adolescentes.
«Soda Stereo, Cerati y el Indio Solari jamás pasan de moda»
Ricardo Fernández
Reinventarse para no cerrar: vinos con alma y vinilos con historia
Durante la pandemia el local estuvo a punto de cerrar, pero lograron reinventarse y salir adelante. “Fueron momentos muy difíciles. La calle Corrientes parecía un páramo. Tuvimos la persiana baja por más de dos meses. No sabíamos cómo seguir, hasta que un día a mi marido se le ocurrió transformar uno de los sectores en vinoteca. Soy amante de la enología y estoy estudiando para sommelier.
Al principio no fue nada fácil, pero le dimos para adelante. Nos ayudaron muchísimo varias bodegas y amigos”, rememora Vilma, quien está estudiando en Cave (Centro argentino de vino y espirituosas). Así fue como las bibliotecas repletas de libros se llenaron de botellas.
Con mucho esfuerzo se encargaron de diseñar el mobiliario adecuado. “Siempre quise darle la oportunidad al pequeño productor y que sean vinos más naturales. Me tienen que conmover, por eso digo, que tenemos vinos con alma y vinilos con historia”, dice Massa. En junio de 2020 arrancó con 500 etiquetas, actualmente hay más de mil. Tiene varios clásicos y también pequeñas tiradas de Mendoza, San Juan, Salta, La Rioja, Otronia y Paso del Sapo en Chubut, entre otras curiosidades. Los vinos ahora tienen vuelo propio.
Sui Generis con Pinot, Billie Holiday con un blend de 6 varietales
Vilma, con su gran simpatía y conocimiento, se encarga de asesorar a cada uno de los clientes. Es apasionada e incluso se divierte cuándo le consultan qué beber según el disco o tema musical.
Por ejemplo, para un vinilo de Sui Generis recomienda un Pinot Noir; Billie Holiday un blend especial con seis varietales; “Más cumbias” de Los Wawancó un espumoso y para Serrat un naranjo. “Muchos fanáticos del jazz después de comprar un disco se acercan a la vinoteca. Para este género recomiendo un Malbec elegante. Un criolla sería ideal para el rock”, sugiere mientras recorre los estantes. Pronto se vienen novedades: organizará catas en la disquería.
“Leonardo Fabio se sentaba a conversar”
Por allí se han acercado músicos y artistas de todas las épocas. “Leonardo Fabio venía y se sentaba a conversar. Otro habitué era Sergio Denis, siempre llegaba con una sonrisa”, rememora Vilma. Gustavo Cerati, Charly García, Pipo Cipolatti, Gustavo Santaolalla, Chango Spasiuk, Raly Barrionuevo, Daniel Toro, Nacha Guevara, Soledad Villamil, Nicolás Pauls, entre otros, también se dieron cita en este clásico porteño.
De fondo se oye “Je T’Aime” de Jane Birkin y Serge Gainsbourg. Vilma se acerca a uno de los estantes y toma una botella de vino que se llama como el local. En un fragmento de su etiqueta dice “somos eternos perseguidores, vagando a través del tiempo y el espacio en constante búsqueda de ese pequeño animalito poliforme llamado felicidad”. “Jamás dejes de buscarla. A mí me llegó entre libros y discos a los 35 Años”, remata. Tiempo después la encontró entre vinos. A su lado se encuentra Ricardo recomendándole a un señor de traje unos vinilos de jazz.
Fuente: Agustina Canaparo, La Nación