A la sociedad actual le encanta hablar del sexo y la vida amorosa de la generación Z y de los millennials.
¿Cómo son sus citas, con qué orientación sexual se identifican y cómo actúan en la cama? Pero a pesar de lo hermoso que puede parecer el amor entre jóvenes, las citas y el sexo no comienzan y terminan en la juventud.
De hecho, ambas actividades pueden mejorar significativamente con la edad.
Múltiples estudios muestran que las personas que viven más tiempo pueden estar teniendo el mejor sexo.
Por ejemplo, un estudio de 2016 de más de 6.000 adultos en EE.UU. afirma que “la edad tiene una relación positiva con la calidad de vida sexual”.
Asimismo, sus investigadores concluyeron que los encuestados de mayor edad desarrollaron lo que denominaron “sabiduría sexual”, que se refiere no solo a la destreza sexual, sino también a la aptitud de los encuestados de ser una pareja considerada y generosa.
“Con la experiencia de vida, puede que las personas conozcan mejor sus propias preferencias sexuales y los gustos y disgustos de sus parejas”, explica Miriam Forbes, investigadora de la Universidad Macquarie en Sydney, quien trabajó en el estudio.
Del mismo modo, otra investigación sobre la vida sexual de adultos de 60 a 80 años, realizada por Peggy Kleinplatz, directora del equipo de investigación de experiencias sexuales óptimas de la Universidad de Ottawa, asegura que la vida íntima de la gente mejoraba con los años.
Y otro estudio de 2018 realizado en Israel arrojó que los adultos de 60 a 91 años cambiaban su enfoque “de la lujuria al amor” y de “recibir a dar” en sus relaciones sexuales con el tiempo.
Las investigaciones sugieren que la habilidad, la experiencia y una mejor comunicación en los deseos sexuales y románticos vienen con la experiencia, las personas más jóvenes pueden aprender mucho sobre las relaciones de sus pares mayores.
Incluso podría remodelar la narrativa de nuestros trayectos sexuales, deconstruyendo las nociones tradicionales de quién está teniendo el mejor sexo y cuándo.
La intimidad de los mayores
El creciente interés público en las citas y la sexualidad de las personas mayores es un fenómeno nuevo.
Cuando la Dra. Stacy Lindau comenzó como estudiante de medicina a mediados de la década de 1990 en Rhode Island, EE.UU., le enseñaron a preguntar a sus pacientes mayores sobre sus antecedentes sexuales, pero notó que sus profesores no lo hacían.
Sin embargo, ella lo hacía, y las preguntas sobre las experiencias pasadas de sus pacientes provocaban un “un brillo en sus ojos”, cuenta.
“Cobraban vida y tenían una historia que contar”.
Si simplemente preguntar a los pacientes mayores sobre su vida íntima tenía este efecto positivo, quizá era un área que valía la pena estudiar para descubrir cómo abordar su bienestar general.
Falta de interés
Pero Lindau notó que aunque se habían realizado estudios para centrarse en los comportamientos sexuales de los adultos más jóvenes, ninguno se centraba en los de 60 años o más.
Los estudios sobre personas más jóvenes recibían financiamiento porque su cohorte era la más afectada por el VIH/SIDA, sugiere Lindau, un tema de investigación popular y crucial en ese momento.
Sin embargo, a medida que los tratamientos efectivos para el VIH/SIDA alargaban la vida de quienes vivían con el virus, la investigación sobre el tema cambió y comenzó a abarcar a las personas mayores.
Mientras tanto, la “comercialización exitosa de medicamentos para la disfunción eréctil” resultó ser otro paso que “realmente abrió la puerta” para estudiar la sexualidad entre los adultos mayores, señala Lindau.
Esto ayudó a Lindau a obtener fondos para el estudio que ella y sus colegas realizaron, publicado en 2008.
Menos propensos a hablar
Con más de 3.000 adultos estadounidenses de 57 a 85 años, el estudio de Lindau reveló que más de la mitad de las personas entre 65 y 74 años habían tenido relaciones sexuales al menos una vez en el año anterior.
Pero también arrojó que los adultos mayores no eran particularmente propensos a hablar sobre su vida sexual con los médicos.
El estudio también sirvió como un modelo que allanó el camino para estudios longitudinales similares sobre la intimidad entre adultos mayores tanto en Reino Unido como en Irlanda.
Mientras tanto, en su trabajo clínico, Lindau continuaba hablando sobre el sexo y la vida amorosa de las personas de 60 y 70 años.
“Los ‘grandes amantes’ se hacen”
Además de aprender sobre el interés continuo de sus pacientes mayores en mantener una vida sexual activa, también se enteró de que las aplicaciones de citas se habían “vuelto más comunes” entre las personas mayores, lo que les permitía exponerse de una manera en la que no se podía en el pasado.
“Otro tema que escuché es el regalo que es envejecer”, cuenta Lindau.
Sus pacientes, muchos de los cuales habían sobrevivido al cáncer u otras enfermedades, estaban aprendiendo a aceptar el proceso de envejecimiento en parte adaptando su vida sexual y amorosa a sus realidades actuales, esencialmente convirtiendo los obstáculos relacionados con la edad en experiencias creativas de aprendizaje.
Esta actitud se refleja en los estudios antes mencionados centrados en la intimidad entre personas de 60 años o más, y en la investigación de Kleinplatz sobre personas de ese grupo de edad de todo el mundo.
“Aprendimos que los ‘grandes amantes’ se hacen, no nacen”, afirma Kleinplatz.
“Por lo general, las mejores experiencias sexuales comienzan en la mediana edad o más tarde”.
En otras palabras, de acuerdo a los investigadores, el camino hacia la satisfacción sexual es uno que casi necesariamente toma tiempo.
Esa “sabiduría sexual” de la que Forbes hablaba en su investigación no solo hace posible la intimidad a edades más avanzadas, sino que a menudo la mejora.
Reorientar el trayecto sexual
De hecho, los baby boomers, la generación de la liberación sexual, todavía está teniendo sexo, y quizá mejor sexo que el resto de las generaciones.
Y aunque puede que muchas personas aún se sientan incómodas al hablar de la vida amorosa de los adultos mayores, este grupo sigue ganando cada vez más voz y está normalizando el hablar de sus experiencias sexuales.
En la televisión, las series que repasan la vida de adultos mayores que navegan por el romance y la sexualidad, como Grace y Frankie y El método Kominsky, son cada vez más populares.
Muchas personas mayores también pueden hablar de las alegrías y los desafíos del sexo en la vejez (e incluso de cómo vivir una mejor vida sexual a los 70 años).
Este cambio narrativo puede ayudar a poner en perspectiva la vida sexual de los adultos más jóvenes.
Un viaje holístico
En lugar de escuchar las estadísticas habituales (y no especialmente científicas) sobre los hombres que alcanzan su punto máximo sexual a los 18 años y las mujeres a los 35, estas miradas más cercanas a la vida íntima de los adultos mayores desafían el punto de vista de que una vida sexual y amorosa en auge debe lograrse en los 20 o 30 años de una persona, o de lo contrario han perdido su chance.
Por el contrario, la vida sexual puede considerarse como un viaje holístico, que mejora con el tiempo y la experiencia.
“Para cuando seas mayor, habrás aprendido a manejar las cosas”, asegura Dossie Easton, de 78 años, autora de The Ethical Slut.
“La experiencia nos brinda un repertorio más amplio y más formas de combinar con cualquier persona”. Y los datos parecen estar de acuerdo: el buen sexo está lejos de limitarse a los jóvenes; es parte de un futuro por el que están trabajando las personas más jóvenes sexualmente activas.
Fuente: La Nación