Trascendieron imágenes en medios de comunicación en las que puede verse a ambos actores junto al equipo de la serie recorriendo posibles locaciones en la ciudad, como el Museo Nacional de Bellas Artes en Avenida del Libertador al 1400.
Según confirmaron a Télam fuentes de la plataforma de streaming de Disney, las grabaciones de la serie iniciaron el lunes 25 de abril en diferentes escenarios porteños.
El personaje de De Niro será un amigo extranjero del que encarnará Brandoni, en un vínculo que de alguna manera emula al que une a los dos actores en la realidad. Es que según relató «Beto» públicamente los últimos días, su relación de amistad nació hace más de 30 años a instancias del mutuo conocimiento con Lito Cruz y lleva ya muchos años.
Para De Niro será la segunda experiencia filmando en Argentina, luego de que en los ’80 estuvo por «La misión».
El neoyorquino, genial intérprete de títulos como «Taxi Driver», «Toro salvaje», «El padrino: Parte II» o «Cabo de miedo», se sumará en los próximos días a las grabaciones en un papel que, aunque no principal, aparecerá en diferentes escenas de «Nada».
El trabajo de De Niro con la dupla Cohn-Duprat marcará una nueva colaboración de los realizadores de «El ciudadano ilustre» con figuras internacionales de primera línea, luego de la reciente «Competencia oficial» con Penélope Cruz y Antonio Banderas, o la serie de próximo estreno «Limbo… hasta que lo decida», con la española Clara Lago.
«Nada» será una comedia dramática de cinco episodios centrada en Manuel (Brandoni), un crítico gastronómico y referente de la cultura porteña que sufre una crisis personal por el fallecimiento de la empleada doméstica con la que contó por 40 años.
Sin habilidad para valerse por sí mismo en las tareas de la casa, y mal financieramente tras despilfarrar su dinero, el ingreso de una nueva empleada más joven a su hogar significará -un aspecto que Cohn y Duprat han explorado en varios de sus títulos anteriores- un choque tanto generacional como cultural.
Algunos de los miembros del elenco confirmados son Daniel Aráoz, Gastón Cocchiarale y Enrique Piñeyro, en tanto que se espera también que Guillermo Francella tenga una participación. El guion fue escrito por Cohn, Duprat y Emanuel Diez, mientras que la producción cuenta además con el asesoramiento culinario de los chefs Francis Mallmann y Narda Lepes.
No serán las calles salvajes de Nueva York en la década de 1970, sino las de Buenos Aires, en pleno 2022, las que recorrerá Robert De Niro en las próximas semanas. El proyecto que traerá al legendario actor estadounidense, de 78 años, es una serie dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn (el dúo detrás de El ciudadano ilustre y Mi obra maestra), protagonizada por Luis Brandoni y Guillermo Francella, que podrá verse a través de Star+ el año próximo.
Según explicó Brandoni hace algunos días, cuando participó como jurado invitado de Los 8 escalones del millón, la serie se llamará Nada y en ella interpretará a Manuel, un experto en gastronomía que, en plena crisis personal por la muerte de su asistente, recibe a un amigo extranjero que llega al país para entregarle un libro (el rol que tendrá a su cargo De Niro). Los barrios de San Telmo, Once y Puerto Madero serán algunas de las locaciones en las que se llevará adelante el rodaje, que comenzaría a mediados de mayo.
Sin embargo, esta no será la primera vez que el protagonista de Taxi Driver pise suelo argentino: tras filmar parte de la película La misión (1986) en la provincia de Misiones, a fines de 2014 De Niro disfrutó de unas vacaciones en nuestro país en compañía de su entonces esposa Grace Hightower, paseó por la Patagonia, se encontró con su amigo Lito Cruz en Buenos Aires, comió asado y hasta se dio el lujo de bailar tango.
Tampoco será la primera vez que Cohn y Duprat mezclan talentos locales con estrellas extranjeras. El año pasado los directores recorrieron la elegante alfombra roja del Festival de Venecia para presentar Competencia oficial, una parodia sobre los excesos, contrastes y discursos comunes que ahondan en la discusión sobre el mundo del cine. Allí Oscar Martínez interpreta a un prestigioso maestro de actores que debe trabajar con un divo que encarna Antonio Banderas. El juego de los opuestos, de esas personalidades en apariencia tan disímiles, tiene como intermediaria a Penélope Cruz, actuando como una excéntrica cineasta que debe lidiar con ambas personalidades.
Hollywood en Argentina
De Niro se sumará así a una larga lista de consagrados que llegaron hasta nuestro país por trabajo, por placer o por ambos motivos. Leonardo DiCaprio, por ejemplo, disfrutó del gélido encanto natural de Ushuaia en julio de 2015 para filmar algunas escenas de El renacido, la película de Alejandro González Iñárritu por la que terminó ganando su primer y único Oscar hasta el momento. El prolífico actor pudo recorrer la ciudad austral y se permitió conocer algunos de sus puntos gastronómicos.
Tom Hardy, que fue antagonista de Di Caprio en esa misma película, no quiso irse sin antes visitar Buenos Aires, donde aprovechó para recorrer las calles de San Telmo, entre otros destinos turísticos.
Como DiCaprio y Hardy, otro galán hollywoodense filmó en la Argentina, aunque muchos años antes: Brad Pitt visitó Uspallata, Mendoza, y la ciudad de La Plata, durante el rodaje de Siete años en el Tíbet, en 1997. Más allá de alguna protesta eventual, la filmación no tuvo grandes complicaciones y el paso por el país que inició el protagonista de Pecados capitales no generó grandes anécdotas.
También, como DiCaprio, otro reconocido actor filmó en la Patagonia: Carlos Sorín hizo Eterna sonrisa de Nueva Jersey en 1989 con quien a futuro sería el triple ganador del Oscar, Daniel Day Lewis (Mi pie izquierdo, Petróleo sangriento y Lincoln).
Francis Ford Coppola, el director de la trilogía de El padrino, disfruta tanto de la Argentina que no solo es dueño de viñedos en Mendoza, sino que filmó una de sus producciones, Tetro, en Buenos Aires, junto a un seleccionado de actores locales y extranjeros. La experiencia del rodaje, en 2007, tuvo un sabor amargo cuando robaron la casa del cineasta en Palermo y se llevaron una computadora que contenía 15 años de su trabajo artístico.
Pero el amor de Coppola por nuestro país fue superado por el de otra leyenda, un nombre histórico que también estuvo involucrado con El padrino y Apocalipsis Now: Robert Duvall. El actor californiano era un apasionado de la cultura local, desde las milongas (que lo llevaron a narrar un documental sobre el tango para National Geographic) hasta el afecto por los ciudadanos argentinos, a quienes describió como personas “arrogantes, pero individualmente maravillosos”. En una de sus visitas, en 1996, conoció a quien se convertiría en su esposa, la salteña Luciana Pedraza.
El ganador del Oscar por El precio de la felicidad hasta reconoció, en la década de 1990, que la Argentina era la meca del fútbol y el tango, que el peronismo incluía ideologías muy opuestas, y que los extremismos políticos de los ciudadanos no eran buenos. Maravillado por el talento cinematográfico local, Duvall filmó La peste en 1991, bajo la dirección de Luis Puenzo. Sin embargo, su pasión por este país no se vio reflejado en el protagonista de esa película, William Hurt.
El hombre al frente de El beso de la mujer araña tuvo una estadía desagradable en Buenos Aires. Estaba pasando por uno de los momentos más complicados de su vida, recuperándose de su adicción al alcohol, y tuvo un trato difícil con los miembros de la producción de Puenzo, por lo que no dejó el mejor de sus recuerdos dentro del equipo.
También en esa misma década, pero por otra producción, tuvo una experiencia agridulce la reina del pop, Madonna. La cantante hizo lobby para quedarse con el rol de Eva Perón en la adaptación para cine del musical de Andrew Lloyd Weber, Evita, cuando Oliver Stone abandonó el proyecto y tomó la dirección Alan Parker. Madonna sufrió escraches de parte de las agrupaciones políticas que no querían que se filmara la película en el balcón de la Casa Rosada. El entonces presidente Carlos Menem, después de una reunión con ella y el director de The Wall, les permitió usar el edificio para la famosa secuencia de “Don’t Cry For Me Argentina”, uno de los momentos más icónicos del musical en cuestión.
Fuente: Pablo Planovsky, La Nación