Un inmenso tesoro de casi 130 mil piezas, entre ellas importantes ejemplares de origen argentino, como documentos de Oliverio Girondo y Jorge Luis Borges, Emilio Pettoruti y Xul Solar, dejará en breve de pertenecer a una colección privada. El ministro de Cultura español, Miquel Iceta, anunció que se ha iniciado el proceso para adquirir el Archivo Lafuente, integrado por cartas, manuscritos, libros, revistas, manifiestos, carteles, dibujos, arte gráfico, fotolibros y fondos documentales del arte del siglo XX. El precio de esta transacción no fue precisado por las autoridades.
El empresario del rubro lácteo José María Lafuente (1957, Lugo, España) creó en 2002 el archivo que lleva como nombre su apellido. En diversos soportes, este tesoro incluye piezas de diversa naturaleza y se estructura en dos bloques: el primero, desde comienzos del siglo XX hasta 1945; el segundo, desde 1945 hasta 1989. A su vez, este archivo está organizado en cuatro grandes áreas geográficas: Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, España y Cantabria.
El proceso de traspaso de estos fondos es complejo y llevará varios meses en hacerse efectivo. Dentro del Archivo Lafuente se encuentra un espacio dedicado a la Modernidad y las vanguardias literarias de América Latina, 2500 piezas, publicaciones y documentos, cuyo origen es, fundamentalmente, argentino. Primeras ediciones de libros de Borges como Fervor de Buenos Aires o la carta astral que Xul Solar le realizó al escritor, documentos diversos de Girondo, Adolfo Bioy Casares (sus primeros cuentos mecanografiados), Norah Lange, Emilio Pettoruti y Ricardo E. Molinari forman parte de este invaluable tesoro que Lafuente y su equipo fueron armando durante dos décadas, seleccionado y participando de subastas y acercándose a otros coleccionistas.
Ubicado físicamente en Cantabria, en este Archivo también hay colecciones completas de revistas como La campana de palo, Claridad, Extrema izquierda, Sur, Proa y Arturo, y de la mítica revista Martín Fierro. Dentro de este universo, una copia original del Manifiesto de Martín Fierro que comienza “Frente a la impermeabilidad hipopotámica del «honorable público»”. Además, otros autores, forman parte del Archivo Lafuente a través de correspondencia, autógrafos y obra original como Raúl Gustavo Aguirre, Enrique Molina, Aldo Pellegrini, Alejandra Pizarnik, Roberto Juarroz, los italianos Libero Badíi y Antonio Porchia o los chilenos Braulio Arenas y Enrique Gómez Correa. Hay también documentos que pertenecieron a Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, César Vallejo y Xavier Icaza.
La pintura tiene su protagonismo de este archivo. La Asociación Arte Concreto-Invención a la que pertenecieron Carmelo Arden Quin, Rhod Rothfuss, Gyula Kosice, Edgar Bayley, Raúl Lozza, Tomás Maldonado y Lidy Prati tiene su lugar a partir de la adquisición del archivo personal del propio Lozza. Por ejemplo, las revistas Invención (1945), Arte Concreto Invención (1946), Arte Madí Universal (1947-1954), Contemporánea (1948), Perceptismo (1950-1953), Arte Nuevo (1956-1958), como Nueva Visión (1951-1957) y A (1956-1958), así como fotografías de época, obra original y catálogos de estos autores.
También de expresión pictórica y origen argentino son los documentos y piezas que provienen del Instituto di Tella y del Centro de Arte y Comunicación (CAyC). Casi mil piezas de estos centros integran el Archivo Lafuente, como diseños publicitarios, correspondencia, diapositivas, catálogos, libros, programas musicales, folletos, fotografías y obra gráfica. Juan Carlos Romero, padre del conceptualismo en la Argentina, aporta 250 documentos al acerco de esta colección, entre revistas, textos mecanografiados, carteles, catálogos, libros, impresos, tarjetas, collages originales, periódicos y pliegos revolucionarios argentinos.
Una particularidad del archivo son los 150 documentos provenientes de contraculturas o de guerrillas urbanas procedentes de Argentina, Uruguay, como los Tupamaros, y Venezuela, con carteles, folletos, fotografías y revistas, como Arte y crítica (Buenos Aires) o Contracultura (Buenos Aires, 1970-1971) pertenecerán en breve al Estado español.
Los museos son lugares en constante movimiento y expansión. Sus colecciones se redistribuyen y su acervo crece constantemente y para que el público pueda visitar espacios donde conviven piezas célebres y clásicas, y también la novedad. El Museo Reina Sofía es un claro ejemplo de esta política. En un centro asociado a esta institución, en Santander, al norte de España, se expondrá parte del copioso archivo Lafuente. El ministro de Cultura consideró que el valor de este archivo resulta vital para comprender al país y su historia reciente: “Sin él no entenderíamos lo que pasó en la cultura española en los últimos cincuenta años”. También este hecho conduce a que quienes no son españoles, como los argentinos, o más precisamente el Estado argentino cuestione cuáles son sus políticas de expatriación de bienes en pos de conservar su patrimonio en su propio territorio.
Fuente: Laura Ventura, La Nación