Miley Cyrus todavía no tiene 30 años y ya logró sacarse tantas máscaras que es muy difícil encasillarla. No es solamente una chica pop, ni una exchica Disney, ni la sucesora de Madonna. No. Ella es Miley Cyrus, la dulce niña de Tennesse que aparece en El Gran Pez, de Tim Burton, con su nombre real, Destiny Hope, y que años después se apodera de un papel que no era para el que audicionó y que la dirigió directo a la fama, una fama que muchas veces le costó y no supo cómo sobrellevar.
Ella es la artista que en busca de liberarse decide mostrarse desnuda sobre una bola de demolición y convertirse en una femme fatal de la que todos hablan. De un día para el otro, Hannah Montana muere y reencarna en una mujer audaz, con pelo corto y que le saca la lengua al mundo. Ella es pansexual, tiene novias, novios, se casa, se separa, pero nunca deja de generar hipnosis ni titulares. Porque Miley, en definitiva, es una estrella pop que no quiere serlo, que explora en diferentes estilos, que se anima a reversionar a Metallica, a experimentar con Wayne Coyne, líder de Flaming Lips; que escucha a Nirvana y ama a Britney Spears, que se desnuda pero no reniega de haber crecido en una familia religiosa, que es ahijada de Dolly Parton y que es cara de cuanta acción benéfica se le cruce: sea la lucha por encontrar una cura para el HIV o la supervivencia de los osos.
Con más de 15 años de carrera y 7 discos editados, Cyrus lleva el mote de la chica incorrecta del pop. No tiene miedo a decir lo que piensa ni a mostrarse fumando marihuana sobre el escenario en pleno show. Aunque eso fue hace tiempo, cuando quiso sacarse la sombra de Hannah Montana y buscó la forma más abrupta de hacerlo: convirtiéndose en un ícono sexual y desbordado, donde las adicciones y las sobreactuaciones eran adjetivos que la acompañaban. Pasaron los años y Miley dejó de llamar la atención, entró en una fase distinta, más calma, menos arrebatada. Siguió trabajando en su música, sacando discos, siendo cara de marcas, haciendo labiales, luchando por la igualdad y la inclusión desde su ONG, Happy Hippie, pero desde un lugar menos interpelativo y más orgánico. Se podría decir que sin tanta efervescencia, aunque siempre sostenido desde la carraspera de su voz, algo que la distingue del resto y la convierte en única. Porque más allá de los amoríos, sus polémicas declaraciones (y algunas presentaciones) y su vuelta al eje, lo que hace de Miley un fenómeno es su registro vocal, su tonada sureña y su potencia.
Sus inicios
Miley nació el 23 de noviembre de 1992 en Franklin, Tennessee, con el nombre de Destiny Hope. El arte corría en sus venas. Su padre, Billy Ray Cyrus es un conocido cantante de música country, y tres de sus hijos, incluida Miley, siguieron su camino. Cuentan que fue en Canadá, donde residía la familia por el trabajo de Billy, donde la cantante descubrió su vocación, tras ver Mamma Mia! en el teatro. Y así llegaron sus primeros papeles chicos, en Doc [serie que protagonizaba su padre], como Kylie; en El Gran Pez, como Ruthie. A los 11 años le llegó el dato del casting para interpretar a la mejor amiga de Hannah Montana, papel para el que audicionó. Si bien le dijeron que era muy chica, su insistencia terminó no solo convenciendo a los productores de Disney Channel para que fuera parte del programa sino para que lo protagonizara. Además de su frescura, fue clave que la niña tuviera la música tan arraigada, después de todo tenía que interpretar a una joven que en secreto era una estrella pop.
La serie, que vio la luz el 24 de marzo de 2006, en su día de estreno tuvo una audiencia de 5.4 millones de espectadores, número que la acompañó a lo largo de sus cuatro temporadas. También se editaron tres trabajos discográficos que alcanzaron el primer puesto en las listas de ventas en los Estados Unidos. Ese papel hizo que Miley se convirtiera en una figura a nivel mundial. Su madre fue clave durante esos primeros años. Fueron 6 intensos años, donde por momentos Miley se sentía más Hannah Montana que Miley. Hace un año, le escribía una carta a su álter ego.“Hola Hannah. Hace ya un tiempo, 15 años exactamente, desde que deslicé ese flequillo rubio por mi cabeza en el mejor de los intentos de cubrir mi identidad. Luego me pasé a una bata de felpa rosa que llevaba dentro una gran mujer con un enorme corazón. Entonces no lo sabía, pero eso es lo que siempre viviría de vos. Y no solo en mí, sino en millones de personas alrededor de todo el mundo”, expresaba la actriz.
En varias oportunidades, Cyrus tuvo reflexiones muy distintas con respecto al programa que la hizo conocida. En 2015, en una nota con Marie Claire, la ídola pop confesó lo duro que fue realizar la serie, ya que las exigencias físicas para interpretar ese papel llegaron a causarle dismorfia. “Durante tantos años me dijeron cómo una chica debía ser (…) Desde que tenía once años. El tema era: ‘sos una estrella del pop’. Eso significa que tenés que ser rubia, tenés que tener el pelo largo y tenés que vestir ropa ajustada y brillante”, algo que afectó su manera de percibirse a ella misma y le generó ansiedad y depresión.
En 2009, Miley, después de haber coqueteado con varios chicos de moda, como Nick Jonas, empezó a salir con Liam Hemsworth, con quien había compartido trabajo en el film La última canción. Porque además de ser la chica Disney, en paralelo trabajaba en sus álbumes solistas y aceptaba algunos papeles en la pantalla grande.
Su despertar
Su despertar
Cuando terminó Hannah Montana algo en Miley se rompió. No quería seguir siendo la chica Disney. Y eso lo dejó bien en claro. Hizo un drástico cambio de look y empezó a desnudarse. La nena buena se hizo rebelde. El despojo de su ángel infantil se vio en su máxima expresión cuando se vistió con un bikini de látex y protagonizó una escena sensual con Robin Thicke en la ceremonia de entrega de los MTV Video Music Awards, en 2013. El problema de Cyrus fue el contraste, nada tenía que ver su pelo corto y sus movimientos sexys con su antiguo papel en la exitosísima serie de Disney. Sucede que Hannah Montana había muerto y reencarnado en una mujer. Miley no había hecho nada que Madonna, la reina del pop, no hubiera explorado antes. Solo que nadie entendía esa nueva faceta. Visitas a diferentes sets con pezoneras, el video de “Wrecking Ball”, sin ropa, portadas de revistas. Acababa de sacar Bangerz, su cuarto disco de estudio, donde ahondaría aún más en su costado sensual. Fue justo en ese momento cuando visitó la Argentina y dio un show que dejó a sus fans estupefactos en GEBA. “Entre penes de distintos tamaños que ella tomaba de sus fans y muñecos infantiles, bonetes y perreo, Miley amalgama géneros como rap, balada y funk”, contábamos en ese momento.
Fue por esos tiempos cuando trascendió que Liam y Miley habían terminado y también cuando empezó a hablar de su sexualidad. “Recuerdo haberle dicho [a mi madre] que miraba a las mujeres de una manera diferente. Y que ella me preguntara qué significaba eso. Y le dije: ´las amo’. Y fue muy difícil para ella entenderlo”, dijo Miley a la revista Paper en junio de 2015. “Ella no quería que me juzgaran y no quería que me fuera al infierno. Pero ella cree en mí más de lo que cree en cualquier Dios. Sólo le pedí que me aceptara. Y lo ha hecho”, continuó. En 2015, Cyrus se declaró pansexual y ese mismo año salió con Patrick Schwarzenegger durante cinco meses y más tarde se la vio besando a la modelo de Victoria’s Secret Stella Maxwell.
“Toda mi vida no entendí mi propio género y mi propia sexualidad. Siempre odié la palabra bisexual porque eso es incluso ponerme en una caja. Nunca pienso en que alguien sea varón o mujer”, dijo a Variety en octubre de 2016. “Mi primera relación en mi vida fue con una chica. Crecí en una familia sureña muy religiosa. Una vez que entendí más mi género, que no estaba asignado, entonces entendí más mi sexualidad. Yo estaba como, ‘Oh, es por eso que no me siento heterosexual y no me siento gay. Es porque no lo soy’”, explicó Cyrus, quien es una defensora de la comunidad LGBTQ+ desde hace mucho tiempo, y no ha rehuido de compartir sus puntos de vista sobre la sexualidad.
Miley y las idas y vueltas con Liam
Después de esos años alocados, Miley volvió a la estabilidad. Se acabaron los desnudos y los shows ultra sensuales, se reencontró con su esencia country. También volvió con Liam al tiempo que editó un disco colaborativo con The Flaming Lips, Miley Cyrus and Her Dead Petz. Éste encuentra inspiración en todas aquellas mascotas que perdió la artista y en su amistad con Wayne Coyne, vocalista de la banda. Juntos habían hecho antes el cover de The Beatles, “Lucy in the Sky With Diamonds”.
De 2016 a 2018, la vida de Miley fue más ordenada, sacó su sexto disco en 2017, Younger Now, aunque tuvo algunos sobresaltos, como cuando perdió su casa en California fruto de un incendió forestal que aconteció en esa zona. “Completamente devastada por los incendios que afectan a mi comunidad. Soy una de las afortunadas. Mis animales y el amor de mi vida lograron escapar de manera segura, y eso es lo único que importa en este momento”, expresó la intérprete. Meses después trascendió que la cantante y el actor australiano se habían casado en secreto. La relación con Liam hizo que muchos criticaran a la chica rebelde al calificarla de monógama, algo que la ha hecho expresarse en entrevistas.
Un año después, en 2019, trascendió la noticia de que los tórtolos se habían separado. “No es ningún secreto que andaba de fiesta en mi adolescencia y principios de los 20. No solo he fumado, sino que he abogado por la marihuana, he experimentado con drogas”, siguió. “Arruiné relaciones y engañé cuando era más joven. Perdí un contrato millonario con Walmart a los 17 por romper un bong (…) Me hamaqué desnuda sobre una bola de demolición. Hay más fotos mías desnuda que de cualquier otra mujer en la historia, posiblemente. Pero la verdad es que, una vez que Liam y yo nos reconciliamos, lo tomé en serio y me comprometí. No hay secretos que descubrir aquí. He aprendido de cada experiencia en mi vida. No soy perfecta, no quiero serlo, es aburrido. He crecido frente a ustedes, pero la conclusión es que realmente he crecido”, expresó la cantante en un descargo que compartió en sus redes sociales.
“Puedo admitir muchas cosas, pero me niego a admitir que mi matrimonio terminó por engaños. Liam y yo hemos estado juntos por una década. Lo dije antes y sigue siendo cierto: amo a Liam y siempre lo haré. Pero en este punto tuve que tomar una decisión saludable para mí misma, para dejar atrás una vida anterior. Estoy más saludable y feliz de lo que he estado en mucho tiempo. Pueden decir que soy una chica que hace twerking y fuma marihuana, pero no soy una mentirosa. Me enorgullece decir que simplemente estoy en un lugar diferente de donde estaba cuando era más joven”, sumó.
La actualidad
La catarsis de Miley llegó en forma de disco. En 2020 editó Plastic Hearts, un álbum que tiene un giro hacía el rock y en el que habla abiertamente de su vida sentimental. En “WTF I Know”, tema que abre el disco dice: “Estoy completamente desnuda pero lo estoy haciendo fashion. Tal vez casarse fuera solo para causar una distracción. Y estoy aquí para decirte algo que no sabes. ¿Estoy equivocada porque seguí adelante y ni siquiera te extraño? Pensé que serías tú hasta que me muera. Pero te dejo ir”.
Es un disco donde la chica de Tennesse sigue buscando mostrar su voz que combina lo visceral con la carraspera, hay pop ochentoso, hay folk, hay colaboraciones, con Dua Lipa (“Prisoner”), con Billy Idol ( “Night Crawling”) y Joan Jett (“Bad Karma”).
Poco después de que trascendiera su separación, Miley tuvo una relación con la bloguera Kaitlynn Carter, con quien pasó las vacaciones de verano y fue fotografiada besándose en Italia. Dos meses después fue vinculada con Cody Simpson, con quien salió casi un año. “Atravesé un divorcio recientemente, murió mi abuela, con quien era súper cercana. En algún sentido no pasé demasiado tiempo llorando por todo esto y no fue porque fuera fría o estuviera tratando de evadir algo, fue solo porque no podía cambiar nada. Traté solo de seguir activa en las cosas que podía controlar, de otra manera empezás a sentir que estás atrapada”, dijo. En su filosofía, “cuando una puerta se cierra, otra se abre”. “Sané gracias a viajar y conocer a nuevas personas. Cuando perdés una persona, otra llega a tu vida”, sumó sobre sus nuevas relaciones.
Más tarde, llegó la pandemia, se mostró muy activa en redes sociales, hizo recitales solidarios, colaboró con donaciones y hasta sufrió un ataque de pánico en uno de los primeros shows con público que se hizo en medio de la pandemia. Su postura política quedó clara cuando se manifestó en contra de Donald Trump años atrás. Ahora se está conociendo con Max Morando, un músico de 23 años, y está girando por el mundo. Ya no es tan rebelde, está más asentada, pero no perdió ni un poquito de su magnetismo: 161 millones de personas la siguen día a día por Instagram, sus temas escalan rápidamente en los charts y este viernes va a cerrar la primera jornada del Lollapalooza.
Fuente: Dolores Moreno, La Nación