Eugenia Quibel y Gerardo Rozín en el casamiento de Evaluna Montaner y Camilo en Miami, en febrero de 2020; el rosarino era muy amigo de Ricardo, el padre de la cantante
“Solo un momento… es una mirada y saber”. Apasionado por la música y analizando la letra de cada una de las canciones, en octubre del año pasado Gerardo Rozín eligió el popular tema de Vicentico para dedicarle un romántico posteo a Eugenia Quibel.
Muy reservado y reacio a hablar de su vida privada, el productor quiso compartir en las redes sociales una selfie con quien además del amor compartía el trabajo en Morfi. Él como conductor y ella, en la locución. Pese a que ninguno de los dos solía referirse a la intimidad de la pareja, conformada en 2015, quienes los conocen resaltan el amor que se tenían, lo “enamorado que estaba Gerardo”, e indican que el hecho de no hacer públicas determinadas fotos tenía que ver con la poca actividad sobre su vida privada en las redes sociales. Por caso, las cuentas de Instagram de ambos están plagadas de imágenes de sus proyectos laborales, aquellos que también compartían.
“Ellos disfrutaban trabajar juntos”, dicen quienes más los conocen. Gerardo y Eugenia se conocieron en ese ámbito muchos años antes de enamorarse. Compartieron espacio en Radio Pop, también en ciclo Gracias por venir, gracias por estar (Telefe), y volvieron a coincidir en Morfi. El amor nacería en en 2015, entre micrófonos y rutinas. Y siempre lo expresaron entre ellos, en privado, lejos de las cámaras o los flashes.
Pese a que no se ocultaban, siempre tuvieron claro que querían preservar su relación. Cuidar su amor, su entorno, y la familia que ensamblaron con sus hijos: él era padre de Pedro –21, de su primer matrimonio con Mariana Basualdo– y Elena –12, de su relación con Carmela Bárbaro-, mientras Eugenia es mamá de Emilia, de una pareja anterior.
Eugenia Quibel y Gerardo Rozín, en una emisión de Morfi
No tuvieron hijos juntos. “Nunca fue un plan”, dicen los amigos de la pareja, que tampoco convivía, aunque “siempre dormían juntos, en la casa de uno o del otro”. También han compartido vacaciones, solos y con sus hijos. “En esas oportunidades tuvieron experiencias de ensamble”, dicen sobre el hermoso vínculo que formaron con los chicos.
Gerardo y Eugenia eran muy compañeros. Crecieron juntos como pareja y se acompañaron en sus carrera, siempre a la par y celebrando los logros del otro. Y aunque él se ponía nervioso cuando le preguntaban por su novia en alguna entrevista, no se cansaba de decir cuánto la admiraba como persona y profesional. “No podía más de amor por ella…”, señalan quienes más quisieron al conductor, y lo recuerdan por su característico humor. Pero sobre todo, por la gran persona que era. Todos coinciden en eso. Basta ver los mensajes de apoyo que recibió los últimos días, cuando trascendió su enfermedad, de parte de figuras de la televisión para entender lo querido que era.
Rozín y Quibel, en unas vacaciones
A Gerardo y a Eugenia también los unía su pasión por la música. Él disfrutaba de la visita de las figuras nacionales e internacionales a Morfi, y a todos los artistas que entrevistó a lo largo de su extensa carrera. Ella, además, conduce el programa radial Folklore a la carta, en donde les da el gusto a los oyentes de escuchar lo que pidan dentro de ese género musical.
Este año el conductor había decidido dar un paso al costado en sus compromisos laborales y atender algunas cuestiones personales. Y aunque tampoco le gustaba hablar públicamente de ello, su prioridad siempre fue su salud. Por caso, en 2021 ya se había ausentado un tiempo para realizarse una serie de estudios médicos, pero por ese entonces no dio mayores precisiones. Nunca consideró que debía ser de dominio público lo que estaba atravesando, ya que lo hacía acompañado por sus seres queridos, quienes estuvieron a su lado.
Rozín y Quibel junto a Luciano Pereyra, en una visita del cantante a Morfi
A la hora de analizar su regreso a la nueva temporada del programa de Telefe, en conjunto con las autoridades del canal eligieron a Iván de Pineda para que ocupara su lugar en el histórico programa de los domingos, aquel que compartía con Jesica Cirio, su fiel compañera. Antes, en diciembre del año pasado, Eugenia había escrito un emotivo texto por el cierre de la temporada de Morfi. “Celebro la música como refugio, por estar presente a diario en mi vida y porque me permitió conocer en todos estos años a artistas gigantes, enormes por su arte pero más por su calidad humana”, escribió la locutora del programa sin dar precisiones sobre la continuidad de Rozín al aire. Para ese entonces, el conductor todavía no había definido que no regresaría.
“Eugenia estuvo al pie del cañón”, destacan con énfasis los amigos de la pareja sobre el rol de la locutora que acompañó al productor desde el primer momento, y que estuvo a su lado hasta el final, sosteniendo su mano, como lo hizo desde el 2015 cuando se enamoraron y empezaron a escribir su historia de amor.
“This is us”, escribió ella en su Instagram la última Navidad. Y acompañó el posteo con una de las últimas fotos que publicó de Gerardo. Todas las otras elige guardarlas para su intimidad y atesorarlas entre los recuerdos que ahora le quedan del hombre con el que compartió los últimos siete años, acompañándolo codo a codo. Porque esos eran ellos: los que se enamoraron trabajando, los que siguieron su relación a la par de su carrera, creciendo y sumando anécdotas juntos. Algunas buenas y otras malas, muy malas. Pero siempre juntos.
Este viernes 11 de marzo, Gerardo murió. Y a su lado estaba ella, Eugenia.
Amor eterno: Eugenia Quibel y Gerardo Rozín
Fuente: Infobae