Los ciudadanos rusos están comenzando a sufrir los efectos de la guerra. Poco a poco, las sanciones impuestas contra el Presidente Vladimir Putin están llevando a la economía rusa al borde del abismo. Horas después de que la FIFA expulsara al país del mundial de Qatar, y tras conocerse que otros deportes prohibirán la competencia de equipos y atletas de dicha nacionalidad, miembros de la industria del cine piden que no se veten los films producidos en Rusia.
“La necesidad de que Europa haga una clara declaración contra la guerra es comprensible y necesaria. Sin embargo, prohibir a todos los rusos la entrada a los principales eventos culturales no solo es inútil, sino que es perjudicial”, dijo un productor ruso a la revista Variety.
“Cientos y miles de trabajadores rusos de la cultura han discrepado abiertamente de la decisión del gobierno de iniciar una guerra: condenan sus acciones, van a las protestas, apoyan a Ucrania, se arriesgan a ser condenados por traición. Casi todos ellos no votaron a Putin”, agregó.
“Al prohibir la entrada de estas personas a los eventos internacionales, Europa está silenciando la voz de protesta rusa, aislando a las personas que quieren detener la guerra junto con las que quieren intensificarla”, culmina el mensaje, que habla en nombre de muchos realizadores nacidos en Rusia.
La Academia de Cine de Ucrania pidió, hace unos días, un boicot internacional al cine ruso, instando a las instituciones paneuropeas a excluir al país de instrumentos financieros como el fondo Eurimages del Consejo de Europa. Al mismo tiempo pedía a productores, distribuidores y festivales de cine que rechazaran “la cultura del Estado agresor, que desató una guerra injustificada y no provocada en Europa Central”.
“Incluso la propia presencia de películas rusas en el programa de los festivales de cine del mundo crea la ilusión de que Rusia participa en los valores del mundo civilizado”, aseguraban en un texto que publicaron en la web. Los cineastas ucranianos también decidieron ofrecer su mirada sobre el conflicto y la realidad que enfrentan. Anna Manchukh, directora de la Academia de Cine de Ucrania, dijo que: “Rusia ha llegado a un punto de no retorno. Estas acciones son imperdonables y nunca serán olvidadas”.
Por su parte, cineastas de ese país como Oleh Sentsov, Maryna Er Gorbach o Iryna Tsilyk se unieron para solicitar ayuda internacional para Ucrania definiendo la invasión como la avanzada de la “tiranía”.
A pesar de todo esto, las consecuencias de la guerra están comenzando a impactar en el mundo del espectáculo. El domingo, Series Mania anunció que el organismo de promoción cinematográfica de Rusia, Roskino, respaldado por el Estado, no podrá participar en la muestra internacional de televisión que se celebrará a finales de este mes en Lille, donde se esperaba que presentara una serie de dramas rusos.
Por otro lado, el organizador de MipTV, RX, dijo el martes que seguiría “las sanciones y políticas gubernamentales en cada territorio en el que opera”, descartando de hecho la presencia rusa en el evento de abril en Cannes. El organismo británico Pact también pidió a sus miembros que suspendieran toda cooperación y comercio con Rusia.
El Festival de Cine de Estocolmo anunció que no proyectará ninguna película rusa financiada por el Estado en el festival de este año, al menos mientras dure el actual conflicto bélico. Por su parte, el Festival de Cine de Glasgow dijo que había retirado dos títulos rusos de su programa de 2022, aclarando que la decisión no era debido a la opinión de los realizadores de dichos largometrajes, sino porque creen “inapropiado” realizar las proyecciones bajo el contexto actual.
Fuente: La Nación