El fin de semana largo de Carnaval se extiende durante cuatro días, desde el sábado 26 de febrero hasta el martes 1 de marzo inclusive, y es una buena oportunidad para concretar esos planes que siempre quedan en el tintero. Desde merendar en una mansión histórica hasta recorrer una galería de arte en la casa de uno de los artistas argentinos más importantes, estas son cinco propuestas diferentes para aprovechar los días feriados y disfrutar de la movida cultural local.
1) Villa Ocampo
Fue la casona de la escritora Victoria Ocampo y hoy es un espacio de memoria y de preservación de su patrimonio material e inmaterial. Construida en 1891 en San Isidro por el ingeniero Manuel Ocampo, padre de la intelectual, como una casa de veraneo para su familia que vivía en el centro, la propiedad cuenta con un espléndido jardín y una vista imponente sobre el Río de la Plata. Actualmente está abierta al público para visitarla e incluso se puede almorzar o tomar el té allí.
Funcionó como residencia y punto de encuentro de algunos de los intelectuales más importantes del siglo XX, como Gabriela Mistral, Albert Camus, Federico García Lorca, María Elena Walsh, Saint-Éxupery, Graham Greene o Rabindranath Tagore. En 1973, Ocampo donó la propiedad a la UNESCO, aunque vivió en esa casa hasta su muerte, en 1979. En 1997, el Gobierno la declaró Monumento Histórico Nacional y unos años más tarde fue puesta en valor.
La casa tiene tres pisos de alrededor de 450 m² cada uno. El área social está diseñada al estilo piano nobile de la arquitectura clásica e incluye una galería de 80 metros que mira al río. Abajo se encuentra el sótano, donde antiguamente funcionaba la cocina y la despensa. Las habitaciones se ubican en la planta superior y están diseñados de manera modular para funcionar como pequeñas unidades, con su propio baño en suite y áreas de guardado.
Villa Ocampo queda en Elortondo 1837, en Beccar, y se puede ingresar los viernes de 12:30 a 18 y los sábados, domingos y feriados de 10 a 19. Hay visitas guiadas para conocer los interiores y el mundo personal de la escritora (a las 12, 13, 14 y 1), pero además se pueden recorrer los jardines y disfrutar de un bistró a cargo del chef Jerome Mathe. Los tickets cuestan alrededor de $375 y se consiguen online.
2) Museo Larreta
Fue la residencia del escritor argentino Enrique Larreta y tras su muerte, la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires la compró para destinarla a un Museo de Arte Español. Construida alrededor de 1886 por el arquitecto Ernesto Bunge para que veranearan allí sus suegros, la propiedad ubicada en el centro del barrio de Belgrano (Avenida Juramento 2291) fue adquirida más tarde por Mercedes Castellanos de Anchorena, quien se la dejó como herencia a su hija Josefina Anchorena, esposa del intelectual.
El frente original de la casa estaba inspirado en el modelo del Renacimiento italiano mientras que el interior, con patios abiertos, respondía al de la casa quinta mediterránea. Hacia 1916, cuando el edificio se convirtió en residencia estable de la familia, Larreta implementó una serie de cambios: transformó el exterior en una fachada de muros blancos, ventanas enrejadas y techos de tejas, y el interior en un espacio que recrea el espíritu del Renacimiento español
Realizada mayormente durante los años vividos en Francia mientras Larreta se desempeñaba con el cargo de Ministro Plenipotenciario, en el museo se puede conocer una colección que comprende una gran variedad de objetos: mobiliario, tapices, armas, cerámica, pinturas y esculturas del Renacimiento y Barroco español. Quizás el mayor atractivo del lugar es el jardín andaluz, un espacio verde laberíntico creado por Larreta que desde hace más de veinte años se transformó en un espacio para el arte contemporáneo con el ciclo de exposiciones Esculturas en el jardín.
Usualmente, el museo y el jardín están abiertos al público los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 y los sábados, domingos y feriados de 11 a 20. En Carnaval, abrirán de 12 a 20. La entrada cuesta $50 y $250 para extranjeros no residentes. Tras visitar el lugar, se puede comer o tomar algo en la sucursal de Croque Madame que se encuentra allí y está abierta todos los días de 10 a 00.
3) Palacio Noel
El Palacio Noel y las colecciones que alberga pueden considerarse como un ensayo arquitectónico de estética colonial hispanoamericana. Fue la propiedad del arquitecto argentino Martín Noel, quien diseño la casa para él y su hermano, Carlos Noel y actualmente, es la sede del Museo Isaac Fernández Blanco, ubicado en Suipacha 1422, en Retiro.
Se trata un pabellón cuadrado de tres niveles donde la composición deriva de la arquitectura francesa del siglo XVIII. El aspecto neocolonial del edificio se debe únicamente a la decoración aplicada a los muros, inspirada en el repertorio hispanoamericano de los siglos XVII y XVIII. Tiene reminiscencias del barroco arequipeño en el portal de acceso sobre la calle, tradiciones limeñas en los balcones de la fachada de acceso del pabellón principal o imitación de las pinturas del techo de la Capilla Doméstica de los jesuitas en Córdoba en la bóveda de la biblioteca de la misma casa.
Como ocurrió con la vivienda de Larreta, al Palacio lo compró la Municipalidad porteña en 1936, junto a gran parte de su colección de arte para fundar el Museo Colonial, luego llamado Fernández Blanco. El lugar cuenta con un enorme jardín andaluz, que fue restaurado y abierto al público en 2019, luego de un intenso trabajo de puesta en valor.
El museo está abierto al público los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 y los sábados, domingos y feriados de 11:00 a 20:00. En Carnaval, abrirá de 12 a 20. La entrada cuesta $50 y $250 para extranjeros no residentes.
4) Museo Casa Carlos Gardel
Inaugurado el 4 de marzo de 2003 en la calle Jean Jaurès 735, lo que hoy es un museo fue la casa en la que Carlos Gardel vivió junto a su madre, Doña Berta Gardès, desde 1927. El artista se la compró a su anterior propietario y, gracias a la conservación de los planos originales, se sabe que la construcción era muy diferente a la actual.
En 1996, la empresa Proden S.A. compró la propiedad luego de que tuviera varios propietarios, con la intención de donarla a la ciudad de Buenos Aires. Así se hizo en el año 2000. El Museo Casa Carlos Gardel se inauguró el 4 de marzo de 2003 y el criterio que entonces se adoptó para la obra fue el de una recreación escenográfica que sugiriera la vida en una casa sencilla de aquellos años.
No se trató de una reconstrucción fiel, sino de una ambientación libre y poética, para la que se recurrió a materiales de demolición para pisos y carpinterías y a mobiliario y objetos de época. Se conservó el espacio de la cocina original y se reemplazó el de la despensa por una fantasiosa sala de planchado, para recordar el noble oficio que le había permitido a la joven madre de Gardel contar con los medios para cuidar de su hijo.
La casa ofrece cuatro salas permanentes y una dedicada a exposiciones temporarias, que dan cuenta de la vida del hombre que inventó el tango-canción y que desde los escenarios y las pantallas instaló a la música ciudadana en el mundo. La copia de su partida de nacimiento, el retrato de sus padres, la posibilidad de escuchar su obra completa y de ver sus últimas imágenes en vida son algunos de los atractivos que pueden apreciarse en la casa, que abre sus puertas los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 y los sábados, domingos y feriados de 11 a 20, pero que en Carnaval lo hará de 12 a 20. La entrada cuesta $50 y $250 para extranjeros no residentes.
5) Casa Cavia
Construida en 1927 por el arquitecto y artista noruego Alejandro Christophersen, referente de la arquitectura ecléctica, la casa ubicada en la calle Cavia al 2900, en Palermo Chico, fue cuidadosamente restaurada y hoy es uno de los rincones más lindos de la Ciudad para disfrutar de una rica comida.
En los años 20, un señor de familia de clase alta encargó al prestigioso arquitecto y artista plástico noruego la residencia como un regalo para su esposa. Christophersen proyectó una casona despojada y austera, representativa de su estilo historicista ecléctico. Un siglo después, a poco de que muriera la dueña, en 2011, el Gobierno porteño decidió proteger la casa, de gran valor patrimonial por la calidad en el estilo, la composición, los materiales y la coherencia tipológica.
En el lugar hay un jardín con fuente y galería alrededor, una amplia barra y florería, tres medianos espacios comedor y el uno que abre su ventanal a la calle y la plaza y es una librería con ejemplares hasta en el techo que pueden leerse y comprarse. La carta y los precios se pueden consultar previamente en el sitio de Casa Cavia, donde también se puede reservar una mesa.
Fuente: La Nación