Mirar las historias de los procesos de construcción de las naciones en el “nuevo” continente, significa encontramos con un crisol de situaciones. Desde aquellos inmigrantes que buscaban un exitoso futuro en la tierra por conquistar, hasta quienes llegaron con los viejos hábitos y su única intención era extender territorialmente el alcance de su poder. Así es cómo se dieron antagonismos entre lo viejo y lo nuevo, el pasado y el futuro, la tradición y las nuevas formas.
La era dorada (conocida en inglés como the gilded age) se trata del período entre 1870 y 1900 en donde, en el norte y oeste de Estados Unidos, se dio -gracias a la industrialización- un crecimiento absoluto de la riqueza. Y con ese caudal casi infinito de dinero, llegó el resto: el glamour, el poder, las excentricidades y la búsqueda constante de diferenciarse de la vieja y decadente sociedad europea.
“Creo que la principal diferencia entre Downton Abbey y The Gilded Age es que la primera se trataba sobre la decadencia de una clase que estaba ‘casi encerrada’. Pero en Nueva York tenemos a esta clase que era demasiado rica y demasiado poderosa para eso e iban a luchar por conseguir su lugar. Algo que generó una dinámica completamente diferente” – Julian Fellowes (creador de The Gilded Age, la serie)
Viejos y nuevos ricos ¿una lucha de poder?
Impulsados por el enorme crecimiento industrial y desarrollo ferroviario, una de las principales características de ésta era dorada se centra en el choque de clases poderosas: mientras que por un lado estaba la vieja aristocracia norteamericana (heredera directa de las clases nobles británicas), los nuevos jugadores fueron lo que ellos consideraron “nuevos ricos”. Es decir, familias sin títulos históricos que -gracias a su habilidad en los negocios- crecieron económicamente, compraron el poder y se posicionaron dentro de la estructura social.
“En Nueva York si eras lo suficientemente exitoso podías ‘sumarte’ a esa clase social. No era tan fácil, pero estaba la posibilidad. En cambio -en Inglaterra- aunque fueses un industrial que hubiera ganado una fortuna, no iba a suceder que al día siguiente estuvieses bailando con los duques” – Julian Fellowes (creador de The Gilded Age, la serie)
Fue en este contexto en donde se empezó a definir la “nueva forma americana”, un estilo de vida que tenía como principal intención romper con la herencia europea y dejar atrás los viejos hábitos nobles en los cuales la movilidad social era inexistente. Pero el lado B de esta fotografía fue la enorme corrupción, la compra del poder, la disparidad social (extrema riqueza y extrema pobreza) y la explotación laboral.
Opulencia y excentricidad
La búsqueda de diferenciarse de la nobleza británica llegó a tal punto que los historiadores se han encontrado con las anécdotas más ridículas y extravagantes que podamos imaginar:
“Un excelente ejemplo entre la nobleza británica y los nuevos ricos americanos son sus enormes casas de verano en New Port. Ubicadas en terrenos relativamente pequeños, esto generaba que estuviesen pegados el uno con el otro. Algo que la nobleza europea jamás habría hecho porque para ellos el sinónimo de riqueza era comprar tierras enormes con una casa en el medio y que sus vecinos más cercano estén a 2 millas de distancia” – Julian Fellowes (creador de The Gilded Age, la serie)
- Si bien el nombre de “era dorada” tiene una relación directa con el color amarillo del oro, la familia Garrett -conocida por su éxito en la industria ferroviaria- llevó este concepto al límite. Es que, en 1878, transformó su casa de verano en Baltimore en un hogar repleto de lujos ridículos: tenían un gimnasio que más tarde convirtieron en un teatro privado y su baño dorado fue construido con azulejos romanos, una bañera cubierta de oro de 23 quilates y hasta el asiento del inodoro era dorado.
- Las fiestas fueron siempre el escenario para mostrar riqueza y, debido a esto, el lugar donde encontramos algunas de las anécdotas más locas. Por ejemplo, en 1906 Mary Astor Pauls organizó un baile de debutantes en el cual liberó más de 10.000 mariposas que habían sido importadas desde Brasil (irónicamente, para el momento de soltar las redes ya habían muerto debido al calor de las lámparas). Así de opulenta fue la celebración de James Hazen Hyde quien, en 1905, organizó una fiesta de disfraces para homenajear a su sobrina y para ello cubrió todas las paredes del salón con flores y contrató a la orquesta de cuarenta músicos del Metropolitan Opera House. Quizá otro límite de lo ridículo lo encontramos con el banquete organizado por Cornelius K. G. Billings que -para celebrar la construcción de su establo de 200.000 dólares- convocó a 36 miembros del Equestrian Club a un exclusivo restaurante de Nueva York en donde, en vez de mesas y sillas, se esperaba que los invitados montaran caballos para comer ¿Cómo hicieron? Los platos estaban conectados a las sillas de montar y el champán se tomaba a través de sorbetes conectados a las alforjas. Algo similar sucedió en un evento que contó con una mesa que en el centro tenía un lago de diez metros en el que nadaban cuatro cisnes encerrados en una jaula de alambre dorado.
- Mover toda una línea de tren. La familia Rockefeller fue dueña de una enorme propiedad conocida como Kykuit que -entre sus muchos lujos- tenía un gran campo de golf. Cuando se dieron cuenta que el humo del ferrocarril cercano invadía este espacio ¿qué hicieron? Decidieron mover las vías y así evitar que su actividad recreativa se viese opacada.
Sin embargo la era dorada no fue solo terreno para los ricos, sino que también es un momento histórico clave para las mujeres y las clases trabajadoras. Impulsado mayoritariamente por la enorme corrupción y disparidad social que existió en este período (la industrialización provocó una fuerte migración del campo hacia la ciudad), fue durante estos años que se dieron importantes movimientos sociales como la creación de algunos de sindicatos, protestas de trabajadores y la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos.
Salir a rescatar a la nobleza británica
En contraposición con la exuberante riqueza de algunas familias de Estados Unidos, durante estos años la nobleza británica sufría una fuerte decadencia. Esta situación generó que varios magnates norteamericanos viajaran al viejo continente a hacer negocios y hasta comprar los castillos y mansiones de quienes durante generaciones enteras habían manejado al país.
“Me interesé en este momento de la historia hace mucho tiempo, después de leer un libro sobre una de las hijas de la familia Vanderbilt que viajó a Inglaterra para salvar un par de casas de la nobleza británica” – Julian Fellowes (creador de The Gilded Age, la serie)
Entre quienes encabezaron esa iniciativa está la familia Vanderbilt, de origen neerlandés, fue considerada la más rica y poderosa del mundo durante la era dorada. Liderada por el patriarca Cornelius Vanderbilt, generaron su riqueza gracias al transporte y el desarrollo del ferrocarril en Estados Unidos. Su última descendiente de importancia fue la diseñadora Gloria Vanderbilt (quien falleció en 2019), pero su linaje no terminó con ella: curiosamente el actor Timothy Olyphant es también descendiente de esta histórica familia.
Lo nuevo del creador de Downton Abbey
Escrita por Julian Fellowes, responsable del drama británico Downton Abbey, HBO Max estrenó The Gilded Age. Definida como una serie histórica, se inspiró en esta particular época de Estados Unidos y combina personajes ficcionales con aquellos inspirados en personas reales. Renovada para una segunda temporada, la primera se encuentra en emisión y ya están disponibles sus primeros cinco episodios.
Fuente: Soledad Venesio ,La Nación