Ana Frank, Domingo Faustino Sarmiento y Frida Kahlo. Todos son personajes emblemáticos cuyos nombres representan hitos históricos. Además de compartir una gran relevancia cada uno en su área, la casa que habitaron estas personas fueron transformadas en museo años después de su muerte. Sin embargo, la que supo ser la residencia del expresidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, le dio un giro a la visita de turistas y ahora se transformó en un hotel: el Sanctuary Mandela (Santuario Mandela).
La casa del icónico defensor del apartheid es hoy en día una galería que rinde honor al líder político fallecido a los 95 años en 2013. Se trata de la propiedad en la que vivió entre 1992 y 1998, justo después de haber terminado su condena en la cárcel, que duró 27 años. En ese período, visitaron la residencia una larga lista de personalidades reconocidas mundialmente, entre ellas el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el cantante Michael Jackson y la conductora Oprah Winfrey.
El Hospedaje y un restaurante atraen a los seguidores del líder sudafricano al suburbio en Houghton, Johannesburgo, quienes pueden disfrutar de la comida rodeados de cuadros que rinden tributo a la carrera del primer Presidente de color del país africano. Además, los platos en el menú están inspirados en los favoritos del ex mandatario y son cocinados por quien fuera su chef de cabecera, que cocinó para él durante más de 20 años, Xolisa Ndoyiya. Las opciones gastronómicas ofrecen opciones de cordero, pollo y pescados varios acompañados de la infaltable porción de verduras coloridas que el activista tanto alababa.
Las opciones de hospedaje en la casona con techo de tejas y capacidad para hasta 18 personas tienen un rango de precios muy amplio. La más barata de las nueve habitaciones disponibles puede alquilarse por US$260 la noche, mientras que la suite presidencial, en la cual solía dormir Mandela, se catapulta a los US$1000 la velada. Esta última incluye sillones, numerosos placares de madera, un escritorio y un baño en suite con bañadera, ducha y dos lavamanos. El resto de las instalaciones también suman pileta, bar y sala de reuniones.
Fuente: La Nación