Con su mochila, una laptop y wifi conquistan el mundo. No necesitan una oficina, ni hacer carrera en una empresa; no les interesa, por lo menos de la forma tradicional. Para un nómade digital, su espacio de trabajo puede estar en la playa, en la montaña, en el balcón, en el jardín o en el auto. Ofrecen sus servicios a todos los países, suelen tener múltiples clientes -algunos permanentes y otros circunstanciales- y se mueven donde hay demanda y donde mejor pagan. Para ellos nada es fijo, todo puede variar, menos su deseo de libertad. Se expanden, pisan fuerte y anticipan un nuevo paradigma laboral.
La relación con el trabajo es más flexible y desacartonada, pero no menos comprometida. El nómade digital tiene talento, es su capital, y lo ofrece para los proyectos que le generan interés y una retribución atractiva. Suelen tener períodos de mucho trabajo y, como contraparte, otros en los que la demanda declina o es nula.
Si bien el fenómeno ya asomaba, la irrupción del coronavirus le dio a esta modalidad laboral un gran empujón. “La pandemia generó un proceso de reflexión importante y disparó muchas alternativas, entre ellas están los nómades digitales, gente que decide trabajar desde cualquier lado y preservar una mejor calidad de vida”, señala Andrés Hatum, doctor y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
El especialista en mercado laboral comenta que, en Estados Unidos, los nómades digitales pasaron de 9 millones en 2019 a 12 millones en la actualidad. “Son 3 millones de personas más que se incorporaron a esta forma de trabajo producto de la pandemia”, enfatiza. Para Hatum, ellos lograron lo que mucha gente siempre quiso y no pudo, que es conseguir un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. “Eso no te lo da ninguna empresa, tiene que ver con tu propio sacrificio y esfuerzo, y es lo que hicieron los nómades digitales, integrar la vida con el trabajo, algo que habían iniciado los millennials”, sostiene.
“Este año trabajé desde los Esteros del Iberá, Salta, Catamarca, Miramar, Pinamar y ahora mismo estoy en Bariloche”, dice Carolina, que tiene 40 años y tiene su domicilio formal en el barrio de Núñez. Durante años se desempeñó en un hotel en relación de dependencia con muchísima carga horaria hasta que conoció otra vida. “Creo que esta es mi mejor versión, tengo mi corazón en mi minipyme. Tengo clientes fijos y algunos temporarios. Hay algunos que me encantan o pienso que me suman por algún motivo y no priorizo cuánto me van a pagar y, en otros casos, priorizo el presupuesto”, señala. Entre las ventajas del trabajo nómade, Carolina resalta el manejo propio de los horarios, pero también reconoce las complicaciones que pueden aparecer en este camino. “No todo el año tengo mucho trabajo, por eso se hace difícil cortar cuando aparece. ¿Si suma a mi calidad de vida? Aún no lo sé. A veces creo que sí porque el trabajo independiente en esta era digital te da mucha libertad. A veces considero que no, justamente porque es difícil ponerse en modo off. No es un trabajo para todos, pero a mí me gusta”, asegura.
«Para ellos la carrera es propia y no en una empresa»
Alejandro Melamed
Poseen un perfil impensado en generaciones anteriores, cuando los freelancers podían parecer osados. “No tienen esa conexión de permanencia de largo plazo en las empresas, para ellos la carrera es propia y no en la empresa, no quieren que otros decidan por ellos. El concepto cambió: pueden trabajar para varias compañías en simultáneo y eso no les genera ningún problema”, señala Alejandro Melamed, speaker internacional, consultor y referente en el futuro del trabajo.
Otra vida corporativa
Hatum considera que este fenómeno en expansión obliga a las empresas a repensar varias cuestiones: “Hay mucha gente que no quiere hacer carrera, quiere ser feliz. La carrera corporativa dejó de ser atractiva en las condiciones que tenían las empresas previas a la pandemia. Eso de estar en la oficina permanentemente y los datos biométricos para ver si llegaste a horario no va más. Creo que se tiene que plantear otra vida corporativa y ojalá que las empresas lo entiendan porque los nómades digitales van a ser muchos más y eso a nivel talento representa un gran agujero negro”, asevera.
«Los nómades digitales van a ser muchos más y eso a nivel talento representa un gran agujero negro»
Andrés Hatum
El especialista ejemplifica con el fuerte salto registrado en plataformas de freelancers como Workana o Seeds. “Durante 2020, en la Argentina, Workana creció el 40% en la base de registrados, lo que es muchísimo, y mucha de esa gente termina siendo nómade digital”, argumenta.
“Creo que la palabra que mejor define esta modalidad de trabajo es libertad”, plantea Eva Kovacs Kadar, de 43 años, licenciada en Relaciones Públicas, que tiene una agencia de comunicación junto a su marido, Juan Pablo Gutiérrez. Hace algunos años la pareja alquilaba una oficina y un departamento en Palermo, pero con el tiempo empezaron a frecuentar la casa que les prestaba una amiga en Zárate, donde descubrieron que podían trabajar a distancia. “Conseguimos clientes del exterior desde el campo. Me acuerdo que un día pensé: ‘puedo estar acá viendo a una liebre correr y seguir generando, ¿qué hago en Palermo?’”, relata.
Con semejante comprobación se aceleraron nuevos planes para este matrimonio. “La segunda decisión que tomamos fue directamente irnos de la oficina en Palermo,compramos un terreno en Ingeniero Maschwitz, donde estamos construyendo una casa, y la idea es irnos también del departamento y trabajar desde nuestro nuevo hogar o desde cualquier otra parte donde queramos ir”, asegura.
Cuando Eva planifica su agenda laboral de los próximos meses, incluye viajes en simultáneo. “Ser tu propio jefe y manejar tus tiempos es primordial. Otra ventaja es conocer lugares sin la rigidez de pensar que solo podés viajar 15 días al año. Yo agarro mi compu y si quiero me voy a trabajar a Mar del Plata o al campo. Próximamente vamos a ir a visitar El Chaltén”.
A nivel financiero, todo fue para mejor para este matrimonio. Dejaron de pagar el alquiler de la oficina y ampliaron su cartera de clientes al mundo entero.
En general, según los expertos, el rédito económico que obtiene un nómade digital suele ser mayor en comparación con el sueldo promedio de quien trabaja en relación de dependencia. “Pueden ganar cuatro o cinco veces más en la Argentina”, afirma Hatum.
Comprometidos y responsables
Si bien este perfil laboral está más asociado a los jóvenes, la franja etaria parece ampliarse. “Hay nómades digitales de todas las edades. En millennials y centennials se ve una preponderancia, pero también adultos de la generación X, que se sumaron porque encontraron que es una oportunidad de salida laboral. Es un fenómeno global que se apoya mucho en la tecnología, lo que necesitan es una laptop y wifi, y con eso ya pueden trabajar en cualquier lugar del mundo para donde sea y para quien sea”, dice Melamed.
Es el caso de Pedro Federico García, de 34 años, quien ejerce en tecnología hace 15 años. Empezó como desarrollador en agencias digitales, pasó por una importante empresa y hoy trabaja para Estados Unidos. Es director de producto de Cookunity, una plataforma que conecta a usuarios con chefs reconocidos, y tiene a cargo un equipo de la Argentina con reportes que están en diferentes lugares.
“Me siento nómade digital desde que trabajo en sistemas prácticamente. Es una modalidad que promueve que uno esté mejor como persona y que se cumplan los objetivos”, plantea. Desde junio pasado, cuando se unió a Cookunity, su posición es 100% remota. “Trabajo desde donde quiero oficialmente”, define. Y destaca como uno de los principales puntos a favor la posibilidad de conocer a personas de distintas culturas.
“Una desventaja es que se trabaja más y más intenso, corto con una llamada y entro en otra reunión, terminás exhausto, si no te ponés un orden es difícil porque estás todo el día frente a una computadora”, cuenta.
Aquellos que se sienten más protegidos en la relación de dependencia, prefieren seguir pautas ya estipuladas o cumplir objetivos planteados por otro no deberían emprender este recorrido. “Hay cierto tipo de responsabilidad que necesitás para este tipo de vida, para mantenerla y crecer en este universo”, agrega Pedro.
Para Juan Pablo ser nómade digital hace que se desarrollen nuevas habilidades, muchas veces desconocidas. “Es necesaria mucha disciplina, es decir, saber cuándo comenzar a trabajar y también cuándo finalizar. Es muy importante organizar el trabajo y también el ocio. En ocasiones, organizás tu día para tener una tarde más relajada y sucede todo lo contrario. Y también hay días que se vuelven más livianos. Adaptarse a ambas situaciones implica ser flexible: trabajar cuando planeaste descansar y descansar cuando planeaste trabajar”, señala.
Reconoce que los primeros beneficios de esta manera de trabajar son aquellos comparados con el trabajo en la oficina como, por ejemplo, poder elegir el entorno donde trabajar, organizar los horarios de actividad según las responsabilidades del día y hasta el plus que representa la comodidad de la ropa. ¿Desventajas? Las hay. “Cuando trabajás solo podés interpretar algo de forma equivocada o tener una visión acotada del trabajo, por eso es importante estar siempre conectado con tus pares y socios laborales. Conversar con ellos acerca de tu trabajo, te ayuda a organizarte, a ampliar tu mirada y entender mejor tus tareas y responsabilidades”, admite.
¿Seremos todos nómades digitales?
El camino puede vislumbrarse como posible y tentador, pero no es para cualquiera ni para todas las profesiones. “No todos van a ser nómades digitales ni tampoco todos van a trabajar en relación de dependencia. Pero hasta hace algunos años parecía que la única forma de trabajar en las empresas era a través de las relaciones de dependencia y eso está desdibujándose”, razona Melamed.
La tendencia creciente hacia la virtualidad en el mundo lleva a las compañías hacia una transformación ineludible. “Esta nueva realidad hace que el talento escasee. En la Argentina, entre la gente que se fue al exterior y los nómades digitales, que son cada vez más, se te va talento del bueno”, analiza Hatum, que supone que la nueva oficina debería ser un espacio flexible, un hub de colaboración. “Considero que la ecuación es pagar bien, tener buenos líderes y abrirse al trabajo híbrido, probablemente así podrán las empresas ser un poco más competitivas”, remata.
La que busca posicionarse de manera muy competitiva como ciudad para los nómades digitales del mundo es Buenos Aires. “Es barata, muy europea, tiene mucha infraestructura comparada con el resto del país y con Latinoamérica. Además, es linda, tiene una enorme cultura y eso la vuelve atractiva”, resume el profesor de la UTDT.
En diciembre pasado, la plataforma de alquiler de viviendas Airbnb anunció un acuerdo con el gobierno porteño para promover esta tendencia. “Es una ciudad perfecta para quienes eligen vivir en movimiento y trabajar de manera remota. Posee una gastronomía famosa a nivel mundial y es un centro cosmopolita conocido por la calidez de sus habitantes”, sostiene Victoria Bramati, gerente de comunicación de Airbnb para Sudamérica de habla hispana.
Mientras Buenos Aires se prepara para recibir a nómades digitales del mundo, cada vez más argentinos optan por esta modalidad laboral en el país o en el exterior. El fenómeno crece desde todas sus aristas.
- Visa para nómades digitales
Para los que deciden instalarse por un tiempo en el exterior para trabajar a distancia, cada vez son más los países que ofrecen la visa para nómades digitales, que dan la posibilidad de estadas de hasta un año, a diferencia de los viajes por turismo que permiten quedarse 3 meses en la mayoría de los casos.
Para acceder a las visas es necesario demostrar que se tiene un trabajo que se puede realizar por internet y un ingreso estable generado en otro país, no en el que se elige para vivir una temporada.
Ente los que ofrecen la visa para trabajadores remoto se encuentran Australia, Croacia, Georgia, Estonia, México, Costa Rica, Dubái, muchas islas caribeñas y varios Estados de la Comunidad Europea. A fines de enero, se sumó Brasil.
- La oferta de Buenos Aires
La ciudad de Buenos Aires se propuso recibir 22.000 trabajadores a distancia en 2023 con el programa Nómades Digitales BA, que redundará en importantes ingresos económicos (estiman en 150 millones de dólares).
La ciudad se promociona con su amplia oferta cultural y de entretenimiento, una diferencia cambiaria favorable para los visitantes y espacios de coworking y coliving.
A modo de bienvenida, los nómades digitales reciben en Ezeiza un kit con la tarjeta SUBE, chip de teléfono local y vouchers con descuentos en traslados y alojamientos.
Fuente: Silvina Vitale, La Nación