España acaba de recuperar obras de arte de inmenso valor artístico y patrimonial, luego de extensos litigios y negociaciones entre el Estado y las partes implicadas. Por un lado, el Museo Thyssen-Bornemisza vuelve a exponer Mata Mua, de Paul Gauguin; por el otro, desde hoy, en las paredes del Museo Reina Sofía, puede apreciarse Busto de mujer joven, de Pablo Picasso.
Tras dos décadas de encuentros, desencuentros y amenazas con distintos gobiernos, Carmen Cervera logró cerrar un trato. Desde esta semana los visitantes del Museo Thyssen-Bornemisza podrán volver a disfrutar de las piezas que permanecían fuera de España, entre ellas, la célebre Mata Mua [Érase una vez] de Paul Gauguin, un lienzo valuado en US$ 250 millones. También conocida como la baronesa Thyssen, había retirado del museo madrileño el cuadro en 2020 para trasladarlo a Andorra, donde reside.
Cervera, quien explicó a las autoridades españolas que tiene problemas de liquidez, argumenta que el cuadro de Gauguin y otras piezas que pertenecen a su colección privada [el nombre de esta colección ahora incorpora su nombre: pasa a denominarse Carmen Thyssen-Bornemisza] significan un gasto que no puede afrontar. El acuerdo de Cervera con el Estado consiste en el pago de 6,5 millones de euros anuales por parte de este último durante 15 años. Así, el cuadro deberá expuesto en las salas del museo ubicado en pleno Neptuno. Cuando culmine este plazo, en caso de que el gobierno español quisiese comprar una obra de arte perteneciente a esta colección, se le descontará el dinero desembolsado en estos tres lustros.
A pocos metros de este museo, en Atocha, también se celebra una novedad. Busto de mujer joven (1906), de Pablo Picasso, permanecía en la oscuridad de un almacén del Reina Sofía desde agosto de 2015. Culmina así un extenso proceso judicial en el que la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, luchó por conservar el cuadro el España. El lienzo del artista andaluz ahora puede ser contemplado por los visitantes del Reina Sofía. Este cuadro de 54 x 42 cm además pasa a integrar su colección.
El año 1906 es crucial para la creación de Picasso, quien bebe de París, sus galerías y del arte del Louvre para su obra. Además, en este año viaja también a Gósol, en Lérida, Cataluña, donde se instala por tres meses durante un verano y pinta este lienzo. “Según los expertos, este busto y otros semejantes constituyen un precedente de la emblemática pintura Las señoritas de Aviñón (1907), pieza central del protocubismo y punto de partida del Cubismo”, precisa el Reina Sofía en su comunicado.
La musa de esta obra es Fernande Olivier, pareja por entonces de Picasso. La obra perteneció al coleccionista Paul Guillaume. En 1977 adquiere el cuadro Jaime Botín y en 2012 autoriza a Christie’s Iberica a vender la obra en una subasta en Londres. Dado que no existe una obra de estas características en España el órgano oficial que vela por el patrimonio artístico español decidió que el cuadro era inexportable. Casi de modo cinematográfico, el 31 de julio de 2015, en Córcega, el cuadro fue interceptado por la Guardia Civil y el servicio de aduanas. Desde entonces se libró una batalla entre Botín y el cuadro, declarado propiedad del Estado, aunque su exhibición estuvo prohibida hasta hoy.
Madrid celebra estos nuevos protagonistas que podrán contemplarse en sus museos en un mes festivo, donde además la ciudad recibe visitantes de todo el mundo que asisten a la cita anual más importante del arte del país: la Feria ARCO que comienza el próximo 23 de febrero.
Fuente: Laura Ventura, La Nación