Del Bianco es periodista, trabaja en Tiempo Argentino y Radio Nacional, a veces también publica sus crónicas en la revista Anfibia y en el inicio de la pandemia hablaba con personal de salud de diferentes provincias. En unos de esos intercambios cruzó mensajes con José María Malvido, jefe de la Unidad de Infectología y Control de Infecciones del Hospital Dr. Alberto Balestrini.
«Hay un camino que hicimos que terminó en el libro. Conozco primero a José María, quien me contó que hacía un programa de radio, ‘Barrilete cósmico’, y que con Eugenia tenían una cuenta de Instagram llamada ‘Detrás de los barbijos’ donde ella ponía las fotos y él las crónicas. Pero después ella también empezó a escribir. Se me ocurrió así armar un podcast con esas historias y las que yo tenía del personal de salud y empezamos», relata en una charla con Télam.
Ese podcast se puede escuchar hoy en Spotify. A un año de comenzar a hacerlo, Del Bianco tomó esos relatos de trabajadores y trabajadoras de la salud y les dio forma de crónica para la revista Anfibia: «Ahí nos dimos cuenta de que había mucho para contar. Me acerqué a editorial Marea, aceptaron la idea del libro y se sumó Ariel Torres con más fotos», continúa.
Ese fue el camino del libro que cuenta con prólogo del periodista Víctor Hugo Morales y cuyas ganancias serán donadas al Hospital Dr. Alberto Balestrini, donde trabajan los otros dos autores del libro.
Organizado en nueve capítulos, titulados «La previa», «Odio esta profesión», «Semana récord», «La esperanza de las vacunas» o «Ayudame a respirar», «Detrás de los barbijos» funciona como un documento de la evolución de una pandemia que ingresa en su tercer año y sigue demandando a un personal de salud exhausto que debió enfrentarse a situaciones límites en un tiempo sostenido.
«La idea es que el libro sea un homenaje a los trabajadores de la salud y un espacio de memoria para recordar qué pasaba en los primeros meses de pandemia, por eso los apartados iniciales en cada capítulo fueron pensados para ir recuperando el contexto. Cada capítulo también tiene un hilo principal, un eje conductor, por ejemplo, el de vacunas intentamos que sea un poco más distendido para descomprimir. Porque había angustia, incertidumbre pero también momentos alegres», explica Del Bianco y cita el ejemplo del ambulanciero de Santiago del Estero que decía que hacía musicoterapia porque veía la cara del paciente y elegía una canción para cantarle en el recorrido en la ambulancia o durante la espera en un pasillo.
La periodista identifica el miedo a contagiar a la familia como uno de los temores más repetidos por los trabajadores que escuchó: «Ese miedo estaba muy latente -narra-. Cambiaban las formas de convivencia: se iban a vivir a otro lado, se aislaban en la propia casa o en otros casos las abuelas o abuelos quedaban al cuidado de los hijos. El miedo fue mutando, en ese momento no había vacuna. También fueron mutando los sentimientos, había hartazgo, cansancio. Pero la mayoría también recalcaba el impacto que les causaba la soledad del paciente, el verlos solos e incomunicados».
Pero al pensar en el momento más duro de la pandemia, Del Bianco (Luján, 1983) refiere al inicio del invierno de 2021. «Todos lloraban en las entrevistas, había mucha tristeza. Venían con un año de pandemia encima y veían como cambiaba la edad de las personas internadas: gente más joven, embarazadas que no podían conocer a sus bebés porque estaban con el respirador sedadas», resalta.
Los trabajadores y trabajadoras de la salud comenzaron a recibir en el lejano mes de marzo de 2020 aplausos todas las noches a las 21 que se fueron disipando como el reconocimiento y la preocupación por las condiciones de trabajo con las que estaban haciendo frente a la pandemia: pluriempleo y baja remuneración por sus tareas.
Según un estudio realizado por el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina a partir de una encuesta nacional realizada del 29 de octubre al 14 de noviembre de 2021, luego de dos años de pandemia, los trabajadores y las trabajadoras de la salud sienten «mayor cansancio, aumento de la intensidad de sus tareas y miedo a contagiar a sus familiares».
El trabajo comprendió un total de 1.872 casos en 22 provincias y alcanzó al personal de salud de instituciones públicas y privadas, en distintos cargos, desde personal técnico hasta auxiliares, cuerpo médico, personal de enfermería y directivos quienes destacaron un incremento de la cantidad de horas de trabajo (58%) y la reducción de los tiempos de descanso (56%).
Además un 71% declaró que siente más cansancio que antes de la pandemia, un 53% que experimenta más ansiedad y un 45%, más tristeza.
¿Cambió la forma de organizarse de los médicos después de la pandemia? «No, ellos dicen que el sistema público, que al principio estaba devastado, respondió a la demanda y no tuvieron que elegir ni decidir entre quien vivía y quien no, como pasó en Europa. Eso también implica que la salud pública estuvo a la altura de la situación. Las condiciones laborales siguen siendo las mismas. No hay personal de salud que no tenga dos empleos. El pluriempleo sale siempre en las entrevistas», grafica Del Bianco.
En esa línea explica que «en la ciudad de Buenos Aires las enfermeras no están reconocidas como profesionales y entonces hay un movimiento de lucha más fuerte. También se movilizan los residentes y los concurrentes porque en la Ciudad querían modificar la ley, lo que agravaba más sus condiciones que son bastante precarias. Ahí comenzó una organización mayor».
Los coautores del libro, Malvido y Traverso Vior, cuentan en el libro que poner en marcha esa cuenta de Instagram (@detrasdelosbarbijos) fue una forma de catarsis. Para Del Bianco, ambos médicos «encontraron en ese espacio aire para contar lo que estaban viviendo diariamente en el hospital, para eclipsar un poco el dolor vivido. Ahora notan que fue una herramienta importante durante la cuarentena o el curso de la enfermedad para muchos pero también para el después porque hay falta de contención, falta de escucha o tiempo entonces quisieron darle continuidad y mantener la cuenta activa».
«Detrás de los barbijos» es el primer libro de Del Bianco pero sus crónicas ya vienen cosechando reconocimientos: fue finalista del concurso de crónicas del Festival Basado en Hechos Reales en el 2019 con un texto sobre el momento en el que su padre, dueño de una fábrica de jugos hasta 1999, tuvo que cerrar debido a los golpes de la crisis de las recetas neoliberales, y fue ganadora en 2020 del Primer Concurso de Nuevas Narrativas del SiPreBA con la crónica «Vigilantes de la pandemia» (https://www.tiempoar.com.ar/informacion-general/vigilantes-de-la-pandemia/) en la que se detiene en las condiciones de trabajo de los empleados de las empresas de seguridad.
«Era un tema que me daba vueltas. En la pandemia leí por ejemplo que a un hombre que tenía condiciones de riesgo, no lo licenciaron y falleció de covid. Él se había quejado y lo trasladaron a la Villa 31 donde en ese momento había pico de casos. Empecé a indagar y había una mujer a la que obligaban a seguir yendo a trabajar y tenía un nene con problemas respiratorios, otro trabajador con cáncer era obligado a seguir yendo a trabajar a un aeropuerto», repasa sobre el mapa de historias que componen la crónica elegida por un jurado compuesto por Juan Sasturain, Julieta Roffo, Carlos Ulanovsky, Fernanda Nicolini y Ezequiel Fernández Moores.
Egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y de DeporTEA, Del Bianco pasó de su trabajo en Radio al periodismo gráfico y reconoce que ahí tuvo dos aliadas para comenzar a escribir: Victoria de Masi y Leila Guerriero, con ellas hizo y hace talleres de escritura.
«Con Victoria me lancé a la escritura, siempre fui de radio, de producción. Fuimos trabajando un perfil de Rosa Roisinblit que salió en Anfibia (https://www.revistaanfibia.com/cien-veces-rosa/). Al mes hice la crónica por la que quedé finalista en el concurso de Basado en Hechos Reales y ahora se volvió a publicar por los 20 años del 2001 (https://www.eldiarioar.com/sociedad/hijas-neoliberalismo_1_8592443.html). Después empecé un taller con Leila y sigo», comenta la periodista cuyos trabajos vienen poniendo el foco en las condiciones de trabajo, las formas de visibilizarlas y las tensiones para mejorarlas.
Fuente: Emilia Racciatti, Télam.