Con el aislamiento total que generó la pandemia en 2020, los espacios domésticos se resignificaron como nunca antes bajo un nuevo prisma que les demandó funcionalidad, orden, luminosidad y versatilidad, transformaciones que marcarán las casas del futuro y que es tema ineludible en una nueva edición de Casa FOA.
«Espacios para vivir más felices» es el lema central que aglutina a los 28 stands que conforman la exposición presencial (que no se pudo realizar en 2020) y que busca dar cuenta de las nuevas formas de habitar que se extienden al home office, las oficinas temporales, los espacios híbridos y de uso flexible, las terrazas-livings y los ambientes únicos para dormir, estar y trabajar.
A comienzos de la pandemia, el arquitecto británico Adrian Lahoud, referente en su disciplina, había afirmado que «el planeta en el que creemos vivir ya no existe». Se refería a los cambios cotidianos que provocó el Covid-19 y que, entre otras cosas dio paso a una fuerte revalorización de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, tal como se refleja en las propuestas desplegadas en la edición 37 de Casa FOA, donde el verde gana terreno.
La biofilia es uno de los conceptos rectores, de lo más atractivo, en uno de los primeros espacios que se encontrará el visitante puertas adentro del predio. Allí, la diseñadora de interiores Diana Gradel propone una vegetación vibrante para este sitio que se presenta como «oficina+arte».
«En este espacio de trabajo incorporé un oasis de plantas naturales, que responden a esta idea de híbrido, que con tanta fuerza trajo la pandemia. El diseño está generando ganas de quedarse. Hay una fuerte revalorización de la naturaleza. Las oficinas con un concepto de aggiornamiento, espacios abiertos, flexibles», asegura en diálogo con Télam la diseñadora, quien propone que cada espacio que habitamos se sienta a como «estar en casa».
«Y el arte también está muy presente», añade Gradel, quien ha sido protagonista versátil de Casa FOA en varias ediciones anteriores. Pero no sólo en este recorrido por una oficina que combina arte y biofilia hay muchísimo despliegue creativo, como las instalaciones de la artista Deborah Jafif. También las artes plásticas están presentes como nunca antes, tanto es así que en esta edición, por primera vez, se suman una serie de murales a cielo abierto, en las fachadas de la sede, de la mano de importante referentes de esta disciplina: Martín Ron, El Marian, Tano Verón y Jorge Pomar.
Los muralistas despliegan distintos lenguajes artísticos que se articulan para dar un sentido integrador, en esta galería de arte a cielo abierto, colorida y multifacética, una propuesta que contó con la convocatoria y curaduría de Elio Kapszuk.
«A diferencia de los espacios individuales, el arte muestra la diversidad. Está la obra de El Marian que homenajea a la única mujer profesora de la Bauhaus; el mural cromático de Jorge Pomar, el Tano Verón, que empapeló las paredes externas de FOA con fichajes (pegatinas callejeras) con estética de bailanta y con frases, como por ejemplo ‘Hogar es el lugar’, además del mural de Martin Ron. Son diferencias que enriquecen, como lo que propone FOA, que es la diversidad hecha unidad», dice el curador.
Buena parte de los recorridos por el predio de Elcano son exteriores: los proyectos de paisajismo abarcan 2.800 metros cuadrados de jardines, otro ambiente revitalizado y sometido a un nuevo prisma a raíz del aislamiento por la pandemia.
El paisajista Tomás Nadares -quien en 2019 diseñó el jardín central del Círculo Olivos- tuvo a su cargo el diseño de uno de los jardines, un bello espacio al aire libre, donde la naturaleza, otra vez, se abre paso raudamente. Se trata de un sector de 120 metros cuadrados que tituló «La partida de la naturaleza», con un damero en el centro de la propuesta que alude a las tablas donde se juegan partidas.
«Traté de mostrar cómo la naturaleza se apropia de todos los elementos del ser humano. Las terminaciones e incluso parte de los pisos refieren al ajedrez. Hay espejos intervenidos, un audio donde se escuchan grillos, viento, el sonido del agua e insectos. Hay huertas que surgen por diferentes partes. Y muebles como sillones, mesas o camastros, realizados con tres tipos de madera: ciprés, eucalipto y alecrín», detalla este joven diseñador a Télam.
El espacio, cuenta Nadares, «está inspirado en lo que ocurrió en la pandemia, cuando especies de animales como ciervos, cabras o pavos reales pasearon tranquilamente por diferentes ciudades, ante la ausencia humana, que permanecía recluida en sus casas. Lo que ocurre cuando la libertad se expresa», asegura.
En lo que refiere a espacios interiores, también aparece una variada oferta que se despliega en 1.500 metros cuadrados, todos sitios con luz natural y vistas a los jardines del propio edificio que proponen ideas innovadoras y conceptos para cada rincón de la casa, con foco en las nuevas necesidades para el habitar que plantea la post pandemia.
Hay también dormitorios para parejas, diseños para la infancia, equipamiento nómade, espacios para yoga y gym, salas de baño, un loft inteligente y hasta una tienda con objetos de diseño y una cafetería.
La arquitecta Diana Reisfeld, habitual expositora en la muestra, presenta esta edición un «Espacio de encuentro» pensado para el disfrute en familia: «un lugar acogedor, en círculo, con sillones, juegos, sillas, una tv y una biblioteca, además de un escritorio que sirve como home office, tan requerido actualmente», describe a Télam.
Uno de los imperdibles es el «Dormitorio de un niño extraordinario» de la diseñadora Regina del Carril, un cuarto inspirado en la obra literaria de Antoine de Saint-Exupéry, «el Principito», ideado especialmente para un niño de 12 años con parálisis cerebral, llamado Valentín. «La distribución de los sectores, la elección de los colores, materiales y arte fueron pensadas de manera acorde a las necesidades de nuestro wonder boy. Nuestra misión es que el espacio ayude a Valentín a desplegar todas sus potencialidades y lo haga feliz», describe la diseñadora.
Cuando finalice la actual edición de Casa FOA, se desarrollará en este predio, un emprendimiento de viviendas con espacios verdes y amenities, cuyo adelanto se podrá visitar en la «Unidad Modelo», el stand de las arquitectas Carola Moris y Patricia Mezzadra.
Desde 1985, Casa FOA organiza la exposición anual de arquitectura y diseño de interiores y paisajismo, que ya es un hito en la agenda cultural local, y que cada año cambia de ubicación para revalorizar distintas áreas de la ciudad.
«Muchas personas no saben qué significan las siglas de FOA», señala a Télam Marcos Malbrán, director de Casa FOA. Es que desde hace tres décadas, la Fundación Oftalmológica Argentina -una de las más antiguas fundaciones del país, que organiza la emblemática muestra- desarrolla un programa de atención gratuita a la comunidad, que lleva recorridas diez provincias y más de 16 mil beneficiarios.
«El 2020 fue un año difícil para la fundación y de mucho aprendizaje interno. Esperamos que esta edición de Casa FOA tenga buenos resultados para que nuestra actividad oftalmológica vuelva a brillar. Es importante destacar que esta exposición tiene un fin benéfico», pondera Malbrán, quien ha llevado la campaña «Para verte mejor Argentina» a los rincones más alejados del territorio, a comunidades de bajos recursos.
«Esta edición sin dudas requiere de un gran esfuerzo colectivo. Es un desafío y una oportunidad volver a presentar una nueva Casa FOA en este contexto. Estamos convencidos sobre la importancia del diseño para proponer soluciones innovadoras que den respuesta a las nuevas formas de habitar nuestras casas y espacios de trabajo», concluye el director de Casa FOA.
La 37ª edición de Casa FOA puede visitarse hasta el 19 de diciembre, en Avenida Elcano 3820, CABA, todos los días de 12 a 20. Las entradas pueden adquirirse online en www.casafoa.com/entradas.