Incluso en tiempos de sobreexposición en redes y medios, vivos de Instagram y autopromoción 24/7, algunos autores todavía eligen ocultarse detrás de seudónimos, como pasa con las exitosas Elena Ferrante y Carmen Mola, en este último caso, por lo menos hasta la noche de la entrega del último Premio Planeta, cuando se reveló la triple identidad masculina de la escritora de thrillers (aunque haya que dividirlo por tres, por un millón de euros bien vale salir del anonimato). Para noviembre, la sucursal local de Seix Barral -otro sello del Grupo Planeta- hace una apuesta aún más radical al anunciar la publicación de una novela sin título ni nombre de autor en la portada (ni en ninguna página de los ejemplares), sin imagen de tapa ni texto de contratapa. Tampoco se consigna que se trate de un autor anónimo, como pasa con El lazarillo de TormesoLas mil y una noches. Solo figuran -al fin y al cabo se vive en un mundo corporativo- el nombre del sello y el diagrama de la contratapa vacío, donde suelen estar rellenados de párrafos elogiosos y blurbs. También aparece el ISBN (“el DNI de los libros”) y el código de barras. Inflación mediante, el libro cuesta por ahora 1590 pesos.
Los ejemplares fueron distribuidos con una carta destinada a los libreros, que deberán pasar la prueba de vender el “libro blanco”. Está firmada por “el equipo editorial de Grupo Planeta y su sello Seix Barral”. Por unas semanas permanecerá la incógnita sobre la cantidad de lectores que aceptarán el desafío de leer una novela sobre la que se ignoran datos que suelen considerarse esenciales a la hora de elegir un libro y pagar por él.
“¡Hola! -comienza la misiva en tono informal-. En un mundo regido por algoritmos que nos conducen a lo que se supone que deseamos a partir de datos sobre nuestras preferencias, los invitamos a una cita a ciegas. Este libro sin autor ni título, sin imagen de tapa ni texto de contratapa, del cual solo diremos que es una novela, establece con sus lectores un pacto de confianza que encierra una incógnita a develar”. La clave, se afirma, está en la propia historia narrada en la novela. Para los editores, “se trata de un desafío para quienes acepten entregarse a una experiencia de lectura cruda, no mediada por ninguna información previa” y “una propuesta que altera” la forma habitual de elegir y comprar libros, e invita “a la aventura de leer sin saber, por el solo hecho de disfrutar de algo acerca de lo cual no conocemos nada de antemano”.
En la tradición de Clara Beter (la sensible prostituta porteña inventada por César Tiempo, a su vez seudónimo de Israel Zeitlin), César Duayen (el seudónimo elegido por la cronista rosarina Emma de la Barra), el “Trescatorcedieciséis” de Dalmiro Sáenz y don Isidro Parodi (el autor en que fusionaron sus talentos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares), la “novela blanca” de Seix Barral, con su aire cortazariano, podría marcar un nuevo hito en la historia de los juegos autorales de la literatura argentina. Está protagonizada por Micky Sandoval, “un techie, como le decían en el pasado a quienes empleaban la totalidad de su tiempo en el desarrollo de novedades tecnológicas que muy pronto caían al abismo de la caducidad y la vergüenza de haber existido”, y que tiene un perro llamado Jobs, y su amigo, un narrador que nunca ha escrito una novela.
Las claves sobre la autoría de la novela -una comedia “a la argentina” donde una riña vecinal desencadena una intriga digna de una serie de Netflix (dicho esto irónicamente)- se pueden hallar cuando el escritor desplaza al narrador de la historia y hace su entrada en el único “ahora” verdadero del libro. “Lo lamento mucho, pero a diferencia del ‘narrador’, el escritor tiene una vida de interrupciones más o menos parecida a la del lector. Mañana operan a mi padre en Junín, donde voy a quedarme cuatro días e intentar escribir un diario breve, que será todo mi aporte al género”. Por este diario íntimo sabremos que se trata de un escritor varón, hincha de Boca Juniors y poco proclive al uso de eufemismos. Todas estas son características que el personaje de la ficción comparte con un consagrado autor argentino. Sin embargo, las consultas de LA NACION para obtener un dato más sobre el libro blanco se toparon con un “blindaje” o “cepo” informativo.
“La costumbre de que cada serie tenga su teaser, cada muestra de arte su catálogo comentado y cada libro su argumento resumido en la contratapa choca de frente contra este libro, el primero con el que los lectores van a encontrarse verdaderamente a solas -continúa la carta de los editores-. Ojalá quieran acompañarnos en este reto que, estamos seguros, va a ser tan vertiginoso y fascinante para ustedes como lo es para nosotros”.