«Yo no quería cantar; quería escribir canciones», dijo Perales.
“Hey, ese no es el modo de decir adiós”. La línea de la canción de Leonard Cohen puede haber resonado en la cabeza de José Luis Perales mientras estaba en México en febrero de 2020. Ese mes en el que el mundo se paró y el castejonero no pudo terminar algo que, de una vez por todas, se había dignado a empezar: nada más y nada menos que su gira despedida de los tablados de todo el mundo.
Y es que Perales, en el fondo, nunca quiso encarnar a ese animal de escenarios que puede ser Bob Dylan, o Joan Manuel Serrat. Cantautores que necesitan de la adrenalina del directo, del ida y vuelta con los espectadores. La secreción eufórica, para él, está en el solitario acto de la composición musical y la escritura.
Algo para lo que está verdaderamente dotado: más de quinientos temas interpretados por personajes tan disímiles como Raphael, Attaque 77, Los Parchís, Paloma San Basilio, Julio Iglesias, Dyango o La Oreja de Van Gogh, por citar sólo siete de tantísimos, y tres novelas así lo atestiguan.
José Luis Perales, un cantante exitoso que no había querido serlo.
Canciones que sabemos todos
Y, entre esas canciones, algunas que están talladas a fuego en el inconsciente colectivo hispanoamericano: Por qué te vas, ¿Y cómo es él?, Un velero llamado Libertad, Me llamas, Y soñará, entre otras.
Balada para una despedida tocará suelo argentino en tres ocasiones en 2022: el 5 de marzo en Córdoba, en Plaza de la Música; el 10 de marzo en el Metropolitano de Rosario y el 12 de marzo en el Movistar Arena porteño.
Mientras tanto, desde su casa madrileña y vía Zoom, Perales, que el próximo enero cumplirá 77 años, demostró ser todo lo encantador y tímido que todos nos imaginamos. A veces, los prejuicios que se confirman también pueden ser positivos.
-Primero que nada: ¿qué nos puedes contar de esta gira despedida? ¿Cómo fue qué tomaste esta decisión de abandonar los escenarios?
-Ya hace mucho tiempo que tomé esta decisión. Cuando tenía cincuenta años me dije: “Cuando llegue a los sesenta me voy”. Y cuando llegué a los sesenta, me dije lo mismo pero con los setenta. ¡Y aquí estoy! (risas) Creo que va siendo hora de dejar conforme a mi mujer y que me crea esto, pues ya no me creía más (risas).
Creo que esta es una buena edad para parar, sobre todo si te encuentras bien físicamente y la voz está bien. Incluso te diría que mi voz está mejor que esa voz finita, muy pequeñita y corta, que tenía cuando en mis inicios. Y tengo ganas de volver al lugar donde empecé después de tantos años, que es escribir.
El placer de escribir
Para mí escribir es algo maravilloso, que no me crea ninguna tensión. Me da una paz tremenda. Y la soledad también es maravillosa, ya que no me molesta nadie cuando estoy refugiado en mi campo, solo, acompañado por mis perros, que cuidan por si viene algún ladrón.
José Luis Perales escribió más de 500 temas, que fueron grabados por artistas de distintos estilos. Foto: AFP
-Es buena la aclaración: tu retiro es sólo de las presentaciones en vivo. No de componer ni de escribir…
-No, para nada. Lo único que voy a dejar son las giras. Ya las estoy dejando con un buen sello, ya que todo está yendo súper bien aquí en España y lo mismo en Centroamérica. En este momento necesito calma, y necesito tiempo sin ningún tipo de presiones de nada. Un tiempo para mí, para seguir escribiendo mis novelas.
Tengo muchas ganas de recorrer el mundo sin la presión de que me estén esperando para una entrevista, o para una nota en televisión, algo que me pone muy nervioso. Y creo que Manuela, mi mujer, también necesita dejar de estar tan pendiente de mí.
El plan para el día después
-Te anticipaste, ya que te iba a preguntar cómo pensabas el día después del último show. Por lo que me decís, ya te lo has imaginado…
-Sí, tengo todo totalmente planificado para que no me dé tristeza, sino todo lo contrario. Haré lo que hago ahora a mis escondidas. También quiero dejar claro que podré hacer discos, y presentarme en radio o televisión. Lo que no haré más es tomarme un avión y hacer un concierto en Nueva York, y dos días después en Miami, y tres días después en el País Vasco. Es mucho desgaste.
-¿Cómo es compartir escenario con tu hijo? ¿Eso es algo que vas a extrañar?
Sí, porque es una gran ayuda. Pablo estuvo involucrado en la producción de mis últimos discos. Estudió en Berklee, lo que le dio una formación musical muy amplia. Desde que volvió de Boston se encargó de mis cosas desde lo musical, y creo que aún estoy porque él está.
Es un tipo que me conoce mucho como para dirigirme, y me sorprende desde ese lugar con su música, sus arreglos, sus climas, que son diferentes y mucho más modernos de los que venía haciendo. Creo que le debo mi evolución.
-¿Y cómo te ha tratado el tema de la pandemia?
-Mal, ya que ha sido un año y pico negro. Me fastidió mucho: estaba de gira por Centroamérica, ya había llegado a México, y había hecho cuatro conciertos. Y allí me dijeron que me tenía que ir ya que la pandemia estaba invadiendo todo. Fue el 16 de febrero de 2020.
Me vine y estuve enclaustradísimo aquí en Madrid. Ahora mismo estamos como respirando, pero aún así salimos con la mascarilla. Igual he hecho algún que otro tema: en mis conciertos abro con un tema nuevo que se llama Balada para una bienvenida.
El secreto de un éxito
-Tu carrera tuvo una especie de accidente fortuito con ¿Y cómo es él?, que la habías pensado para que originalmente la cantara Julio Iglesias. ¿Dudaste alguna vez como para decir: “No, la va a cantar Julio y yo seguiré componiendo entre las sombras”?
-Cuando ocurrió eso ya llevaba un tiempo haciendo canciones para otra gente. ¿Y cómo es él? era una canción más de las que me había encargado el productor Ramón Arcusa. Recuerdo que me fui al campo, como siempre que me voy a escribir. Y me inventé esta película, que era un poco el momento de Julio en ese entonces: se había separado de su mujer, e imaginé el dolor que puede suponer una separación.
El escenario ideal, en soledad, con la guitarra y la máquina de escribir canciones. FOTO DYN
No sé si acerté o no, porque nunca hablé con Julio al respecto (risas). Cuando terminé la canción y volví a casa se la puse a mi mujer, como hago con todas, ya que ella es mi jueza implacable.
Y ella me dijo “Esta canción no me gusta nada. No me imagino a ti preguntando, en caso que me fuera, diciendo: ‘Toma el paraguas por si llueve’ o ‘Qué guapa estás’. Nunca serías así, no me cuadra para nada”. Le dije que era para Julio, y me dijo ‘Si es para otra persona, sí’ (risas).
-Entre toda la cantidad de artistas que han grabado tu obra, ¿cuál es tu favorito y por qué?
-Siempre he elegido a gente que interpreta como nadie. Y no es una evasiva a tu pregunta. De todos, Raphael es quien ha grabado más canciones mías. También la Pantoja (Isabel), o la Jurado (Rocío). Raphael es un intérprete que vive todo en el escenario, como si fuera su propia historia, y la exagera de una manera totalmente efusiva.
Lo mismo la Jurado, desde el momento en que le di el disco Rocío de luna blanca (1990) y ella hizo una bulería con Qué no daría yo, que se transformó en un himno de esa mujer.
Marc Anthony y Perales, en uno de los infinitos duetos que compartió el cantante.
Pero hay una debilidad, quizás porque fue antes que nadie, que fue el grupo Mocedades. Un grupo que para mí es el grupo vocal más importante de España, a quienes les di La llamaban loca. Una canción que movieron por todos los sitios. Una de las cosas que más satisfacción me ha dado desde lo artístico.
El disco que cambió el rumbo
-Tu disco Navegando por ti (2006) fue producido por Javier Limón. Limón venía de grabar con Enrique Morente y con Andrés Calamaro, y ahí hay un cambio en tu sonido. ¿Qué recuerdas de ese disco?
-Es verdad que hubo un cambio en la producción y en los sonidos. Tuvo mucho que ver mi hijo Pablo, que fue el artífice junto con Limón de ese disco. Y es un disco que sigo poniendo cada dos por tres y me sigue encantando. Tiene un sonido muy básico, y es una incursión en otro tipo de cosas como el jazz.
Los músicos que grabaron eran maravillosos, y eran pocos. Por eso es que aún me gusta tanto. En aquel momento traté de huir de la gran orquesta, de la súper producción, de los arreglos ampulosos. Todo quedó precioso, y es uno de mis discos más queridos. Hay mucho foco en mi voz, y en los textos de las canciones. De alguna manera hubo una ruptura con lo anterior.Play VideoVideo: José Luis Perales
La conexión argentina
-Varias veces has dicho que fue muy sorprendente para ti tu primera visita a Buenos Aires en 1974, y tu presentación en el Teatro Gran Rex…
-Fue algo muy importante para mí. Era mi primer disco. El tema de difusión se llamaba Celos de mi guitarra, y yo no quería que pasara nada, no quería ser cantante (risas). En aquel momento trabajaba en una empresa mientras escribía y grababa cosas. Y se las presentaba a los músicos para que ellos las cantaran.
El productor Rafael Trabucchelli se empeñó al escuchar Por qué te vas, una canción que le había mandado a Jeanette. Se dijo: “Este chico tiene que cantar”, y lo que había escuchado era una maquetita con mi voz pequeña y mi guitarra mal tocada (risas). Entonces, Trabucchelli un día me sentó en un estudio con mi guitarra y me pidió que cantara esas canciones.
“Que no le vas a dar a nadie porque son muy tuyas. No tienes derecho a quedarte con esas canciones”, me dijo. Ese disco, antes de ser número uno en España, lo fue en la Argentina. Y me dijeron que tenía que ir a buscar mi disco de oro. Y fui a la Argentina con una emoción y con un miedo…
Hicieron un evento en una casona, un evento de prensa, y me llevaron. Antes, me dejaron en el Hotel Alvear un salón para que ensayara con los músicos. No estaba preparado para todo eso. Y me vine a España para no volver, del miedo que tuve. De verdad. Claro que por otro lado fue maravilloso, ya que me pasearon por Buenos Aires.
Al mismo tiempo, me dio tanta emoción que me compré una máquina Súper 8 para filmar y que mi madre supiera lo importante que era su hijo en la Argentina.
-Aquí la versión de Attaque 77 de Por qué te vas, como bien sabes, fue muy exitosa. ¿Has escuchado otras versiones de canciones tuyas dentro de la música tropical como la de Te quiero tanto por La Nueva Luna?
-No estaba al tanto de esto, pero cualquier innovación que hacen sobre mis canciones me encanta. Llegar a gente que aparentemente no tiene nada que ver con mi música es lo más alto a lo que puede aspirar un autor. Por suerte es algo que a veces me pasa.
Fuente: Clarín.