“Es un hecho importantísimo que ocurre en todo el mundo y que en América Latina, la Argentina mantiene cierto liderazgo. Significa un ascenso importante del rol femenino dentro de la sociedad”. Así describió Alieto Guadagni, director de la Confederación de Educadores Argentinos (CEA), el aumento del porcentaje de mujeres graduadas universitarias, que reveló un estudio realizado en conjunto con la Universidad de Belgrano, con los datos anuales del Ministerio de Educación de la Nación. El relevamiento, que se publicará el 1° próximo en el sitio de esa casa de altos estudios, se titula “La universidad consolida la igualdad de género” y analizó el período que va de 2012 a 2019.
En 2012, se graduaron 110.360 estudiantes en las universidades argentinas, de los que 67.594 eran mujeres (61,2%) y 42.766, varones (38,8%). Los datos de 2019 mostraron el incremento tanto de personas inscriptas como graduadas: 83.690 egresadas (61,6%) frente a 52.218 egresados (38,4%). Es decir, de un período al otro hubo un crecimiento del 23,8% en la cantidad de graduadas. En cambio, la variación de la participación de ellas entre 2012 y 2019 aumentó 0,5% (de 61,2% a 61,6%). “A pesar de que el número de graduados universitarios en la Argentina es bajo, el incremento del ingreso y egreso de las mujeres es constante, firme y marca una tendencia. Se va consolidando la primacía femenina”, destacó Guadagni. Y señaló que este fenómeno sucede porque la Argentina “es uno de los pocos países del mundo que no exige un examen para ingresar a la universidad, como sucede en China, Cuba o Ecuador”.
Además, en el estudio la Argentina se posicionó en segundo lugar en comparación con las instituciones de nivel superior de países latinoamericanos en cuanto a participación de las mujeres matriculadas, únicamente después de Uruguay. Así, de 255.240 mujeres que ingresaron en la universidad en 2014, y estimando que las carreras duran un promedio de seis años, la eficacia en la graduación es del 32,8% en mujeres (83.690 en 2019). “De cada 100 mujeres que ingresan en la universidad, se gradúan en el tiempo promedio unas 33; mientras que para los hombres se reduce a 27; un 18% menos”, señaló en el informe Francisco Boero, investigador del CEA, en el apartado denominado “Hacia la igualdad de género a través de la educación”.
Alcanzar la igualdad de género forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y uno de sus principales propósitos es eliminar todas las formas de discriminación hacia las mujeres y las niñas. Además, la Unesco afirmó que existe una relación entre el tiempo dedicado al estudio y el empoderamiento social y económico de las mujeres, además de otorgarles herramientas para las elecciones en la vida profesional y privada.
Para Guadagni, este incremento del porcentaje de mujeres graduadas en la universidad implica un gran cambio en el panorama laboral, potenciando nuevas oportunidades, y una modificación en la visión de la sociedad. “La imagen de la familia está en un constante cambio y el papel de la mujer se está visualizando no solo como ama de casa y a cargo de los niños, porque se está marchando hacia una sociedad más solidaria en la que los roles se dividen entre los sexos. Tanto el padre como la madre tienen compromisos laborales. Pero este es el reflejo del cambio, no una causa”, agregó.
Redistribución del poder
En todos los países estudiados aumentó la participación femenina en las universidades, excepto en Uruguay, que de un 62,7% en 2012 pasó a un 61,4%. Este incremento de la presencia femenina en las casas de altos estudios, impactará en el ámbito laboral y en la representación política, según Guadagni. “Va a significar un aumento de la oferta y se reflejará en la estructura del mercado laboral, es innegable. Son tendencias muy poderosas. Además, la fijación de los cupos femeninos ya va quedando atrás, porque la participación femenina en la vida política de esta década es muy superior a la de finales del siglo pasado. Habrá una redistribución del poder político. No es casualidad que el líder político más importante de Europa en los últimos diez años sea una mujer [Angela Merkel]”, añadió.
En la escala de participación femenina en América Latina y el Caribe, Brasil (55,5% de mujeres en 2012 frente a 55,7%, en 2019) se sitúa en el tercer puesto; seguido por Chile (51,8% y 53%), Colombia (52,1% y 52,6%) y México (50,1% y 52,2%).
El director de la CEA conjeturó que la participación femenina en la universidad se concentró en las carreras de Ciencias Sociales y Educación, mientras que la masculina predominó en las carreras de las llamadas ciencias duras y las vinculadas a las tecnológicas. “Estamos en medio del cambio y avanzando a una velocidad importante”, evaluó.
“Si bien aún existen diferencias de género en muchos sectores, el fruto de los históricos esfuerzos por la igualdad de género comienza a observarse en ciertos ámbitos: uno de ellos es la participación femenina en el nivel educativo superior. Dicho suceso otorga a las mujeres la posibilidad de formarse para alcanzar un futuro mejor en aspectos sociales, económicos, de salud y de familia. La Argentina no es ajena a algunos logros que se han obtenido en relación a la igualdad de género”, concluyó.LA NACION