¨La película cuenta algo tan triste y trágico como es el genocidio, pero de manera indirecta. Vemos atrocidades, sin verlas, gracias a la mano discreta del director, que busca escaparle al rencor o la venganza, para que quede el recuerdo permanente de algo terrible, para que no se repita¨, dice a este diario Norma Aleandro, protagonista de ¨El secreto de Maró”, de Alejandro Magnone, que se estrena el 28 de octubre. Héctor Bidonde, Lidia Catalano, Manuel Callau y Analía Malvido completan el elenco. Aleandro además regresará al teatro Met en abril con ¨Mi abuela la loca¨, junto con Jorge Marrale, dirigidos por Claudio Tolcachir, y lanzará su primer libro de pinturas. Dialogamos con ella.
Norma Aleandro: Mi personaje es una cocinera de 90 años de un club muy humilde que están por cerrar porque no tienen dinero para mantenerlo. Ella se pone firme y lucha por sostener eso que son las pocas cosas que les van quedando, de lo que vivieron ese último paseo que se han mandado los armenios por el mundo. Es un personaje cálido, fuerte, que tiene su secreto dolorosísimo y a la vez hermoso, llamativamente.
P.: ¿Qué aprendió de la cultura armenia y los lazos entre ese pueblo y la Argentina?
N.A.: Lo de los lazos es interesante. Nuestro país le ha dado abrazo a cuanta persona necesitó cambiar de país por circunstancias diversas. Cuando era chica recuerdo un incendio y todos salieron a la calle Cangallo, eran italianos, españoles, era un momento clave porque había terminado la guerra. Muchos huyeron y aquí se les abrieron las puertas. Esta costumbre argentina me maravilla. Eso también se ve en la película, son argentinos que nunca dejaron de ser armenios. Es fundamental no perder las raíces.
P.: ¿Cómo afectó la pandemia al film?
N.A.: Cuando terminamos de filmar empezó la pandemia. El que más lo padeció fue el director en la construcción posterior. Estuvo bastante golpeado porque no se podía hacer nada, y como todo trabajo tiene un límite de tiempo, pero lo logró y aquí estamos.
P.: ¿Aprendió frases en armenio para Medea que pudo usar en la película?
N.A.: Esa versión de Medea la hice en Uruguay y quise aprender porque se supone que Medea hablaba en armenio antiguo. No encontraba profesor de esa lengua y fui con un sacerdote muy mayor que estudiaba y me lo enseñó. No hablo por supuesto, sólo lo justo para la obra.
P.: Ya que hablamos de clásicos, ¿los extraña en teatro?
N.A.: Los clásicos brillan por su ausencia; los extraño, claro, porque uno sabe que garantizan calidad y profundidad, según el clásico que se elija, sea castellano o traducción, pero en general no fallan.
P.: Volverá al teatro con ¨Mi abuela la loca¨ junto a Jorge Marrale. ¿Qué puede contar?
N.A.: Íbamos a estrenar justo antes de la pandemia, teníamos la escenografía, estábamos con ensayos generales, dejamos todo armado y retomamos con dirección de Claudio Tolcachir para estrenar en marzo o abril. Me gustó la obra porque tiene algo cómico y a la vez tierno, sobre un hombre grande que habla sobre su abuela e interpreta diferentes edades desde que es chico, y ella es la abuela loca que tiene el talento para encontrar en su nieto algo muy preciado que es la poesía. Mi personaje es graciosísimo.
P.: ¿Le gustaría volver a dirigir? Lo último fue ¨Escenas de la vida conyugal¨.
N.A.: No extraño dirigir porque hice muchas cosas, estuve abocada a un libro que lanzaremos con editorial Fera. Yo pinto hace años y nunca mostré nada, hasta que mi amiga Daniela Davidovich me insistió que quería verlos. Le encantaron los dibujitos y lanzaremos un libro. Frenamos con la pandemia y saldrá en poco tiempo. Me encargué con ellas de hacer la selección de poemas y dibujos, algunos son puntillismo en tinta, otros con distintos tipos de pintura, desde la más clásica a la inventada por mi.
P.: ¿Qué personaje le faltó hacer?
N.A.: Hice casi todo lo que tenía ganas, desde que armábamos las cooperativas en teatro y ganábamos si venía gente y si no, no. Allí hicimos obras que no eran comerciales, y son las que extraño. Hice mucho Moliere, recuerdo ¨El marido confundido¨, una obra que amo es ¨La señorita de Tacna¨, con la que volví del exilio, es hermosa pero no es la única.
P.: ¿Cómo vivió la pandemia?
N.A.: Mal, con temor a que amigos o familiares se enfermen. Por suerte, salvo algunos amigos que se fueron, como Agustín Alezzo, pese a que estábamos tan confiados en que iba a superarlo, y finalmente… ese tipo de cosas me angustiaron pero en relación a la actividad no paré. Ensayamos la de la abuela y estamos con el libro, que me mantuvo ocupada en algo lindo.
Fuente: Ámbito