Antes de convertirse en Linda McCartney, la mujer de Paul, Linda Eastman, era conocida por retratar a estrellas como Aretha Franklin y Jimi Hendrix, o grupos sesentosos, entre los que se contaban The Doors, cuando aún no alcanzaban la fama internacional. Los agarraba desprevenidos en el backstage y disparaba.
Linda McCartney Retrospective, una muestra que se exhibe en la Kelvingrove Art Gallery, de Glasgow (Escocia), uno de los museos más importantes del Reino Unido fuera de Londres, rescata la figura de esta mujer que, profesionalmente, dedicó 25 años de su vida a la fotografía. Sus inicios eran tan prometedores que, en 1967, fue elegida Fotógrafa Femenina del Año en Estados Unidos y, en 1968, gracias a un retrato de Eric Clapton, se convirtió en la primera fotógrafa que consiguió una portada en la revista Rolling Stone . Por algo, Paul McCartney solía bromear con que había arruinado su carrera, ya que luego de que la pareja se casó, en 1969 –estuvieron juntos hasta la muerte de ella, en 1998– Linda quedó relegada públicamente al papel de esposa. La misma que, tras la ruptura de The Beatles , en 1970, se unió al grupo Wings, el proyecto en solitario de su marido en que se hizo cargo de los teclados y los coros, y por el cual recibió críticas sobre sus habilidades musicales.
La exhibición Linda McCartney Retrospective (conformada por 242 fotografías más ocho copias por contacto agrandadas) cuenta con la curaduría de Paul, Mary y Stella McCartney, e incluye nombres y momentos icónicos de la música de los 60, así como escenas en familia. «La foto más temprana de la exposición es un autorretrato de 1965 y hay trabajos de 1997, el año anterior a su muerte», detalla Fiona Hayes, cocuradora de la exposición, junto con Sarah Brown, comisaria del Archivo Linda McCartney. «Que esta muestra sea curada por la familia de Linda la hace algo muy personal, muy especial. Son fotografías seleccionadas por quienes mejor la conocieron, y eso la acerca al público. La exposición demuestra que Linda McCartney fue una fotógrafa prolífica y talentosa. Está presentada de tal forma que nos deja conocerla, mirar el mundo a través de su cámara. El tema de sus trabajos era el mundo que la rodeaba, y esto se refleja en las secciones en que está dividida la muestra: Años 60, Familia, Animales y Naturaleza, Gente y Lugares, Escocia (país que ella amaba y donde pasó muchos años), Haciendo Magia (sobre las técnicas y los procesos fotográficos que usaba) y un apartado sobre la propia Linda», enumera Hayes, quien también señala que «su trabajo fue espontáneo y experimental, y ella fue una inspiración y un modelo para los fotógrafos que la siguieron».
Nacida en 1941 en Scarsdale, un pueblo del estado de Nueva York, Linda Eastman fue la segunda de cuatro hijos. Su padre, Lee Eastman, era un abogado vinculado con el mundo del espectáculo (el trombonista Tommy Dorsey y el pintor Willem de Kooning se contaban entre sus clientes). Y su madre, Louise Lindner, la hija de un ejecutivo exitoso, que murió en un accidente de avión cuando Linda tenía 21 años, algo que la marcaría para siempre, al igual que la educación estricta que recibió.
Aunque durante mucho tiempo circuló la idea de que su papá y, por consiguiente, Linda, estaban relacionados con los Eastman de la firma Kodak, algo que, presuntamente, habría empujado a esta última a tomar fotografías, hoy es sabido que solo se trató de un mito (el apellido original de su padre era Vail Epstein, se lo cambió para simplificarlo). En realidad, Linda estudió historia del arte en la Universidad de Arizona. Fue entonces que se interesó por el cine en blanco y negro que llegaba de Italia y Francia y, de paso, en la foto de ese tipo. De modo autodidacta, comenzó a hacer sus primeras tomas, inspirada en el trabajo de fotógrafos prominentes como Dorothea Lange, Walker Evans, Edward Steichen y Alfred Stieglitz. Después tomó clases con Hazel Archer, una fotógrafa que enseñaba en Black Mountain College, una escuela experimental, donde se formaron artistas como Robert Rauschenberg, Cy Twombly y Stan Van DerBeek.
Linda era una chica de reflejos rápidos. Así fue como, en 1966, cuando trabajaba como recepcionista en la revista Town and Country, se las arregló, con una invitación que alguien más descartó, para llevar su cámara a un evento de promoción de los Rolling Stones, a bordo de un yate que cruzó el río Hudson. Sus fotos exclusivas de la banda marcaron su salto al mundo de la música y Linda comenzó a ser cada vez más demandada como fotógrafa. «Gracias a sus retratos poderosos de los Rolling Stones, Linda McCartney, o Linda Eastman, como se llamaba entonces, se convirtió en una fotógrafa residente en el local neoyorquino Fillmore East, que era conocido como El templo del rock and roll. También tomó fotos para editoriales de revistas y carátulas de discos. Entonces, ella estaba trabajando a ambos lados del Atlántico, en una industria principalmente masculina», subraya la curadora Hayes. O sea, fue una pionera.
Como parte de la exhibición y muestra de sus logros, se exhibe el retrato de Clapton, que Linda tomó para la Rolling Stone, cuando el guitarrista aún era integrante de Cream. La foto va acompañada de una copia de la revista, publicada el 11 de mayo de 1968.
Además de Clapton, Linda tuvo un acercamiento único a otras personalidades del blues y el rock, entre ellas, B.B. King, Janis Joplin, Jefferson Airplane, The Who y, por supuesto, los Beatles. «Ella fue fan y amiga de muchos artistas que retrató. Le gustaba llegar a conocer a la gente que fotografiaba, y eso se nota en sus reveladores retratos», comenta Hayes. Asimismo, fue lo suficientemente hábil, no solo para capturar la atmósfera efervescente de los recitales, sino la espontaneidad y la intimidad tras bastidores. Algo característico en su forma de trabajar era que prefería tomar fotos con la luz que hubiera disponible, en lugar de usar flash.
Gracias a Sgt. Pepper’s
En 1967, Linda Eastman (quien había estado casada con el geólogo y antropólogo Joseph Melville See Jr. y tenía una hija, Heather, nacida en 1962 de ese matrimonio) arribó a Londres, por un encargo: tenía que fotografiar bandas como The Animals y The Yardbirds, para un libro de música contemporánea titulado Rock and Other Four Letter Words. Brian Epstein, el mánager de los Beatles, la invitó al lanzamiento de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band en su casa londinense del barrio Belgravia. Mientras tomaba fotos ahí, Linda llamó la atención de Paul McCartney, que la había visto anteriormente en el club The Bag O’ Nails. Pronto, ambos comenzaron a salir y, finalmente, en marzo de 1969, se casaron. La noticia devastó a las fans del cantante y bajista, el último beatle que quedaba soltero. Hace poco, McCartney contó que la boda casi se descarriló, porque Linda y él tuvieron una discusión tremenda la noche anterior.
El hecho de que Linda fuera una mujer divorciada causó revuelo. Se volvió un blanco para los seguidores de los Beatles, que apuntaban a Yoko Ono como el factor que precipitó la separación de la banda, en 1970. En la intimidad, desde que se conocieron, Linda y Paul compartían una complicidad basada en que ambos querían ser libres de todo lo que pasaba alrededor. A ella, una vegetariana que amaba montar a caballo y todo lo que fuera salvaje, le gustaba la sensación de perderse por ahí. Ir en auto sin dirección fija, parar en algún lugar y tomar fotos con su cámara. Fue algo que a su marido le dio ligereza. Con Linda también se internó por primera vez en los campos escoceses de la zona oeste. De hecho, el matrimonio compró una casa en Argyll, donde pasaron «muchos días felices», en palabras de Paul McCartney, quien en una imagen de la muestra aparece relajado con sus hijos, sobre una cerca. El músico ha contado que, en esas tierras, «Linda fotografiaba a viejitos y bebés robustos en sus cochecitos. Ella ablandaba a la gente. Era encantadora». Según Fiona Hayes, «queda claro, por las fotografías de la exposición, cuánto amaba Linda estar en Escocia y lo que significó para ella y su familia. Hay imágenes impresionantes de paisajes, al igual que fotos familiares alegres y retratos de la gente local».
Linda también tomó las fotografías para el primer álbum en solitario de su esposo, McCartney, editado en 1970, y que marcó el triste anuncio de la separación de los Beatles, cuyos integrantes, hacia el final, parecían ir en direcciones artísticas diferentes. Poco después, a pedido de Paul, ella comenzó a estudiar piano, y, junto con el guitarrista Denny Laine y el baterista Denny Seiwell, Paul y Linda formaron el grupo Wings, que, tras varios cambios en su formación y diferentes éxitos, como «Band on the Run», «Jet» y «Let’ Em In», se desmembró en 1981. Para entonces, además de Heather, a quien el exbeatle adoptó, Linda y Paul tenían otros tres niños: Mary (1969), Stella (1971) y James (1977), a los que intentaban criar con la mayor normalidad posible. Linda, en tanto, había inspirado canciones como «The Lovely Linda», «My Love» y «Maybe I’m Amazed», si bien ella dijo que «Two of Us», de los Beatles, tema con que abre el álbum Let it be (1970), fue su «debut» como musa.
No todo el mundo sabe que Linda McCartney era una de las fotógrafas, cuyas fotos se cotizaban con éxito en los años 80. Entonces había publicado su primer libro Linda’s Pictures (1975), al que le seguirían otros, como Linda’s Photographs (1982) y Sixties: Portrait of an Era, a comienzos de los 90. También hizo lo propio con textos de cocina como Home Cooking (1989), una guía de comida vegetariana que se convirtió en best seller, con más de 350 mil copias vendidas en todo el mundo, y Linda’s Kitchen: Simple and Inspiring Recipes For Meatless Meals (1995), con ideas para diferentes ocasiones, desde sopas para degustar en familia hasta preparaciones para fiestas adolescentes. Su último libro, Linda McCartney On Tour, se publicó en octubre de 1998, meses después de su muerte, por un cáncer de mama, a los 56 años. Recientemente, Paul McCartney (que, desde 2011, está casado con su tercera mujer, Nancy Shevell, una empresaria que es hija de un magnate) admitió en una entrevista que lloró a Linda durante un año. También detalló que, cuando él tenía 14, su madre, Mary Patricia, habría fallecido por la misma causa. «No teníamos idea por qué había muerto mi mamá, porque nadie hablaba de eso en casa. Simplemente estaba muerta», recordó el cantante de 77 años, que, en marzo pasado, se presentó por cuarta vez en Argentina.
En los tiempos que Linda vivía, ella y Paul compartieron un buen matrimonio de 29 años, con un par de arrestos por portación de marihuana incluidos. En el aspecto musical, Paul animaba a Linda a escribir material propio. Fue así que creó el tema «Seaside Woman», un single que ella y los Wings grabaron con el seudónimo de Suzy and the Red Stripes. El videoclip de la canción, que dirigió el argentino Oscar Grillo, obtuvo una Palma de Oro en el Festival de Cannes como Mejor Corto Animado. Antes, en 1973, Paul y Linda habían sido nominados a un premio Oscar por la canción «Live And Let Die», incluida en la banda sonora de la saga James Bond homónima. Tras la muerte de Linda, Paul editó Wide Prairie, un álbum recopilatorio con 15 temas en que intervino su esposa.
Respecto de la retrospectiva Linda McCartney, que se exhibe en Escocia, Sir Paul dijo que «toda la familia adora honrar el trabajo de Linda», mientras que su hija Stella declaró: «A través de estas imágenes uno se encuentra con la madre real que yo conocí. Uno ve su talento y pasión naturales y profundos por su arte, la fotografía. Adelantada a su tiempo, en cada nivel, esta madre de cuatro aún sostiene su cámara cerca, como si se tratara de una compañía».
La exhibición abarca diarios de los años 60 de Linda McCartney (que era una persona cuidadosa de su intimidad), así como sus cámaras y equipo fotográfico. ¿Qué más puede decirse del personaje? «Esta es la primera vez que sus diarios y sus cámaras se muestran en público. Linda Eastman era una fotógrafa premiada, antes de conocer y de casarse con Paul McCartney. En la introducción a la muestra usamos una cita de ella: Mis fotografías son yo, que resume lo que ella fue. Sus fotografías muestran a la mujer amorosa, creativa, divertida tras la cámara. Muestran las cosas que a ella le importaban: la familia, los animales, las causas medioambientales y el vegetarianismo. Su extravagante sentido de la diversión es evidente en muchas fotos», responde la comisaria Hayes.
Entre las piezas más valiosas, Hayes destaca las fotos con técnica de sun printing, especie de cianotipo que consigue una copia del original en color azul y en que se utiliza la luz solar como agente fijador o revelador. «Son excepcionales… También me impresionó el candor y la franqueza de sus autorretratos y sus imágenes tiernas de Paul y sus hijos. Lucky Spot in Daisy Field (el caballo Lucky Spot en un campo de margaritas), tomada en Sussex, en 1985, es, definitivamente, una de mis favoritas».
Las fotos de Linda se han exhibido en unas 50 galerías y museos del planeta, entre ellos, el prestigioso Victoria & Albert Museum (V&A), de Londres. Y sus retratos de John Lennon y Paul McCartney forman parte de la colección permanente de la National Portrait Gallery. Sin embargo, cuando le preguntaban cuál era su mayor logro, siempre respondía: la familia. Esa imagen también era ella.
Fotos: Linda McCartney (© Paul McCartney), gentileza de Kelvingrove Art Gallery and Museum, Glasgow, Escocia, donde se exhibe Linda McCartney Retrospective, hasta el 12 de enero de 2020. www.glasgowmuseums.com
Fuente: Francia Fernández, La Nación