“El Navío Negrero” es una poesía de Antonio Frederico de Castro Alves que forma parte de un gran poema épico llamado “Os Escravos”.
La obra fue escrita en 1870 y la relata el sufrimiento de los africanos, víctimas del tráfico esclavista. Estos versos fueron divididos en seis partes y de forma variada, que otorgan un efecto en la poesía destacando su forma y contenido.
Primera Parte: El cielo y el mar como infinitos se aproximan tanto por el color azul como por el amplio espacio, cincelando el lugar central de la poesía.
“Bien feliz quien en esta hora siente el frescor en su plenitud!
Abajo el mar, encima el firmamento… ¡En el mar o en el cielo, la inmensidad!”
Aquí, el poeta observa este drama con amor y simpatía por la travesía de la embarcación, como queriéndo aproximarse al barco que cruza el océano.
Segunda parte: Castro Alves comienza a imaginarse un barco procedente de alguna nación cargado de nostalgias, cánticos y prosas, como si fuesen españoles cantando músicas andaluzas o griegos tarareando músicas de Homero.
“Que importa el navegante o su origen, ¿de dónde es hijo o cuál es su hogar?
¡Ama el ritmo del verso que le enseña el viejo mar!
¡Canta! que la muerte es divina! Que se deslice la prosa, como un delfín veloz.
Presa al mástil su vela, nostálgica bandera balanceada, peregrina que nos dejas después”.
Tercera Parte: Y allí continúa el poeta su inventiva narrada que, a través de los ojos de una gaviota, intenta –en su imaginación-, aproximarse al navío para observar lo que sucede allí, y se sorprende al percibir que los cantos no eran de nostalgias o poesías, y si un lamento colectivo.
“¡Declina el espacio inmenso el águila del océano! Desciende más, todavía más… no puede mirar el humano.
¡Como al hundirte no pelees con un pez volador! ¡Más lo que veo ahí es un cuadro de amarguras! ¡Junto a un canto funerario de tétricas figuras!
Que escena más infame y vil… ¡Mi Dios! ¡Mi Dios! ¡Que horror! ”.
Cuarta Parte: El escritor describe lo que sucede en la cubierta del navío, donde una multitud de “negros”, mujeres, ancianos y niños, están encadenados unos a otros, bailan mientras son azotados por los marineros. Las principales imágenes que el poeta imagina es el ruido de las cadenas formando una especie de melodía en medio del sufrimiento producto de la tortura.
“¡Se ríe la orquesta irónica, estridente, y de esa ronda fantástica la serpiente hace dos locos espirales!… ¡Gritos, maldiciones y oraciones resuenan! ¡Y se ríe satanás!…
Quinta Parte: Allí Castro Alves muestra su indignación delante del navío negrero rogando a Dios y a la furia del mar que acabe con la infamia. Repitiendo la primera estrofa en el final, como reforzando el pedido.
“Senior Dios de los desgraciados! ¿Dígame senior Dios, si yo deliro… o si es verdad tanto horror delante del cielo?… O mar por que no apagas com tus esponjas peregrinas com tu manto esa mancha? Astros! Noches! Tempestades! ¡Hace un giro con la inmensidad barriendo los mares, con un huracán!»
En el medio de esa quinta parte, las imágenes de libertad en el continente africano son intercaladas con la prisión en el navío negrero. La noche oscura ofrece en la bodega del barco enfermedades y muertos. Donde el poeta describe de forma idílica lo deshumano de la situación.
Sexta Parte: Aquí el escritor se cuestiona cual bandera es asteada en el barco responsable por tal barbarie. Repreguntándose en la segunda parte del poema en la que se ve flamear la enseña del Brasil –patria del poeta-, la decepción es grande y ve teñida la reputación de su país en la lucha por la libertad ahora manchada por el tráfico humano.
“Oriverde bandera de mi tierra, que brisa del Brasil besa y agita, estandarte que la luz del sol encierra. Las promesas divinas de esperanza… Tu que, de la libertad después de la guerra significaste un héroe con la lanza. ¡Antes te hubiesen quebrado en la batalla, antes de servir a tu Pueblo de mortaja!”.
Este poema de Castro Alves es un relato sobre el tráfico de esclavos entre África y Brasil.
El mecanismo poético vive en las imágenes y metáforas que se encuentran a lo largo de lo escrito, fundamentalmente en la Cuarta Parte, donde se describe la tortura de los sometidos.
La crítica por la práctica del esclavismo no impide el patriotismo de Castro Alves. Se puede imaginar que su fervoroso patriotismo lo lleva a realizar la detracción.
En su óptica observa a Brasil como un lugar de libertad y futuro incompatible con la esclavitud. Y aunque se muestre como liberal, no deja de lado su religiosidad, clama por Dios ante tanta aberración.
Antonio Frederico de Castro Alves pertenece a la tercera descendencia de poetas románticos, conocidos también como “Generación Cóndor”.
- Antonio Frederico de Castro Alves
Fue destacado como el “único Poeta Social de Brasil”, su obra adquirió fama y reconocimiento internacional. “Espumas Flotantes”, fue la única obra publicada en vida y responsable por el rescate de sus otras obras literarias.
Nació en Salvador de Bahía, el 14 de marzo de 1847 y falleció el 6 de junio de 1871 en la capital bahiana.
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