Por primera vez desde que se instaló en la sede de Avenida San Juan 350, en septiembre de 1989, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires inaugura un espacio propio para su biblioteca especializada con más de siete mil volúmenes. Diseñada como una espiral blanca que asciende desde el segundo subsuelo hacia el primero, tiene los libros a la vista y ese “detalle” genera un efecto visual envolvente. Con dos salas (una de lectura y otra para actividades como charlas, talleres y presentaciones) desde arriba parece uno de los laberintos imaginados por Borges.
Aunque fue fundada en la década de 1960, poco después que el museo (creado el 11 de abril de 1956 mediante el decreto N⁰ 3527/56 por iniciativa de Rafael Squirru, su primer director), hasta ahora la biblioteca nunca había tenido un lugar amigable para el público. De la sede original en el Teatro San Martín, tuvo varias provisorias. Desde 2006, funcionaba en la calle Alsina en una oficina oscura a puertas cerradas. En 2020 estuvo cerrada unos meses a causa de la pandemia y luego empezó el operativo “traslado”.
“La biblioteca estuvo mucho tiempo lejos de nosotros. Después, el material estuvo embalado en cajas, en preparativos para la mudanza. El nuevo espacio es muy bonito, es una especie de laberinto borgeano. Está pintada de blanco y eso la vuelve muy luminosa, pese a estar en los subsuelos. Los arquitectos hicieron un gran trabajo y aprovecharon muy bien el espacio. Es como una espiral ascendente que atraviesa los dos pisos. Tenemos una nueva bibliotecaria, que ya catalogó y ordenó los libros que no están escondidos: al contrario, te envuelven”, contó a LA NACION Gabriela Comte, editora general del proyecto editorial del Moderno.
Además de ensayos, catálogos de exhibiciones y materiales de difusión de la movida cultural porteña, el fondo incluye una hemeroteca con unos 1900 ejemplares de publicaciones argentinas y extranjeras especializadas en arte. También se pueden consultar los libros y catálogos editados por el museo desde su creación y el primer título de la colección infantil, “Ni tonto ni holgazán”, un cuento inédito de Alberto Greco.
“El material es increíble: hay catálogos de la Galería Bonino, libros maravillosos de Luis Seoane y muchos donados por el coleccionista Ignacio Pirovano, cuya colección personal dio inicio a la colección patrimonial del museo. También están los fondos personales del crítico de arte José León Pagano y del artista Alberto Heredia. Hay material de Greco, por ejemplo, el facsimilar de Fiesta, que hizo Marita García. Los que van a ver la muestra de Greco pueden bajar y completar la visita con lectura en la biblioteca para ampliar la mirada. Hay, también, diccionarios para leer libros en otras lenguas y enciclopedias. Van a poder consultarla los artistas, los investigadores, los estudiantes y el público en general. Además, vamos a organizar actividades para el público, con foco en los libros para chicos para promover el arte y la lectura”, agregó Comte.E
El acervo documental concentra importantes fondos de diferente procedencia y características como, por ejemplo, el fondo institucional del Moderno generado durante décadas por la institución, con tres grandes series: las carpetas de actividades del museo, los sobres de fotografías y los sobres-legajo de artistas argentinos y extranjeros. La primera contiene más de 15 mil documentos relacionados con las actividades del museo desde 1956 hasta la actualidad. Hay correspondencia de los directores con artistas argentinos y con colegas de instituciones latinoamericanas, catálogos, afiches e invitaciones y recortes de prensa con reseñas. La segunda serie reúne más de 12 mil imágenes (entre negativos, positivos y diapositivas) relacionadas con el arte moderno y contemporáneo nacional e internacional. Y la tercera tiene más de tres mil sobres relacionados con la trayectoria de artistas argentinos y extranjeros, que incluyen piezas gráficas de museos y de galerías como catálogos, afiches, folletos, invitaciones, recortes de prensa o notas escritas a mano. El catálogo completo se puede consultar en la página web del museo.
“Teníamos esta deuda desde la ampliación del edificio. Se hizo todo nuevo. No había ni muebles de biblioteca. Además, se hizo un trabajo previo de conservación de los materiales porque el papel se deteriora con el tiempo y los libros se llenan de ácaros. Ahora están todos impecables”, completó Comte.
Con acceso gratuito y aforo reducido de acuerdo a los protocolos sanitarios vigentes, el ingreso a la biblioteca requiere por el momento inscripción previa en la web. Abrirá las puertas los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 y los sábados, domingos y feriados de 11 a 20. A partir de este jueves, ya se podrá visitar una de las bibliotecas de arte más completas del país.
Fuente: Natalia Blanc, La Nación