Son tres actores en una línea de fuga, o un escape de lo establecido: Julieta Díaz, Gonzalo Heredia y Julieta Zylberberg.
Según el filósofo francés Gilles Deleuze, una línea de fuga es algo que arrastra a la naturaleza, al organismo y al espíritu hacia otra zona, otro territorio. Una suerte de escape a lo establecido y la rutina en la propia existencia. La hipótesis de las líneas de fuga sería que siempre hay lugares, situaciones, experiencias, por donde todo se escapa. La existencia, digamos, busca de distinto modos continuar pero bajo otras formas.
A su modo, la línea de fuga es el instante de rebelión contra lo que una persona considera su propio destino. Es la búsqueda de nuevos espacios de creación, excitación y renovación. El escritor Michel Houellebecq lo llama en una novela: ampliación del campo de batalla.
De este modo llegamos a tres personas que transitan la actuación con éxito y sin embargo algo pasa: buscan sus propios puntos de fuga.
Gonzalo Heredia ya publicó una novela. Y tiene otra que saldrá en septiembre.
Gonzalo Heredia está a punto de publicar su segunda novela El punto de no retorno (en septiembre por la editorial Alto Pogo) y se encuentra al frente, junto a Ana Correa, del programa de radio Notas al pie en Radio Con Vos que es sobre literatura.
Julieta Díaz acaba de sacar, acompañada por el músico uruguayo Diego Presa, el EP El revés de la sombra.
Y Julieta Zylberberg se junta al músico pop Manu Hattom para sacar la canción Ojos de planeta, mientras preparan más canciones.
Julieta Díaz escribe canciones desde hace muchos años, pero ahora se decidió a mostrarlas.
Entonces: ¿Qué hay detrás de estas líneas de fuga? Una señal la arroja Gonzalo Heredia sobre la tensión entre la actuación y lo literario: “Bueno eso quizás a veces puede atentar en contra. Lo de la escritura a la actuación. A veces me pasa de leer un texto, el guión de una novela, una escena y leer más allá de lo que está escrito, preguntarme para qué está escrita esa escena y cómo se podría contar de otra manera. También elegir tal o cual palabra que exprese mejor lo que el personaje quiere decir, etc.”.
En cualquier caso, ya lo decía Andrés Calamaro: la fuga siempre es hacia adelante. Hay que mirar de cerca en cada caso.
Componer de a dos
Julieta Zylberberg ya debutó como cantante con el tema «Ojos de planeta».
Ojos de planeta es una canción pop hecha a la medida de la voz de Julieta Zylberberg: se desliza como un juego de encuentros donde el flechazo amoroso es un deseo que, finalmente, se concreta.
“Escucho mucha música desde siempre, me encanta, y en la cuarentena intenté sacarle unos sonidos a la guitarra para acompañarme”, cuenta Julieta desde Chicago, donde se encuentra filmando. Fue un camino de aprendizaje solitario con el instrumento y el descubrimiento de las notas: “No entiendo cómo no aprendí de chica. La música es más libre que la actuación”, reflexiona.
Eso produjo un contexto sonoro que le permitió plasmar y traducir algunas ideas que tenían la forma de palabras. “La música fue una curiosidad y algo que tengo bastante adentro mío”, explica. Es por eso que la reunión con el músico Manu Hattom fue algo natural: “Siempre que nos juntamos terminamos cantando a los gritos y armando fogones. Así nació también el espectáculo que tenemos que es una obra con canciones: Muy campamento.”
Zylberberg nunca había hecho una canción y en la compañía de Hattom se animó. Cuenta el músico que también hizo un dúo con Fito Páez: “Con Julieta estamos muy ligados al género canción y me gustó la facilidad que ella tenía para cantar y escribir esas cosas que iban surgiendo. Me sorprendió su resolución y que siempre era genial.” En dos encuentros ya estaba lista Ojos de planeta.
Julieta Zylberberg trabajó en las canciones con el músico Manu Hattom. Ya están por estrenar la segunda: «Tu costado más feroz».
¿Hay una nueva carrera? Ella dice: “No sé si me interesa eso. Sí quiero seguir haciendo canciones y que de eso se desprenda lo que se tenga que desprender. Que florezca lo que tenga que florecer. Me gusta fusionarlo con la actuación.” Ahora está por sacar una nueva canción: Tu costado más feroz.
Irreversible
El comienzo de Gonzalo Heredia con la literatura fue de esta manera: “Puedo decir que la literatura empezó como un pequeño agujero en la pared por el que entraba un haz de luz. Primero me llamó la atención el detalle, lo imperfecto en ese muro tan prolijamente edificado. Siempre fui curioso. Empecé a rasgar con timidez y empezó a descascararse descubriendo un espejo, una especie de aleph en el que podía ver absolutamente todo (yo incluido)”.
Empezó a escribir desde la desesperación por perder a una novia cuando tenía doce años y lo siguió haciendo cada vez que se sentía «expulsado del mundo»: “Intuía que en un cierto orden de las palabras me reflejaba y podía reconocerme. Me acuerdo que cuando era chico me quedaba paladeando palabras en mi cabeza. Como si las letras tuvieran diferentes texturas y podía tocarlas con la lengua.”
Gonzalo Heredia. El actor despuntó primero como galán. Ahora le suma la literatura y la conducción de un programa de radio.
Primero se construyó como lector. Luego pasó a la escritura: “Fue un entrenamiento: llevar una libreta conmigo, sacarme de encima la incomodidad y la mirada ajena cuando la sacaba del bolsillo y escribía en cualquier lugar. No perder la constancia de ese entrenamiento. Y la última fue la de empezar el taller de escritura. Llevar textos propios, escuchar, confiar en lo que tenía para decir”.
Su primera novela fue La construcción de la mentira (Alto Pogo, 2018). Un texto que se acercaba a los límites de su mundo laboral -la actuación- con una reflexión sobre el modo de reflejar esa parte de la vida. Había una colisión entre el universo de las letras y las tablas, las luces, el show business.
“Creo que las dos actividades conviven bien. Aprendí a que convivan, a que cada una tengo su lugar. Uno es mi trabajo en el que, más allá de hacerlo bien o mal, podría decir que tengo cierto oficio y sé lo que tengo que hacer. Eso me da una cierta estabilidad económica y me permite comprar un puñado de tiempo para leer y escribir. No quita que me guste y que lo disfrute y también me divierta hacerlo, pero la líbido, la búsqueda, no está más ahí.”
Su segunda novela es El punto de no retorno y sale en septiembre por la editorial Alto pogo. ¿Se puede hablar de evolución en ese pasaje hacia este nuevo escrito? Dice Heredia: “Creo que en esta segunda novela había lecturas que todavía me faltaban atravesar. Leo para escribir. Busco formas para contar. Lo más importante es eso. Algo que para esta novela me costó encontrar, mientras que para Construcción de la mentira la forma fue lo primero que tuve claro. Con El punto de no retorno partí de un lugar, di dos millones de vueltas para volver al mismo lugar de partida, pero con las palabras llenas”, concluye.
La búsqueda constante
Julieta Díaz editó un EP que se llama «El revés de la sombra», en el que trabajó junto al músico Diego Presa.
Las seis canciones del EP El revés de la sombra pueden verse -y escucharse- como un trabajo de acoplamiento notorio entre la voz delicada de Julieta Díaz y el la intuición del músico uruguayo Diego Presa, que tiene una gran trayectoria.
Es en esta unción donde se percibe el espíritu popular de estas canciones y con su inconfundible marea rioplatense. Hay un ritmo envolvente y etéreo en estos sonidos, estas letras y este encuentro.
“Desde los 20 años que escribo canciones, pero todo muy esporádico y salteado”, señala la actriz en un descanso de los ensayos de la obra de teatro Precoz dirigida por Lorena Vega que se estrena en septiembre. El encuentro con Diego Presa representó otra cosa: “Fue una coincidencia muy profunda, pro también se trató de algo artístico, estético, conceptual”, dice.
Son palabras que se relacionan con lo que se escucha en estas canciones que salieron en estos días. En su caso, la música no era una cuenta pendiente, sino una necesidad de “explorar y jugar”. Esto se profundizó en pandemia y eso generó que afloraran ciertos textos que tomaron la forma de canciones. De ahí a llegar al disco hubo un paso y un proceso muy natural, orgánico.
“Yo le mandaba cosas y él también. Pero lo hermoso fue que se trató de mucha coincidencia y confianza. Como esos encuentros que no se pueden explicar mucho, pero empiezan a fluir desde lo artístico en el deseo de trabajar juntes, muy involucrados los dos”, cuenta. Todo fue a la distancia y sin ningún objetivo claro más que el de gestar la creación espontánea. Van paso a paso y se acopla a los tiempos que manejan.
El EP fue producido por Diego Presa, que también suma algunas líricas, pero la voz de Julieta destaca un vuelo muy atractivo creando un clima envolvente. Sin embargo, este territorio va en paralelo con su parte actoral. Tiene sentido pensar en cómo dialogan estos mundo adentro de ella.
“Estoy interpretando mis textos y no es lo mismo que decir lo que escribió otra persona. Cantando mis cosas al lado de alguien con quien tengo una gran conexión siento que emerge una voz más interna, más profunda. Y eso es alucinante”, explica Julieta Díaz y vuelve a sus ensayos y luego sigue atendiendo con dedicación a su hija.
Fuente: Clarín