La historia de comercio del marfil, con toda la destrucción que ésta implicó; el impacto de la capital alemana en el mundo y la relación entre el cambio climático y la crisis de la democracia son algunas de las exposiciones que presentará el Foro Humboldt de Berlín, recientemente inaugurado.
El museo aspira a convertirse en uno de los mayores proyectos culturales de Europa, aunque ya suscita polémicas en su país, entre ellas en torno a la herencia colonial alemana.
El Foro, que contiene las colecciones extraeuropeas del Museo Etnológico y el Museo de Arte Asiático, además de un laboratorio de la Universidad Humboldt y de las Fundaciones del Museo Municipal de Berlín, quiere confrontarse críticamente con esa historia.
Se propone, en este sentido, como un escenario de diálogo entre culturas, en el que se combinarán exposiciones con ciclos de debates, música, cine y danza, según explicó en declaraciones periodísticas su director, Hartmut Dorgerloh.
Marfiles. En el centro de la polémica del Foro Humboldt. » © Stiftung Humboldt Forum im Berliner Schloss / Photo: Alexander Schippel
«Es un lugar para reunirse, para hablar no sobre otras personas sino para hablar con ellas, para escucharlas, para debatir sobre el fenómeno global del futuro, sobre los museos, la arquitectura, la historia de la sociedad, del colonialismo y sobre la colonización, es decir, cómo hemos sufrido hasta hoy en todo el mundo los crímenes coloniales», comentó Dorgerloh.
El problema es que ahora, en el marco de la apertura, el museo parece envuelto en polémicas varias.
Werner Kohl, ciudadano alemán, es uno de los que ha seguido la saga del Foro Humboldt durante casi 20 años: como muchos de sus compatriotas viene observando y escuchándola sobre la apertura desde 2002, cuando el gobierno aprobó un plan para la inmensa y renovada atracción cultural de Berlín. Fueron casi dos décadas de debates, protestas, gastos excesivos y retrasos.
El museo se propone como un escenario para de diálogo entre culturas, en el que se combinarán exposiciones con ciclos de debates, música, cine y danza.
Así que el martes a la tardecita, cuando por fin estuvo en los espacios de exposición a oscuras del edificio, dice que se emocionó.
«Esperé este día desde el principio», contó. «Estoy aquí para ver si se cumple con lo que se propuso.» Kohl, de 63 años, fue para ver allí Schrecklich schön (Belleza terrible), una exposición temporal de objetos de marfil creados a lo largo de 40.000 años: una de las seis inaugurales del Foro, que reúne varias colecciones de museos en un palacio barroco reconstruido.
Situado en el antiguo emplazamiento del Parlamento de Alemania Oriental, demolido ya, y concebido como el equivalente alemán del Louvre, el Foro Humboldt debía inaugurarse originalmente en 2019, pero sufrió retrasos en las obras. Ahora, irá abriéndose por etapas durante los próximos dos años.
El Forum abre con seis muestras inaugurales. Reúne varias colecciones de museos en un palacio barroco reconstruido. / Foto: AFP
Además de la exposición de marfiles -que ya generó debate, desde que militantes anticolonialistas argumentan que el Foro Humboldt no ha avanzado lo suficiente en la investigación de la procedencia de sus objetos-, el Foro Humboldt presenta una exhibición llamada Berlín Global,sobre la relación de la ciudad con el mundo, y una muestra conceptual que explora la vida humana después del cambio climático.
La sección más controvertida, de todos modos, está aún por inaugurarse: son pisos que albergan miles de ítems etnológicos de diversas culturas, entre ellos un trono africano espectacular y enormes barcos de madera del Pacífico Sur, muchos de los cuales fueron adquiridos durante la fase imperial expansionista de Alemania.
A su vez, en virtud de un acuerdo negociado esta primavera nórdica, gran parte de la colección de bronces de Benín de Berlín, que iba a ser expuesta en el edificio, será devuelta a Nigeria el año próximo.
Mamut de marfil. En el Museo Humbold. © bpk / Archäologisches Landesmuseum Baden-Württemberg/Manuela Schreiner
Pero el proceso de decidir qué debe hacer el Foro con las piezas de historia más ambigua probablemente sea más complicado. Entre tanto, el martes, un grupo de manifestantes anticolonialistas se reunió en el exterior del edificio para corear lemas como «desfinanciar el Foro Humboldt».
La inauguración de esta semana es la primera oportunidad para que los curadores presenten a un público amplio lo que, según ellos, es una manera innovadora e inclusiva de mostrar piezas con vinculaciones coloniales.
La ceremonia oficial de inauguración del museo fue virtual, ya que las restricciones por la pandemia obligaron a mantener el Foro Humboldt cerrado al público hasta ahora. Algunos sostienen que el prolongado cierre puede haber sido ventajoso, ya que permitirá a los administradores disponer de más tiempo para resolver algunos de los problemas técnicos de este edificio de 825 millones de dólares, que también están cuestionados por estas horas.
Visión nocturna. La ceremonia oficial de apertura del museo fue virtual, a causa de las restricciones que impone la pandemia / Foto: AFP
En mayo, el periódico Süddeutsche Zeitung citó un memorándum confidencial del jefe de construcción del proyecto, Hans-Dieter Hegner, en el que se decía que los sistemas que regulan la climatización y las alarmas de seguridad del edificio estaban «todavía en muy mal estado«, y que los persistentes defectos ponían «en peligro los objetos culturales ya instalados».
Objetos delicados
En una entrevista realizada la semana pasada, Dorgerloh, declarô que tenía plena conciencia de la delicadeza de algunos de los artículos de marfil, que requieren una supervisión muy cuidadosa de la temperatura, la humedad y la luz, y que pueden agrietarse si las condiciones cambian demasiado rápido.
«Es un aspecto de gran exigencia desde el punto de vista de la conservación», dijo. «Estamos exponiendo por primera vez en Berlín piezas de 40.000 años de antigüedad en un edificio que tiene menos de 10 años». Sin embargo, destacó que el sistema de control climático de la zona donde se exponen esos objetos es eficaz y que ninguna pieza corría peligro.
Dorgerloh comentó también que la muestra era una forma adecuada de inaugurar el Foro Humboldt porque reflejaba su objetivo de «crear un espacio en el que podamos compartir experiencias», en lugar de limitarnos solo a reflejar culturas.
Con unos 200 objetos —entre los que se encuentran numerosas piezas de joyería espectaculares, esculturas ornamentadas y uno de los instrumentos musicales más antiguos que se conservan en el mundo, una flauta de marfil—, la exposición se horganizó en colaboración con, entre otros, los Museos Nacionales de Kenia.
Como toque impactante, el espacio fue pintado de rojo y se han intercalado en él parlantes que reproducen el sonido de la respiración de un elefante moribundo. Junto a los objetos de marfil, la muestra incluye igualmente piezas que muestran la explotación y el maltrato coloniales y monitores de video con entrevistas a personas cuyas vidas se ven afectadas por el comercio de marfil, tales como un guardabosques keniano y un guía de safari.
Alberto Saviello, uno de los tres curadores de la muestra, indicó que había considerado importante incluir la voz de los países de origen de los objetos y la responsabilidad de contar sus historias, que «a menudo hablan de injusticia y violencia».
Saviello explicó que, aunque ninguna de las instituciones que han prestado objetos para la exposición —entre ellas el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el Victoria and Albert Museum de Londres— tuvo dudas en cuanto a problemas de climatización del espacio expositivo, algunas manifestaron reservas acerca del tono crítico de la muestra.
«No estamos haciendo esto en un contexto estético clásico que enfatiza la belleza de las obras -dijo el curador-. Hubo ciertas preocupaciones de que estuviéramos diciendo: ‘Que se exponga marfil, en cualquier lugar, es un delito’».
Finalmente, de acuerdo con Dorgerloh, los curadores lograron convencer a los prestamistas interesados con argumentos sobre la importancia educativa de la exposición.
Aunque el interés del público por la muestra es grande y están todas las entradas reservadas hasta finales del mes, la reacción de los medios de comunicación alemanes fue variada. Y el público visitante también está dividido.
Museo abierto, entonces, al igual que las polémicas, que nacen en el pasado y quizás se extienda futuro.
Fuentes: EFE y The New York Times / Thomas Rogers
Traducción: Román García Azcárate
Fuente: Clarín