Al igual que en la primera entrega de la distinción, la lista de elegidos da cuenta de un equilibrio entre textos de autores consagrados y otros menos conocidos, en tanto que, de manera inversa a lo que se dio el año pasado, el género predominante es esta vez el masculino: siete títulos son firmados por varones contra apenas tres escritos por mujeres.
Entre las candidatas al premio -que cuando se dé a conocer el fallo final, en noviembre próximo, otorgará 500.000 pesos al texto ganador- se cuentan también «Amado señor» (Blatt & Ríos), de Pablo Katchadjian; «El sol» (Dualidad), de Gustavo Ferreyra; «Las pasiones alegres» (Nudista), de Pablo Farrés; «Maratonista ciego» (Ediciones DocumentA/Escénicas), de Emilio García Wehbi; «¡Paraguayo!» (Club Hem Editores), de Ariel Luppino; y «Transradio» (Compañía Naviera Ilimitada), de Maru Leonhard.
La selección, que forma parte de la llamada «lista larga» de finalistas al premio, se realizó sobre 210 novelas recibidas, de 120 editoriales y de más de 12 provincias, con mayoría de Buenos Aires pero con representaciones también de Corrientes, Córdoba, Santa Fe y Río Negro.
La próxima etapa de selección se dará en octubre próximo, cuando se difunda la lista corta con cinco títulos, según la decisión del jurado compuesto por Sergio Bizzio, María Moreno y Claudia Piñeiro.
Esas listas, que se inspiran en el premio Man Booker, tienen como objetivo dar cuenta de un mapa de narrativas de la producción editorial del año anterior, como ocurrió en 2020 cuando convivieron autores de consolidada trayectoria como Juan José Becerra y su novela «Felicidades» con fenómenos literarios como «Cometierra», de Dolores Reyes; o «Las malas», la primera novela de Camila Sosa Villada, junto con una obra de muy poca circulación como «El último Falcon sobre la tierra», de Juan Ignacio Pisano, que finalmente fue la ganadora.
Un fenómeno similar se registra en esta ocasión, donde obras que tuvieron amplia visibilidad y repercusión crítica como «Confesión», de Kohan; «No es un río», de Almada, o «Los llanos» – la primera novela escrita por Falco que el año pasado fue finalista del Premio Herralde- junto a otras menos resonantes como «¡Paraguayo!», de Luppino; «Transradio», de Leonhard, o «El sol», de Ferreyra.
«A grandes rasgos, podemos decir que en la lista final hay representantes de diferentes líneas de lo que se está escribiendo en la literatura contemporánea argentina: por un lado tenemos la experimentación formal como en ‘Amado Señor’ de Katchadjian, que trabaja con un género casi en desuso como el género epistolar torciéndolo y apropiándoselo de un modo original y también en Garcia Wehbi que es una novela tratado, ensayo, compendio de escenas, una forma de leer y releer el género novela», destacaron los organizadores del premio.
«Hay experimentación con los géneros en sí, como en el caso de ‘La sed’, una novela de vampiros, revisitada y actualizando el género con una voz femenina muy potente. También hay distopía, como en la novela de Pablo Farrés, ‘Las pasiones alegres’, que es super excesiva en cuanto a los escenarios que imagina y en cuanto a las atribuciones de los personajes, es una novela extensa y angustiante, distinta. También tenemos un minucioso trabajo con el lenguaje como el que aparece en ‘No es un río’, en ‘Transradio’ o incluso en ‘El sol’, donde hay un trabajo de orfebrería con las palabras, con las voces de los personajes y con la luz. Y está ‘Paraguayo’ que retoma algunas tradiciones de la literatura ya transitadas pero para desencajarlas en una guerra tremendamente sexualizada», consigna el comunicado sobre la selección.
Los organizadores mencionaron también que en la lista «aparecen novelas de autores de trayectoria que, en el caso de Falco se desmarca del resto de su producción cuentística con una novela que aborda la naturaleza y la evasión como temas y la de Kohan con la lectura de la violencia asordinada de la sociedad argentina en la década del 70, antes y después».
Una lectura ligera de los títulos elegidos permite detectar también que en esta edición tuvieron mayor gravitación los textos editados por sellos independientes u artesanales: apenas tres obras publicadas por casas editoras trasnacionales (Anagrama y Literatura Random House) contra siete gestionadas en iniciativas de catálogo más acotado (Blatt & Ríos, Dualidad, Nudista, Club Hem Editores y Compañía Naviera Ilimitada).
«Fue una sorpresa que en el año de la pandemia se publicaron más libros que el año anterior. Y en este panorama, aunque son libros que se habían escrito antes, lo que se repetía era la temática de viaje desde la ciudad hacia el campo. Personajes que dejan una vida urbana y se desplazan hacia el interior y buscan una vida nueva. Conviven muchas editoriales pequeñas de distintos orígenes, de provincia, universitarias, más tradicionales junto con las grandes casas editoriales», señalan los organizadores.
Sin embargo, la mayor diferencia entre la edición inaugural y la presente está en el componente genérico de los textos elegidos en esta instancia: si el año pasado había sido mayoría las novelas escritas por mujeres (seis contra cuatro firmadas por sus congéneres masculinos), en este caso solo los textos escritos por Almada, Yuszczuk y Leonhard capitalizan el cupo femenino, mientras que los otros siete títulos corrieronn por cuenta de varones.
La selección, que forma parte de la llamada «lista larga» de finalistas al premio, se realizó sobre 210 novelas recibidas, de 120 editoriales y de más de 12 provincias, mientras que en octubre se dará a conocer la lista corta con cinco títulos, según la decisión del jurado compuesto por Sergio Bizzio, María Moreno y Claudia Piñeiro.
Esas listas, que se inspiran en el premio Man Booker, tienen como objetivo dar cuenta de un mapa de narrativas de la producción editorial del año anterior, como ocurrió en 2020 cuando convivieron autores de consolidada trayectoria como Juan José Becerra y su novela «Felicidades» con fenómenos literarios como «Cometierra» de Dolores Reyes o «Las malas», la primera novela de Camila Sosa Villada, junto con una obra de muy poca circulación como «El último Falcon sobre la tierra» de Juan Ignacio Pisano, que finalmente fue la ganadora.
Una variante de este año es que el jurado, así como miembros de algunas de las dos fundaciones organizadoras, tuvieron la facultad de postular novelas -un atributo que no tuvieron en la primera edición.
La otra novedad es que el premio aumentó su dotación y pasó de 300.000 a 500.000 pesos en 2021.
Mientras que el año pasado el jurado lo integraron Eugenia Almeida, Beatriz Sarlo y Luis Chitarroni, en esta segunda edición la decisión final estará a cargo de Piñeiro, Bizzio y Moreno, aunque se espera la evolución de la autora de «Black out» y «Oración», que el pasado 3 de julio sufrió un ACV.