“El arte es un reloj roto que cada tanto da la hora”, decía en mayo de 2020 el artista rosarino Daniel García, que adelantó 25 años un retrato universal de la pandemia con la obra No abras tu boca al mal (1996): una cabeza de perfil con lo que hoy llamaríamos “tapabocas” de uso obligatorio. En el caso de Antonio Berni, también rosarino, el reloj parece intacto, preciso, suizo, como la rama materna de su familia. Su obra desplegada en una producción incesante que fue de 1920 a 1981 pareciera hecha para confrontar la realidad más allá de su tiempo y estilo. Así, en el remate de la Asociación de Amigos del Museo Sívori que comienza hoy la estrella es una obra suya de formato pequeño cuyo nombre resuena con singularidad: Tiempo tormentoso. Da cuenta de un cielo ominoso cargado de materia, esos de la pampa gringa que Berni llevaba grabados en su disco rígido, pero cómo no pensarlo en este contexto de pandemia global. Parte de un cuerpo de obra de transición que se conoce como “serie del Chaco”, la pintura de 43 x 60 cm sale con una base de un millón y medio de pesos en una modalidad de remate virtual.
Tiempo tormentoso fue realizada por Berni en 1956 durante un período en el que el artista exploró una alternativa a la abstracción trasladando la gestualidad informalista al concepto de paisaje formulado desde una absoluta economía iconográfica. Muchas de estas obras fueron hechas o bocetadas durante sus estadías en Santiago del Estero, donde visitaba las Termas de Río Hondo y se reunía con sus compañeros de ruta Lino Enea Spilimbergo y el más joven Carlos Alonso. Este tipo de paisaje en el límite de lo figurativo y lo abstracto siguió inmediatamente a la serie de Santiago del Estero, una suerte de reportaje visual sobre la deforestación y sus forzadas migraciones que, con la mirada puesta en Santa Fe, Fernando Birri llevaría al cine en 1959 con la seminal Tire Dié. Obras de esta etapa se vieron en una gira que Berni, patrocinado por el Partido Comunista francés, realizó por Berlín, Varsovia y Bucarest y que de regreso a Ezeiza le costó una detención de veinte horas en diciembre del 56. Como lo dejó escrito entonces en la revista Propósitos: “Se me encerró en un cuarto junto con delincuentes comunes. Mis maletas fueron violadas y mi correspondencia y papeles, revisados. Se me dejó en libertad sin darme explicación alguna sobre la causa de mi detención”. Claro, en plena Guerra Fría y bajo el ojo de la así llamada Revolución Libertadora, el paseo por la Cortina de Hierro se había vuelto sospechoso, conspirador.
Pero Tiempo tormentoso (lote 46 del remate) no formó parte de esas muestras en capitales bajo influencia soviética ni tampoco de una muestra en el Museo de Bellas Artes de Bahía Blanca en 1961, cuando expuso muchas obras de esta serie. Una pareja amante del arte se la arrancó de su taller de Almagro como regalo para uno de sus tres hijos, a quienes se habían acostumbrado a recibir en el mundo con la compañía de un cuadro.
“Al mayor le tocó un Castagnino, al menor un Policastro y a mí este Berni que en realidad compraron para mi primer cumpleaños”, cuenta el hombre, llamado Hugo, que decidió ahora que el remate a beneficio del Sívori era la oportunidad para dejar una obra que había acompañado a su familia desde entonces, hace 66 años. Psicoanalista y amante de la literatura, el propietario de Tiempo tormentoso detalla que la obra estuvo hasta hace algunos años en la casa familiar, un departamento en la esquina de Aráoz y Beruti, Palermo, y que cuando sus padres (un abogado y una contadora) se la compraron al maestro ni siquiera eran propietarios. El amor por el arte argentino de esta pareja era tal que invirtieron antes en cuadros que en paredes propias donde colgarlos y la elección de los regalos revela también una afinidad ideológica: Berni, Castagnino y Enrique Policastro estaban más o menos relacionados con el PC. Hugo –cuyo apellido se reserva en usual anonimato para las ventas de arte– asegura que la obra nunca antes fue exhibida y así parece, porque no figura en ningún catálogo del archivo Berni y, además, porque sus padres vivían pendientes de esos cuadros. “Era todo un tema. Hasta salir de vacaciones se volvía difícil por el miedo a dejar la casa sola y que las obras pudieran ser robadas o dañadas”. Sus padres, aporta Hugo, tenían relación con Castagnino pero no con Berni más allá de esta transacción realizada en 1956. Entonces el pintor vivía en el petit hotel propiedad de su segunda mujer, Nélida Gerino, en cuyos fondos había instalado un taller que se revolucionaría hacia 1960, cuando empezó a trabajar en la serie “Juanito Laguna”.
«Camisa de Cortázar y modelo para armar», por Pablo Lehman, otra de las obras participantes de la subasta virtual del Sívori. Precio de base, $ 660.000Pablo Lehman – Asociación de Amigos del Museo Sívori
Tiempo tormentoso forma parte ahora de la edición 20 de este remate, que se ha vuelto un imperdible en la agenda artística de Buenos Aires. Son 108 obras de artistas entre los que se cuentan León Ferrari, Guillermo Roux, Marta Minujín y Gyula Kosice, entre muchos otros. La modalidad de la subasta será virtual, en la web del museo, desde hoy al mediodía y hasta el martes 22.
Fuente: Fernando Garcia, La Nación