MADRID.– El mismo, pero distinto. Antes, tenor; ahora barítono. Ovacionado, como siempre, pero esta vez las palmas expresaron más que admiración por su voz. El saludo ocurrió antes de su interpretación como abrazo de bienvenida tras un largo silencio. Algunos incluso leyeron este aplauso cerrado como un acto de patriotismo. Con la frente marchita, dos años después de su última presentación en la capital española, Plácido Domingo regresó anteanoche a un escenario madrileño donde fue la máxima figura de una gala benéfica. Ayer fue distinguido como Embajador Honorario del Patrimonio Mundial de España. Domingo regresa al ruedo en su patria, tras haber sido cancelado, a causa de las acusaciones de una veintena de mujeres que denunciaron acoso sexual y abuso de poder, hechos por los que el artista se disculpó públicamente.
Ante 1600 personas, la capacidad máxima permitida en la sala del Auditorio Nacional de España, a causa de las restricciones que impone la pandemia y la distancia social, Domingo, de 80 años, se presentó el miércoles en una gala a beneficio de la Cruz Roja, convocada por la Fundación Excelentia. El precio de las entradas de esta gala, donde también se presentaron Ainhoa Arteta y Virginia Tola, oscilaba entre los 55 y los 175 euros. El tenor había actuado por última vez en Madrid en un concierto gratuito que ofreció en junio de 2019 en la catedral de la Almudena. Es cierto que la pandemia obligó a espectáculos, en todo el mundo, a ser cancelados o reprogramados, y que el propio Domingo contrajo el virus y luego vino su recuperación, pero en su caso ocurrió otro agravante. La fama y el prestigio que posee como intérprete y como director de orquesta fueron sacudidas tras recibir acusaciones de una veintena de mujeres por su conducta indebida.
La Agencia Associated Press publicó en agosto de 2019 el testimonio de 11 mujeres que acusaban a Domingo de haber incurrido en una conducta sexual inapropiada con ellas. Domingo, quien dirigía por entonces la Ópera de Los Angeles, dimitió a su cargo y canceló las fechas que tenía programadas en Nueva York tras desatarse el escándalo [otras instituciones, en San Francisco y en Filadelfia, también decidieron cancelar las veladas]. La Ópera de Los Angeles inició una investigación interna donde entrevistó a 44 personas y el American Guild of Musical Artists (AGMA), la institución que vela por los intérpretes de la ópera en los Estados Unidos, concluyó que Domingo efectuó “una actividad inapropiada que osciló entre el flirteo y los avances sexuales, dentro y fuera del lugar de trabajo”.
Domingo emitió un comunicado donde expresaba: “Las reglas y valores con los que hoy nos medimos y debemos medirnos son muy distintos de cómo eran en el pasado”. En lugar de calmar las aguas, tras estas palabras se sumaron nuevas acusaciones, 27 en total. En esta ocasión, Domingo no solo pidió disculpas (“Lamento el sufrimiento. Asumo toda la responsabilidad. Repito: que me disculpe si ofendí a alguien y nunca he abusado de nadie”), sino que además donó medio millón de dólares al sindicato, señala The New York Times, posiblemente, a modo de negociación para evitar que se conocieran detalles de la investigación. AGMA también retiró los cargos contra de Domingo.
En la era de la cultura de la cancelación, Domingo no fue ajeno a los estragos de esta práctica que marcha por andariveles diferentes a los judiciales. Tras conocerse las acusaciones el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música de España (Inaem) canceló meses antes de la gala anunciada para mayo de 2020 las dos veladas que habían sido programadas en la Zarzuela. En la “ópera madrileña” se celebrarían los 50 años de carrera del tenor [hoy, a causa de su edad, y si bien goza de buena salud vocal, su registro y los personajes que interpreta son barítonos] con dos funciones. En la primera interpretaría el personaje de Federico Moreno Torroba en Luisa Fernanda; en la segunda, dirigiría la zarzuela. “El Inaem y el ministerio de Cultura y Deporte manifiestan su firme apoyo a las mujeres y el rechazo a todo tipo de acoso”, expresaba el comunicado de la institución.
Durante varios minutos, antes de interpretar el preludio de Carmen, de Bizet, Domingo fue ovacionado el miércoles en el Auditorio Nacional, pero esta no fue su única señal de respaldo. A la gala asistió la política del momento, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, quien ha impulsado que a pesar de la pandemia los teatros madrileños continuaran abiertos: “Para mí es un orgullo que esté en España, y en concreto en su casa, que es Madrid”, decía anoche Díaz Ayuso en el ingreso al coliseo. Además, la Asociación para la Difusión y Promoción del Patrimonio Mundial de España lo distinguió con un premio que también recibirán Rafael Nadal y Mario Vargas Llosa: Embajador Honorario del Patrimonio Mundial de España.
Domingo, hijo de dos intérpretes de zarzuela, nació en Madrid en 1941. Vivió hasta los 8 años en la calle Ibiza, cerca del Parque del Retiro, hasta que la familia se mudó a México. Quiso ser futbolista y torero y, además de tocar el piano en un night club, comenzó a cantar profesionalmente, primero como barítono y luego como tenor. Antes del escándalo, Christiane Amanpour, en la CNN, con ocasión de la presentación de La Traviata, en Londres, destacaba que Domingo había logrado el récord de personajes interpretado en la ópera: más de 150. También junto con José Carreras y Luciano Pavarotti vendieron millones de discos y se presentaron en 30 galas en distintos escenarios del mundo con aquel concierto llamado Los tres tenores.
A mediado de los noventa Johnny Carson le preguntaba en una entrevista si tenía, como las estrellas de rock, groupies. “Prefiero llamarla fans”, respondía Domingo y admitía que en ocasiones se sentía acosado, motivo por el cual les decía que estaba acompañado, incluso aunque no fuera así: “Mi esposa [Marta, también cantante de ópera] es una mujer notable. Tiene una vida tremendamente difícil y cuando no estoy en el escenario soy una persona muy aburrida. Tengo que concentrarme en mi trabajo”.
El 18 de agosto Domingo también estará presente en Starlite, ese megafestival que ha confirmado la presencia de Camilo, Miguel Bosé, Rosario, La oreja de Van Gogh, Raphael, José Luis Perales y Lionel Richie, entre otros, y cuya entrada más económica cuesta 73 euros. A este festival también asistirá como anfitriona Valeria Mazza, flamante embajadora de la Organización Mundial del Turismo.
Fuente: La Nación