Es Monumento Histórico Nacional y uno de los íconos del barrio de Retiro. Sufrió un atentado y un cambio de nombre. Y este lunes cumple 105 años. Se trata de la Torre Monumental, aunque todo el mundo la siga llamando «de los Ingleses».
Es que esta torre, inaugurada el 24 de mayo de 1916, fue donada a la Ciudad por la comunidad británica residente en el país, con motivo del Centenario de la Revolución de Mayo.
Todos los materiales con que la levantaron (cemento, piedras Portland y ladrillos tipo Leicester) fueron traídos de Inglaterra. Hasta el personal técnico y los obreros que trabajaron en la obra eran ingleses.
Es más, la plaza donde está emplazada ahora se llama Fuerza Aérea Argentina, pero antes era la Plaza Britania, diseñada por Carlos Thays. Hasta que la Guerra de Malvinas provocó los cambios de nombres del espacio verde y del monumento.
La Torre Monumental fue construida en la Plaza Britania, diseñada por Carlos Thays. Después de la guerra de Malvinas fue rebautizada como «Fuerza Aérea Argentina». Foto Maxi Failla
De estilo renacentista, la torre fue diseñada por el arquitecto británico Ambrose Macdonald Poynter y construida por la firma Hopkins y Gardom. Se erigió donde antes funcionaba la Usina de Gas de Retiro, que era la distribuidora del combustible para el alumbrado público.
La obra se demoró porque tardaban en llegar los materiales. Hay que tener en cuenta que se la inauguró en plena Primera Guerra Mundial.
La Torre Monumental mide 60 metros y en el balcón del sexto piso hay un mirador, al que se accede con un ascensor. El original, de hierro negro, fue donado por el Príncipe de Gales en la década del 20.
Pero tras la Guerra de Malvinas, la torre fue vandalizada. Quemaron las puertas de entrada y pusieron una bomba, que al estallar provocó un incendio y destruyó el ascensor.
En 1999, cuando la torre fue restaurada, pusieron uno nuevo que dejó de funcionar poco tiempo después. En 2019 lo modernizaron y pusieron en marcha. Para entonces, se comenzaron a hacer visitas guiadas a la torre y a su mirador.
Desde ese sexto piso se tiene una vista panorámica de la Ciudad, que incluye la histórica barranca de la Plaza San Martín; el edificio WeWork; el Kavanagh y la bóveda de hierro y vidrio de la estación Retiro.
Hacia el Río de la Plata se vislumbran el Hotel de los Inmigrantes; el Paseo del Bajo; la costa de Uruguay, y los dos templetes de la Súper Usina de Puerto Nuevo.
Desde la Torre Monumental se pueden disfrutar vistas panorámicas de la Ciudad. Foto Germán García Adrasti
Pero en 2020 llegó la pandemia y las visitas se interrumpieron. Por ahora, sólo la propia torre y sus cuidadores son testigos de esas postales desde la altura.
El pequeño Big Ben porteño
La torre tiene una escalerilla de hierro negro, muy pintoresca, que es utilizada por el personal de mantenimiento. Permite llegar más allá del balcón del sexto piso, hasta el reloj.
El reloj de la Torre Monumental es una réplica más pequeña del Big Ben británico. Foto Germán García Adrasti
Este reloj es una versión más pequeña del famosísimo Big Ben ubicado en la sede del Parlamento británico. De hecho fue montado por la misma empresa, Gillett & Johnston, fundada en 1844 y que continúa fabricando y reparando relojes.
El reloj de la Torre Monumental fue montado por la empresa Gillett & Johnston. Foto German Garcia Adrasti
El de la Torre Monumental tiene cinco campanas de bronce, cuatro de las cuales conforman un carillón. La más grande pesa 7 toneladas y el péndulo tiene 4 metros de alto.
Las campanas del reloj de la Torre Monumental. Cuatro de ellas conforman un carrillón. Foto Germán García Adrasti
El reloj suena cada quince minutos: cuatro campanadas a las y cuarto, ocho a las y media, doce a las menos cuarto y la melodía completa a la hora en punto.
Fuente: Clarín