Cuando se tiene la posibilidad de viajar a otras ciudades del país o al exterior, las iglesias, templos, monasterios, mezquitas o conventos suelen ser parte de los itinerarios por su historia, su arquitectura o por interés religioso.
Pocos deben ser los que estuvieron en Barcelona y no pisaronLa Sagrada Familia, los que conocieron Roma y no pasaron por el Vaticano. Hasta los que prefieren destinos asiáticos deben haber entrado en algún templo o lugar sagrado. A continuación una escapada a tres monasterios ubicados en la provincia de Buenos Aires, que se pueden visitar en un circuito de turismode fe.
1. Monasterio Benedictino Santa María
La vida monástica llegó a Los Toldos de la mano de monjes suizos.
Recibe personas que quieran alojarse, probar sabores locales y conocer su historia. Foto www.abadialostoldos.org
La Comunidad de Einsiedeln era numerosa, contaba con alrededor de 200 monjes. Surgió entonces el proyecto, impulsado por el abad Ignacio Staub, de expandirse y hacer una fundación en Sudamérica.
En 1939, se encomendó a los padres Leopoldo y Policarpo a viajar a Argentina con la finalidad de buscar un lugar apropiado para fundar el nuevo monasterio. Sin embargo, hasta 1947 no tuvieron éxito.
En ese momento, en esta localidad de la provincia de Buenos Aires, María Tomasa, una señora viuda y sin hijos decidió dividir la estancia de su esposo y donarla a peones y familiares.
Los monjes, enterados de esta situación, le solicitaron tierras a la mujer para llevar a cabo su misión.
El Monasterio Benedictino Santa María cautiva a los visitantes con su gran parque.
La señora les donó 600 hectáreas y una suma de dinero que les permitió iniciar las primeras construcciones. Finalmente, el 3 de mayo de 1948, doce monjes fundadores inauguraron el lugar.
La tranquilidad del campo, las grandes arboledas y la vida religiosa atraen a quienes quieren instalarse unos días a reflexionar y hacer retiros espirituales. Se puede participar de misas y oraciones en la capilla o conocer el cementerio.
Dentro del predio, se encuentra el Museo Histórico Regional P. Meinrado Hux, el primero en abrir en Los Toldos y lleva el nombre de su fundador, uno de los 12 monjes suizos.
La exposición permanente ofrece una mirada sobre el pasado del pueblo, incluyendo la historia de la comunidad mapuche liderada por Ignacio Coliqueo.
Objetos que se exponen en el Museo Histórico Regional P. Meinrado Hux, en Los Toldos.
Otro de los sectores muestra el período fundacional de la localidad ubicada en el partido de General Viamonte y en un tercer lugar se refleja la historia del monasterio. Puede visitarse de lunes a viernes de 8 a 12.30. Las visitas guiadas comienzan a las 11.
La vida cultural y religiosa se mezcla con la actividad económica de la zona. El campo cuenta con un tambo y una fábrica de quesos. Con fórmulas de los holandeses más el conocimiento de los suizos, se producen y venden productos artesanales.
Hay quesos saborizados con pimienta negra, orégano, albahaca, ají y provenzal, entre otros. Además, se pueden conseguir mermeladas, miel, dulce de leche, licores y cervezas, que se elaboran en otros monasterios.
La quesería Abadía de Los Toldos, participa cada año del festival de quesos organizado por la municipalidad de General Viamonte y es parte de la Ruta del Queso.
El lugar tiene una hostería, que brinda servicio de habitaciones privadas y pensión completa por 2.000 pesos el día.
2. Monasterio Católico Bizantino de la Transfiguración
Entre las sierras que forman el cerro Curamalal Chico, a 12 kilómetros de Pigüé, se encuentra el primer monasterio bizantino de América del sur.
Actualmente, viven 5 monjes, y las puertas están abiertas para todas las personas que quieran conocer sus tradiciones.
El Monasterio Católico Bizantino de la Transfiguración está ubicado entre las sierras de las Provincia de Buenos Aires.
El hieromonje (monje y sacerdote) Dionisio encontró su vocación por las tradiciones orientales hace 26 años, mientras realizaba el seminario en La Plata. Entendió junto al padre Sergio, que debían crear un monasterio fiel a la tradición bizantina.
“Fuimos a las autoridades de la Iglesia. En ese momento estaba monseñor Bergoglio y le explicamos lo que nos pasaba. Nos dio un par de directivas y nos apoyó», cuenta.
Y agrega: «Los primeros 13 años él fue obispo nuestro, supervisó y comprobó que no era un capricho o una locura”.
Al principio, comenzaron viviendo en casas prestadas en Buenos Aires, Los Cardales y Luján. Hace 17 años que llegaron a Pigüé, donde decidieron instalarse.
Así luce el primer Monasterio Católico Bizantino de la Transfiguración de América del sur.
Sus creencias son idénticas a lo que se conoce como cristiano ortodoxo.
A diferencia de Occidente, ellos mantienen el bautismo por inmersión y dan tres sacramentos al mismo tiempo, mientras que los católicos son bautizados, luego toman la comunión y la confirmación.
La divina liturgia (misa) es siempre cantada sin instrumentos y nadie se sienta. “Nuestro idioma litúrgico es el eslavo eclesiástico que es el idioma sagrado de europa oriental”, explica Dionisio.
Luego de celebrarla cada fin de semana, tienen un ágape fraternal.
Siguen el calendario juliano, que está 13 días desfasado del gregoriano, por lo tanto Nochebuena y Navidad se festejan el 6 y 7 de enero, y Pascuas el 2 de mayo.
El hieromonje Dionisio del Monasterio Católico Bizantino de la Transfiguración.
“Dependemos del Papa, como cualquier católico, pero tenemos nuestra estructura«, explican.
Agregan: «Nuestro obispo no es el de Bahía Blanca, sino uno que está en Buenos Aires que es para todo el país, para los que practican la tradición bizantina (Daniel Kozelinski es Eparca de los Ucranianos Católicos de la Argentina)».
«Ese obispo depende del Patriarca nuestro que está en Ucrania (Sviatoslav Shevchuk) y está en comunión con el Papa”, agrega.
Según el hieromonje, los fieles totales de Argentina no son menos de 300 mil personas. Hay de origen ucraniano, árabe, rumanos, rusos e ítalo albaneses.
“Lo que tenemos de diferente es que es una comunidad bizantina sin origen oriental, somos todos argentinos y criollos”.
En las creencias orientales es muy importante la relación del ser humano con el ambiente, la comida y la salud. Tratan de producir todo lo necesario para alimentarse y estudian medicina tradicional.
“Apuntamos a recuperar la relación del hombre con la tierra”.
Los visitantes pueden disfrutar del paisaje desde la cima de las sierras.
Los visitantes son bienvenidos a conocer las instalaciones y participar de la divina liturgia o las charlas que se realizan sobre alimentación sustentable y hierbas medicinales.
Se puede conocer la iglesia, que difieren a la de una católica. Para entrar es necesario que las mujeres se cubran la cabeza y utilicen polleras (proveen a las personas de la vestimenta adecuada).
Venden productos que ellos mismos elaboran como cremas medicinales, hierbas curativas, dulces, mezclas de té y elementos religiosos.
El lugar está rodeado de naturaleza. “Hay ruidos de campo acá”. A 300 metros de la iglesia, hay una sierra, que ofrece una vista panorámica de todo el valle y es el lugar elegido para hacer fotos del paisaje.
Las visitas son gratuitas. Es necesario avisar con anticipación en la página de Facebook Monasterio Católico Bizantino de la Transfiguración. Se puede solicitar un servicio de merienda.
3. Monasterio Santa Clara de Puan
Fue fundado en 1982 por cinco hermanas Italianas provenientes de cuatro monasterios de ese país europeo (Atri, Chieti, Pollenza y San Severino). Las religiosas llegaron a Argentina en plena guerra de Malvinas.
El Monasterio Santa Clara de Puan ofrece hospedaje a personas que buscan tranquilidad y conexión.
Actualmente son diez mujeres de diferentes partes (La Plata, Florencio Varela, Tres Aroyos, Merlo, Mercedes, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba y Resistencia) las que viven en el lugar, más tres hermanas fundadoras, ya que dos fallecieron.
“Cultivamos la huerta, se crían animales para consumo de la comunidad, se realizan Hostias y trabajos de ornamentos litúrgicos para las Iglesias, el cuidado de la casa”, cuentan las hermanas sobre la vida en el lugar.
El monasterio, ubicado en el cerro Chico, forma parte del circuito turístico religioso del partido de Puan. Cuenta con servicio de hospedaje para personas interesadas en buscar un espacio de silencio y retiro.
Así luce el parque del Monasterio Santa Clara de Puan.
Junto a la construcción, entre sierras y árboles de todo tipo, está el Santo Sepulcro. También se puede ver la imponente cruz, que en su base tiene la imagen de Cristo resucitado, y detrás la de la Virgen niña.
A unos metros, está la Porciúncula, una capilla en honor a la Virgen Madre de Misericordia. En la cumbre se ve un Cristo Redentor junto a otra cruz.
Fuente: Clarín