De la misma forma que la primera, la segunda temporada de la serie de Luis Miguel de Netflix es todo un éxito en los países de habla hispana.
El cantante mexicano es una de las estrellas más importantes de la región y cuenta con millones de seguidores desde hace varias décadas que le han permitido hacerse de una inmensa fortuna gracias a la venta de discos, las giras y conciertos, y ahora también en buena parte a las reproducciones en las distintas plataformas musicales, y por supuesto la biopic que protagoniza Diego Boneta, que le ha servido para volver a los primeros planos en plena pandemia, mientras los shows presenciales siguen suspendidos.
El éxito fue tal con la primera temporada de 2018, que ese año se convirtió en el artista con mayor número de reproducciones en Spotify.
Pero los u$s 5 millones que le pagaron por esa primera parte de la serie fueron destinados íntegramente a pagar una deuda con su colega Alejandro Fernández por haber cancelado en 2016 una gira de conciertos que iban a dar juntos. En tanto que por la segunda temporada se dice que recibió unos u$s 15 millones.
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De acuerdo al sitio especializado Celebrity Net Work su fortuna se puede estimar en alrededor de u$s 180 millones, aunque para Forbes alcanza «apenas» los u$s 45 millones. Sin embargo, y como bien se representa en la serie, el popular cantante no sólo ha tenido problemas en lo personal, sino también en lo financiero.
La primera vez fue al llegar a la mayoría de edad, cuando descubre una importante deuda con el fisco mexicano heredada por la mala administración de su padre y representante, Luisito Rey, quien desvió millones de dólares al extranjero.
En cuanto a lo que cobra por concierto, se habla de cifras que rondan el millón de dólares, por lo que genera fortunas en este sentido. Por ejemplo, la gira México En La Piel de 2005-2007, con más de conciertos, alcanzó el puesto número 1 en el Billboard World Top Boxscore. Asistieron al tour más de 1,5 millones de espectadores y recaudó alrededor de u$s 95 millones.
Mientras que por los conciertos privados la cifra puede llegar a duplicarse o hasta triplicarse dependiendo el caso.
En Las Vegas, donde actúa con regularidad, las entradas a su espectáculo tienen precios que van de los 300 a los 1500 dólares, según releva la revista mexicana GQ.
Fuera de la música, su proyecto más personal fue la creación y comercialización de su vino, Único Luis Miguel, de origen chileno y cuyo precio, si se consigue, oscila los $ 10.000 argentinos. El tema es que ya no se fabrica más y quedan pocas botellas en stock.
En cuanto a cómo gasta lo que gana, GQ indica que el cantante es aficionado a la buena vida, lo que incluye autos y relojes de lujo, así como indumentaria de grandes marcas.
Actualmente reside en Miami, en un lujoso penthouse en el edificio Jade en Brickell Bay, donde dispone de comodidades propias de un resort cinco estrellas, incluyendo un jardín tropical, una pileta «infinita» y un spa de lujo.
También posee otras propiedades, principalmente en México y en Estados Unidos
De todas formas, el aislamiento por la pandemia lo pasó a bordo de su yate, adquirido en 2007 por u$s 16 millones, que le fue confiscado en 2016 en medio de otra crisis económica y que para recuperarlo tuvo que pagar los u$s 122.000 que acumulaba de deuda con la Marina en Miami por no pagar mantenimiento e impuestos. El barco tiene 33 metros de eslora, capacidad para 20 personas, cuatro cabinas de huéspedes y cuatro de tripulantes.
En lo que respecta a los vehículos, tiene un Maybach 62, cuyo precio promedio es de u$s 500.000, un Mercedes-Benz Clase S; una Ferrari 360 Spider, y pudo salvar un Rolls Royce Phantom del juicio que mantenía con su exmanager, William Brockhaus.
Mientras que en su muñeca luce modelos de relojes de marcas como Rolex o Cartier, para vestirse apuesta por lo más alto del ecosistema de la moda con marcas como Brioni, Ermenegildo Zegna, Versace y John Lobb.
Y corre el rumor de que es muy espléndido con sus parejas, a las que regala joyas de firmas de primer nivel, de hecho estaría por lanzar una línea propia en este sentido.
Fuente: El Cronista